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El tema es el espejo

Publicado por Alberto Benegas Lynch

Básicamente hay dos formas de proceder en la vida: para impresionar a los demás o para acatar los dictados de la propia conciencia. Sin duda que pueden existir actitudes que tengan efectos cruzados. La conducta que sigue los preceptos de la honestidad intelectual también impresiona en un sentido o en otro a los demás y los actos que solo buscan caer en gracia a terceros repercuten en la conciencia del sujeto actuante. Sin embargo, los dos procedimientos son en su raíz de naturaleza sustancialmente distinta puesto que tienen diferentes nortes. Uno busca el aplauso  y otro apunta a un objetivo interior, este último se guía sin vueltas ni dobleces por lo que le dice el espejo cuando se ve reflejado.

En un caso, las más de las veces, se vive para caer simpático, en el otro se da prelación a la arqueología interior, a lo que se estima es bueno. En la primera situación descripta la bondad o maldad del acto resulta irrelevante, mientras que en la segunda se considera vital la diferencia.

Son dos maneras de vivir absolutamente distintas y opuestas. La persona que tiene poco o nada dentro suyo, la que no cuenta con una personalidad arraigada, la que se siente amparada por lo que hacen y dicen los demás, esa persona basa su conducta en el “que dirán” y lleva a cabo todos los zigzagueos necesarios en sus procederes para conformar a los de afuera. En cambio, la persona que está bien alimentada espiritualmente, la que revela una marcada personalidad, la que en verdad tiene autoestima y dignidad, se maneja con los dictados de la propia conciencia y considera que hacer el bien le hace bien y lo engrandece y si fuera a dejarse llevar por la corriente de opinión que prevalece siente que sucumbe, se degrada y, lo que es peor, se traiciona a si mismo.

Y no es que quien lleva una vida decente no deba escuchar otras opiniones. Muy por el contrario, una persona de integridad moral busca estar informada, no se conduce a tontas y a locas. Es conciente de la propia ignorancia por lo que está atenta a la incorporación de nuevos elementos de juicio pero, al actuar, lo hace con la frente alta y convencido de que lo que realiza es lo mejor. Su meta es la excelencia y el mejoramiento. No se avergüenza de cambiar de posición cuando percibe el error.

Quienes hacen y dicen lo que hacen y dicen los demás se convierten en los demás y terminan con diversos grados de vacíos existenciales y, muchas veces, en el diván del psicoanalista para que le digan quienes son. En realidad le dan la espalda a la condición humana, se niegan a utilizar las herramientas del libre albedrío y prefieren seguir sumisamente las decisiones de otros en una secuencia que no encuentra el centro de gravedad. Al no optar por la conducta que saben es el bien se niegan a si mismos y se infringen daño porque hacer lo bueno no es para hacerle un favor a alguien exterior a cada uno sino a uno mismo.

En última instancia la vida es una prueba para ver como somos y a que categoría moral pertenecemos. La decisión está en las manos de cada uno pero el espejo no engaña, refleja lo que ve, mientras que las alabanzas o las condenas de otros pasan por filtros diferentes al siempre fiel espejo.

Todos actuamos en nuestro interés personal, lo cual es una perogrullada ya que si lo que hacemos no está en nuestro interés ¿en interés de quien hacemos lo que hacemos? Está en el interés de la madre el cuidado de su hijo, está en interés del filántropo su filantropía, está en interés del asaltante el éxito de su delito etc. El asunto consiste en detectar con claridad que el interés coincida con lo que le hace bien al sujeto actuante. Escribe el médico y ex profesor de psicoanálisis en la Universidad de Cornell, Masao Miyamoto, en su Straitjacket Japan, que resulta muy destructivo para las personas que respetan sus autonomías individuales la educación japonesa en gran medida basada en la perversa noción de la presión del messhí hoko que significa sacrificarse en pos del grupo, lo cual, claro está, hace que “las personas de talento resulten víctimas” con las consecuencias negativas, precisamente, para el grupo, es decir, mirando los contrafácticos, imaginarse los mejores resultados si se respeta la condición humana de la individualidad que para nada contradice la capacidad de formar equipos y la necesaria cooperación social, siempre sustentada en el interés personal. La obligación y la imposición de sacrificarse para otros destroza la dignidad y la autoestima. La sociedad abierta está cimentada en que cada uno en busca de su interés personal necesita servir a su prójimo tal como nos enseña Adam Smith, filosofía tan bien resumida por Nathaniel Branden en su Honoring the Self. Incluso, como hemos apuntado en otras oportunidades, Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica afirma respecto al precepto de “amarás al prójimo como a ti mismo, por lo que se ve que el amor del hombre para consigo mismo es como un modelo del amor que tiene a otro. Pero el modelo es mejor que lo moldeado. Luego el hombre por caridad debe amarse más a si mismo que al prójimo” (2da.2da., q. xxvi, art. iv ). Por otra parte, el que se odia a si mismo es incapaz de amar puesto que, como queda dicho, el amor a otro debe satisfacer a quien ama.

Como tan acertadamente dice la canción  A mi manera, escrita por Paul Anka y tan bien cantada por Frank Sinatra: “¿Qué posee un hombre si no es a si mismo si no dice lo que verdaderamente siente y no las palabras de uno que se arrodilla?”. El espejo es infalible: se pronuncia sin condescendencias de ningún tipo y especie. No hay engaño ni ficción posible y si lo que revela es un timorato incapaz de decir en voz alta lo que piensa es la verdad, la condena es segura e inmisericorde, ese veredicto es inapelable y es el único que vale porque como dice el aforismo “en gran medida la vida es como un espejo, nunca devuelve más ni menos de lo que se le ofrece”. El fallo del espejo es irreversible (lo hecho, hecho está), solo podemos modificar el futuro para que el reflejo descubra otras aristas.

También es pertinente apuntar que el espejo pone al desnudo los estados de ánimo: la alegría y la tristeza. Lo primero constituye un ingrediente esencial para vivir, el sentido del humor es clave (especialmente la capacidad de reírse de uno mismo), pero la tristeza es también un estado anímico muy respetable y objeto de consideración. Nada hay más estúpido que los que consideran que todo debe presentarse como estallidos irrefrenables de algarabía “hay que pasarla bien” (nunca enfrentar problemas y no hablar seriamente porque puede arruinar la fiesta), “hay que divertirse” (es decir desviarse de lo central). Estos papanatas que siempre tuvieron fuegos artificiales en el seso fenecen sin saber porque vivieron y habitualmente le escapan al espejo, no vaya a delatar una preocupación medular o una reflexión sustancial con algún viso de infortunio.

El espejo también sirve para interrogarse mirándose a los ojos y para constatar la evolución (o involución) de la figura reflejada. Mario Benedetti decía que “cuando creía tener todas las respuestas, me cambiaron las preguntas”, una posibilidad cierta que a cada rato se nos presenta…el ejercicio de plantearse nuevos cuestionamientos es saludable para estar atento a la incorporación de conocimientos y aplacar nuestra ignorancia. Pero tengamos presente que la educación no significa asistir a la escuela (puede ser el antónimo de educación), recordemos que Borges, que fue educado en su casa hasta mucho más allá de la edad convencional, escribió: “Tuve que suspender mi educación para asistir a la escuela”.

El tiempo en que vivimos es corto y no hay espacio para vacilaciones, en las manos de cada uno de nosotros está la decisión. Se cuenta que una vez, un joven intentó engatusar a un maestro en la India y planeó llevar escondido en sus manos un pájaro y le preguntaría a su interlocutor que tenía y si acertaba le preguntaría si estaba vivo o si estaba muerto con lo que consideró era imposible que diera en la tecla porque si decía que estaba vivo lo estrangularía y si decía que estaba muerto lo dejaría volar. Llegado el momento y después que el maestro dijo con firmeza que llevaba un pájaro, frente a la pregunta clave, el sabio respondió “eso está en tus manos”.

¿Cómo definir al populismo? De manera sintética serían aquellas políticas económicas cuyo objetivo es incrementar la redistribución de ingresos (vía el Estado) mediante el consumo del capital. ¿Cómo se hace esto? De múltiples maneras: controles de precios, incremento tributario a las personas de mayor capacidad de ahorro, prohibiciones de exportación, congelamiento de las tarifas de servicios públicos, regulaciones, etc. En síntesis, “pan para hoy y hambre para mañana”.

Todos en el planeta sabemos que ni Santa Claus ni los Reyes Magos existen, son los padres o abuelos o parientes los que hacen los regalos el 24 de diciembre y el 6 de enero de cada año. Los bienes y servicios no son maná del cielo, hay que producirlos. Y para producirlos tiene que haber un proceso de capitalización previo, es decir, ahorro y luego inversión. El populismo intenta, muchas veces con éxito rotundo, que el consumo presente se incremente a niveles altísimos gracias a la redistribución que puede hacer el Estado. Claro que para eso alguien tiene que pagar la “fiesta”. El reparto de bienes y servicios se financia, en este tipo de políticas, confiscándoles a otros sus ingresos y patrimonios, es decir, afectando en última instancia la inversión presente y por ende el consumo futuro. No hay producción futura si no hay inversión presente.

Hace un par de semanas participé de un debate en la universidad en el cual discutimos las posibilidades que en Guatemala existen para que un proceso de populismo se profundice (mayor al que tradicionalmente hay). Después de idas y vueltas, mientras los otros ofrecían sus diversos argumentos a favor o en contra, hice una cuenta simple. Si se considera que una persona deja de ser pobre (creo que esto lo mide así el Banco Mundial) cuando su ingreso supera los $3 diarios, me pregunté: cuánto costaría que el Estado guatemalteco reparta esa cantidad de dinero entre la población pobre. Veamos: si hay aproximadamente 7 millones de pobres en Guatemala (el 50% de la población total) este programa anti-pobreza tendría un costo de unos $7.665 millones anuales, el equivalente a casi 20% del PIB. El presupuesto actual del gobierno central guatemalteco es de unos 52.000 millones de quetzales y este programa tendría un costo de poco más de 61.000 millones de la misma moneda. O sea, habría que incrementar el gasto público en un monto similar a las erogaciones actuales que financian todas las funciones del Estado guatemalteco. Para ser más precisos habría que aumentar el gasto público un 117% más. Obviamente, imposible.

En los últimos 25 años cientos de millones de personas en el planeta han salido de la pobreza pero no gracias al reparto populista sino al aumento de ingresos vía una mayor productividad. El mejoramiento del “clima de negocios” ha desatado un proceso de inversión en regiones como la India, China, países africanos y latinoamericanos cuyas tasas de crecimiento superaron anualmente el 6 o 7% (en China un poco más, el 9 o 10% anual).

Este tipo de procesos no es un juego de suma-cero, como el que aman los populistas, sacarle a unos para regalarle a otros. Es un juego de suma-positiva, un proceso donde todos ganan. Mayores inversiones en contextos de mercados abiertos y competitivos conducen a un aumento de productividad que se refleja en mayor cantidad de bienes y servicios, menores costos de producción unitarios, mayor rentabilidad y, también, mejores salarios. El populismo tiene “patas cortas", claro que a veces ese corto plazo dura demasiado respecto a la vida de las personas. Quitándole el fruto del esfuerzo a algunos para repartirlo entre otros solo mejora la situación de los más pobres al principio, pero los condena a la pobreza en el mediano y largo plazo ya que el stock de inversiones sufre por la mayor confiscación.

Publicado originalmente en Proceso Económico el 7 de marzo de 2011.

África por dentro

Publicado por Alberto Benegas Lynch

Salvo Sudáfrica, que en gran medida ha sido tocada por instituciones civilizadas (especialmente post apartheid), en el resto del continente africano las personas viven como animales, menos los gobernantes que se desenvuelven en la opulencia fruto del latrocinio y la rapiña (el ejemplo más difundido es el de Idi Amín Dada de Uganda, “el primer caníbal con refrigerador” como lo denomina Paul Johnson debido a los humanos que engullía, cuyo patrimonio neto ascendía a ocho mil millones de dólares).

Paradójicamente, África cuenta con los recursos naturales más abundantes del planeta pero los regímenes prevalentes se sustentan en aparatos estatales que esquilman a todos en base a empresas expropiadas, precios controlados, reformas agrarias, manipulación monetaria extrema (el signo monetario de Zimbawe cuenta con el billete de mayor denominación: cien trillones de dólares de ese país), impuestos asfixiantes, inexistencia de justicia, fuerzas armadas y policiales al servicio del saqueo, crímenes políticos permanentes, constantes asaltos gubernamentales a quienes se consideran “súbditos-rebeldes”, todo lo cual se refuerza en grado sumo con las carradas de dólares provistos por entidades nefastas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que resultan un estímulo colosal para continuar con regímenes corruptos.

Esa vasta tierra misteriosa de la cual todos los humanos provenimos, tal como, entre tantos otros, explica Spencer Wells, el biólogo molecular de Stanford y Oxford en su fascinante obra titulada The Journey of Man editada por Princeton University Press, por esa razón la sentimos de algún modo como propia. A menos que se suscriba la absurda lacra del racismo, la suerte de esos parientes lejanos no se debe a otra cosa que al sistemático y horroroso desenfreno del Leviatán que no da respiro para una vida propiamente humana, en donde las pestes, las hambrunas y la más sórdida de las condiciones se imponen a familias que en algún momento han debido soportar la cacería esclavista con la repugnante complicidad de sus propios compatriotas. El colonialismo de Inglaterra, Bélgica, Francia, Alemania y Portugal no son justificativos para la pobreza puesto que EE.UU. y otros muchos lugares también fueron colonias y progresaron. En el caso que nos ocupa las pesadas botas de los soviéticos se ocuparon de contratar energúmenos que infectaron mentes a su paso en el sentido señalado al comienzo.

Ahora, en varios países africanos se han puesto de manifiesto estallidos sociales y revueltas de magnitud insospechada hasta hace relativamente poco tiempo. Algunas giran en torno a nuevos autoritarismos militares con rostros renovados, otros reclaman teocracias totalitarias y, finalmente, los hay quienes, hartos de mandones, quieren vivir en libertad. Por el momento, desafortunadamente, estos últimos reclamos constituyen minorías frente a las turbas enfurecidas que conducen sus acciones y manotazos de ahogados para desembocar en un cambio de amo (aunque mientras escribo estas líneas bien dice Jean-Daniel Bensaid de Le Nouvel Observateur que de todos modos estas sublevaciones “han producido una enorme fisura en la autoridad simbólica”).

En lo que sigue de este artículo me baso en el formidable libro de Ryszard Kapuscinski titulado Ébano, que al leerlo uno se sumerge profundamente en el continente negro de treinta millones de kilómetros cuadrados y es trasportado a vivir con lujo de detalle en África como probablemente ningún otro libro sea capaz de hacer con tanta fuerza y asombroso realismo. Al leerlo se olfatean las aromas de dátiles, almendras, hojas de laurel, plátanos, naranjas y azahares, se escuchan las voces, los ruidos y las músicas descriptas, se enfrasca uno en el húmedo calor diurno, dan vértigo los inmensos espacios abiertos, asustan las acechanzas de animales de todo tipo y especie y hasta se sienten en carne propia los dolores y las alegrías de que nos habla tan elocuentemente el autor. Sobre todo sobresalen los dolores espantosos en medio de una riqueza natural casi sin parangón. El libro pone al descubierto con contundencia que el marco para la vida es del todo propicio, las condiciones exteriores para la felicidad están concedidas pero el hombre es grandemente desdichado por sistemas siniestros que establece los cuales más que anulan las bendiciones exteriores que ha recibido en el contexto de una vegetación exuberante y siempre generosa y bien dispuesta. En los tramos más sobresalientes del libro se describe la desgracia humana y su incapacidad de rectificar el rumbo macabro que ha decidido emprender y mantener a rajatabla para la desdicha más brutal de quienes tienen sentido de dignidad y autoestima.

Salvo acotaciones marginales y una nota final, todo lo que escribo a partir de ahora en este artículo son reflexiones y observaciones del gran Kapuscinski. No intento condensar sino apenas ilustrar con solo algunas muestras su magnífica obra publicada por Anagrama, en Barcelona, a través de los siguientes puntos, aunque el autor aclara que sobresimplifica para reflejar comportamientos y costumbres lo cual no debe conducir al estereotipo ya que las personas son todas distintas.

  • El sentido del tiempo en África no es objetivo y fuera del hombre sino subjetivo y enteramente elástico y aparece en tándem con las actividades de la gente. El bus no sale a cierta hora, comienza su recorrido cuando se ocupa a pleno. Las reuniones y fiestas no se celebran a cierta hora prefijada sino cuando llega la gente, lo cual convierte el día en extenuantes letargos y en un estado de sopor interminable.
  • Los peligros permanentes que deben afrontar los habitantes los hacen estar siempre en tránsito, son nómades, aunque de movimientos lentos son peregrinos e inmigrantes en su propia tierra y están acostumbrados a caminar en fila india ya que hay senderos que comparten con los animales puesto que las carreteras son escasas. Por ello son más bien callados, acostumbrados a la fila india, se torna dificultoso el intercambio de ideas. Y cuando aparecen caminos terregosos invitan a que se avance por eternos trechos sin señalamiento alguno y que, sin previo aviso, súbitamente, el camino se bifurca sin saber uno donde tomar y, cundo uno se decide, comprueba que la polvorienta ruta no conduce a ninguna parte cuando no encuentra antes “mil monumentos de granito oscuro” que son búfalos tercamente inmóviles.
  • En esas zonas “el sol sale como catapultado, como si alguien lanzase al aire una pelota. Enseguida vemos la esfera incandescente tan cerca de nosotros que nos embarga una sensación de temor. Por añadidura, la esfera no para de afluir hacia nosotros” hasta que termina la luminosidad y “se acaba el día, y enseguida cae la noche como si alguien, con un repentino movimiento de interruptor, desconectase el generador del sol”.
  • El rito del saludo resulta crucial para el futuro de las relaciones, la forma como se da la mano marcará el tenor del vínculo. Si es parco o si por el contrario es rebosante en energía y de “terrible ímpetu”. Esto último constituye un buen signo y encamina las buenas amistades “como si en lugar de estrecharle la mano al visitante quisiéramos arrancársela”.
  • La tierra no se puede dar ni vender porque pertenece a los antepasados (tal vez un pretexto para que disponga el autócrata del momento). “En África el individualismo es sinónimo de desgracia, de maldición. La tradición africana es colectivista” (lo cual es exacerbado por los gobernantes por fuera del clan y la tribu). Un fulano explicó que huyó de la parentela abrumado por el sistema: “lo había compartido todo con ellos durante mucho tiempo pero finalmente se hartó”.
  • En el interior de las chozas se encuentran también animales, especialmente serpientes y generalmente cobras. En el exterior hay leones: los más peligrosos para el hombre son los más viejos que al no poder alcanzar a sus presas queda rezagado de la manada a la espera de una caza más accesible.
  • La muerte del elefante permaneció durante mucho tiempo como un misterio insondable. No se encontraban en ninguna parte restos de elefantes como ocurría con otros animales. Finalmente se descubrió que los más viejos al acercarse a las lagunas para saciar la sed perdían la flexibilidad de la trompa para succionar y llevar el agua a la boca para lo cual se internaban en el lago para acercar la boca al líquido lo cual suele empantanar al animal y bloquear su retirada con lo que fenece y, sin dejar rastros de su existencia, se hunde en las profundidades del líquido que en su momento aplacaría su sed.
  • La malaria es muy frecuente y mata a millones de personas. Los síntomas son primero una gran inquietud interior y luego ataques de intenso frío al que se agregan convulsiones terribles, mareos intermitentes y dolores muy fuertes en todo el cuerpo. La más benigna es la que se traduce en lo que se asemeja a estados gripales recurrentes y es irreversible, no se cura nunca. A cada rato se ven personas como entumecidas que no contestan a ninguna requisitoria, están como en el limbo: están afectadas por la malaria. A su vez, esta enfermedad reduce tanto las defensas que el cuerpo frecuentemente contrae otra enfermedad, generalmente tuberculosis.
  • Los nombres de los niños se asignan según los acontecimientos que ocurren cuando se produce el alumbramiento. Así son frecuentes los nombres de “Mañana Fresca”, “Sombra de Acacia”, “Educación” (porque ese día se instaló un colegio) etc.
  • Los accidentes de la meteorología son asimilados a los acontecimientos políticos: “la gente corriente trata los cataclismos políticos —golpes de Estado, alzamientos militares, revoluciones y guerras— como fenómenos pertenecientes al mundo natural. De ahí que demuestran ante ellos los mismos sentimientos de resignación apática y fatalismo. Como si se tratase de una inundación o una tormenta. No se puede hacer nada, hay que esperar que pasen, guarecerse bajo el techado y de vez en cuando levantar la vista hacia el cielo a ver si ya han desaparecido los rayos y se han alejado las nubes”. Los nuevos megalómanos declaman que esto cambiará la faz de la “gran república”, que vendrá “la libertad auténtica”, que debe frenarse “la carrera de nuestros políticos hacia el enriquecimiento vertiginoso”, que debe ponerse coto a “los lobos políticos que han saqueado al país” quienes también han ejecutado medidas por las que “los derechos humanos básicos han sido brutalmente violados”, en resumen “hay que acabar con todos los que tenían opiniones distintas” a las del nuevo elenco gobernante y así sucesivamente. Uno de los ministros ostentaba seriamente el título de “ministro de escuelas, universidades, radio, prensa, museos, ciencia, cultura, arte y propaganda” (cualquier parecido con otros lares no es mera coincidencia sino generalizada estupidez).
  • La inseguridad es permanente, los robos, amenazas y crímenes están a la orden del día. La privacidad es imposible, la mayor parte de las puertas no existen porque dicen los lugareños que “vivimos todos juntos, formamos una familia, una comunidad; niños, adultos y viejos, nunca nos separamos”, pero incluso los niños se matan entre si: “Pues bien, en África los niños llevan años, muchos, mucho tiempo matando a otros niños, y en masa”. Y la mujer es prácticamente una cosa de la que se sirve el varón “al ver acercarse a un hombre, las mujeres del lugar se apartan del camino y se ponen de rodillas. Arrodilladas, esperan hasta que se aproxime. La costumbre manda saludarlas. Ellas, al contestar, preguntan que pueden hacer por el. Si el les dice que nada, esperarán hasta que se marche, se levantarán y proseguirán su camino.”
  • Con todo, la indescriptible generosidad de la naturaleza en esa parte del mundo es notable bajo cualquier parámetro que se la considere y ofrece espectáculos panorámicos de una belleza inusitada.

Decimos nosotros que en verdad constituye un atraco al sentido común el despilfarrar tantos dones naturales a manos de castas de forajidos que se reiteran para aplastar de modo inmisericorde cualquier signo de creatividad debido a la destrucción más completa de los más elementales derechos, desafortunadamente con el apoyo directo o indirecto de otras naciones que en lugar de enfatizar la necesidad de establecer marcos institucionales civilizados, proponen la profundización de las políticas estatistas que demuelen toda posibilidad de progreso. Como queda dicho, todos venimos de ese continente: aunque más no sea por amor a ese lejano terruño, todos deberíamos contribuir a reencauzar los valores y principios que, en otras partes, han sido capaces de  convertir desiertos en vergeles.

Publicaro originalmente en El Diario de América (EE.UU.) el 3 de marzo de 2011.

La publicación esta semana de los cables de Wikileaks por parte de La Nación levantó de nuevo el muerto del debate sobre el TLC con EE.UU. En particular, la gente que votó por el NO ha pegado el grito al cielo por lo que dicen son revelaciones de la intromisión de la administración Bush en la campaña por el referéndum del 7 de octubre del 2007. Para eso señalan un cable en donde los mismos funcionarios de la embajada estadounidense se atribuían parte del crédito por la victoría del SÍ. Sin embargo, una vez más la gente del NO cae en exageraciones y distorsiones a la hora de analizar los hechos.

La gente del NO se queja por las declaraciones que hicieran el sábado antes del referéndum tanto la Casa Blanca como la representante comercial de EE.UU., Susan Schwab, en el sentido de que Washington no renegociaría el TLC en caso de que ganara el NO, y que no podía asegurar la permanencia de las preferencias arancelarias que hasta ese momento disfrutaban gran parte de las exportaciones costarricenses hacia EE.UU. ¿Fue gratuita esta intervención? En lo absoluto. Las declaraciones de Susan Schwab fueron una respuesta a una carta previa enviada por la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, donde afirmaban que Costa Rica no tenía nada qué temer por rechazar el TLC, ya que podíamos contar con seguir disfrutando ad perpetuam las preferencias arancelarias de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Pelosi y Reid mandaron esta carta a solicitud de la campaña del NO, en particular, Ottón Solís, quien también invitó al país a otros políticos estadounidenses para que convencieran a los costarricenses a votar contra el TLC. Si alguien le abrió la puerta a la intromisión de EE.UU. en dicha campaña, fue el NO.

Una semana después del referéndum, el Washington Post describió con lujo de detalle la reacción casi que incrédula que hubo en la Casa Blanca en las altas horas de la noche del viernes antes del referéndum por la intromisión de Pelosi y Reid en la campaña del TLC en Costa Rica. Fue a raíz de esa carta de los líderes demócratas en el Congreso que la administración Bush se vio obligada a hacer una aclaración el sábado 6 de octubre mediante la representante comercial, Susan Schwab. ¿Estaba la Casa Blanca asustando con la vaina vacía? ¿Quién decía la verdad sobre las preferencias arancelarias y la posible renegociación del TLC, la administración Bush o el dúo Pelosi-Reid?

Basta ver lo que sucede ahora con los tratados comerciales que EE.UU. negoció con Colombia y Panamá durante la administración Bush y que los demócratas en el Congreso estadounidense y en la admnistración Obama se rehusan tanto someter a votación como a renegociar. Ottón Solís todavía insiste en que Costa Rica pudo renegociar el TLC. ¿Cómo es que sus amigos demócratas no le han ofrecido esa opción a los panameños y colombianos?

En cuanto a la permanencia de las preferencias comerciales, el tiempo también le ha dado la razón a la administración Bush. Por ejemplo, el pasado 12 de febrero expiró el Andean Trade Preferences Act (ATPA), la cual permitía que más de la mitad de las exportaciones colombianas a EE.UU. entraran libres de impuestos. Este programa también beneficiaba a Ecuador, país que rechazó negociar un TLC con EE.UU.. Debido a diferencias entre republicanos y demócratas, la ATPA expiró y ahora todas las exportaciones colombianas y ecuatorianas deben pagar aranceles para entrar al mercado estadounidense. No solo eso, en diciembre pasado el Congreso estadounidense también dejó expirar el Sistema Generalizado de Preferencias (GSP), el cual beneficiaba a 131 países en desarrollo (incluyendo en su momento a Costa Rica). A esto hay que sumarle que los beneficios que Costa Rica disfrutaba bajo la Iniciativa de la Cuenca del Caribe en cualquier momento se podían perder por decisión de la Organización Mundial del Comercio.

El dúo Pelosi-Reid, así como los otros políticos estadounidenses invitados por Ottón Solís, no podían garantizar la permanencia de ninguno de estos sistemas preferenciales, como ahora lo pueden atestiguar los colombianos. La administración Bush hizo bien en aclarar las cosas el día antes del referéndum.

Si la gente del NO quiere buscar responsables por la intromisión de EE.UU. en la campaña del TLC, debe verse primero al espejo.

Vean este video en el que la diputada venezolana María Corina Machado, con una visión clara y un coraje admirable, habla ayer verdades sobre la realidad venezolana en la Asamblea Nacional dominada por el chavismo.

A todos los que nos interesa el futuro del mundo libre nos preocupa el futuro del país que ha sido el baluarte del mundo libre puesto que de un tiempo a esta parte vienen ocurriendo allí sucesos que van a contracorriente de la tradición estadounidense. Al resto del mundo le va la vida si EE.UU. sufre un revés de proporciones. En la historia de esa gran nación ha habido momentos de grave flaqueza también por haberse apartado de los valores y principios establecidos por los Padres Fundadores, pero los gobiernos de George W. Bush y lo que va del de Obama se han convertido en una pesadilla peligrosa. El primero de los nombrados ha elevado a niveles astronómicos el gasto público, la deuda federal, el déficit fiscal y las regulaciones burocráticas, al tiempo que provocó la burbuja inmobiliaria a través de la demagógica política de otorgar créditos hipotecarios sin las suficientes garantías, empeoró la situación financiera de la mal llamada “seguridad social”, inauguró la inmoralidad de los “salvatajes” de empresas quebradas con recursos coactivamente detraídos de terceros, monetizó parte de la deuda y decretó la “guerra preventiva” contra Irak que no tenia ninguna relación con la masacre del 11 de septiembre de 2001, promulgó la ley conocida como “Pariot Act” por la que podía detenerse sin orden de juez competente y sin el debido proceso. En líneas generales Obama ha hecho mucho más de lo mismo con más entusiasmo y convicción que su predecesor. EE.UU. está hoy en una situación sumamente peligrosa. Por más riqueza acumulada ningún país por más fuerte que sea puede impunemente adoptar políticas irresponsables a niveles superlativos sin pagar los costos.

Para las próximas elecciones presidenciales se mencionan varios candidatos para oponerse al actual mandatario (que actúa como mandante) pero el que se destaca por sobre todos los demás en las filas republicanas es, sin duda, desde mi perspectiva, Ronald Ernest “Ron” Paul de setenta y cinco años de edad, representante en el Congreso Nacional por un circuito tejano durante tres períodos consecutivos, dos veces candidato presidencial (1998 y 2008), médico y autor de varios libros de peso. Es el único candidato del todo consistente con los consejos de los Padres Fundadores y consecuentemente con los preceptos constitucionales, un genuino liberal (o libertario como dicen en EE.UU.) quien cita reiteradamente en sus trabajos a pensadores como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y Murray Rothbard. Y ahora, en línea con las propuestas del Tea Party, rechaza tanto el establishment estatista enquistado en el Partido Republicano como a los “progresistas” del Partido Demócrata. Veamos sus propuestas que contrastan abiertamente con las de sus colegas y a las que personalmente adhiero sin reservas (lo cual, en mi caso, es una rareza tratándose de un político):

  • Se opone a la exterminación de personas por nacer en base a su profesión médica en concordancia con las explicaciones de la microbiología en cuanto a que desde el instante de la fecundación del óvulo existe un ser humano con toda su carga genética completa, en potencia de muchas cosas como el resto de los mortales pero en acto de la especie humana, una persona que no aparece por arte de magia en el momento del alumbramiento como si en ese instante se hubiera producido una mutación de la especie (por cierto resulta bastante patético observar a partidarios del aborto cacarear sobre “derechos humanos”).
  • Insiste en la imperiosa necesidad de abrogar el impuesto progresivo debido a que no solo distorsiona las posiciones patrimoniales relativas votadas en el proceso de mercado sino que constituye un tributo regresivo debido a que afecta la capitalización y, por ende, los salarios en términos reales.
  • Muestra los serios inconvenientes que genera la banca central al afectar los precios relativos tanto si decide expandir, contraer o dejar intacta la base monetaria por lo que sugiere liquidar la Reserva Federal. Explica que esta entidad es responsable por el debilitamiento del dólar a través de la manipulación monetaria que se traduce en el arbitrario manejo de la tasa de interés, la monetización de la deuda, la administración de encajes, las operaciones en el mercado abierto, los adelantos a la tesorería y los inaceptables “bailouts”.
  • Reiteradamente ha demostrado los grandes beneficios de retornar a un verdadero federalismo en el que los estados miembros manejen sus negocios y controlen al gobierno central, lo cual también al descentralizar y fraccionar el poder evita los problemas de las mayorías compactas votando temas bien alejados de sus intereses específicos.
  • Sistemáticamente ha votado en contra de la deuda federal y del aumento de gastos públicos, el déficit fiscal y los subsidios (por eso es conocido en el Congreso como “Doctor No”).
  • Ha declarado que las guerras son contrarias a los valores expresamente puestos de manifiesto por los Padres Fundadores (fue el único candidato presidencial que se opuso a la irrupción militar en Irak), guerras que además afectan la libertad de expresión bajo el pretexto de la seguridad y lesiona las libertades individuales (vehementemente fundamentó su votó en contra de la “Patriot Act”), además de agrandar al Leviatán y comprometer patrimonios de futuras generaciones, lo cual no es óbice para dar caza a los terroristas dadas las múltiples agencias existentes para esos propósitos, en cuyo contexto critica acérrimamente la tortura y suscribe la imperiosa necesidad del debido proceso.
  • Ha argumentado en detalle la necesidad de eliminar la mayor parte de los departamentos gubernamentales elefantiásicos que solo sirven para atropellar los derechos de los gobernados y gastar el dinero de los contribuyentes, en especial el de educación tal como lo intentó Reagan.
  • Fundamenta las grandes ventajas de asignar derechos de propiedad también para el caso de la ecología en lugar de dar rienda suelta a figuras tales como “los derechos difusos” y “la subjetividad plural” que terminan destruyendo la propiedad privada, al tiempo que pone al descubierto las falacias tejidas en torno a fenómenos como el calentamiento global.
  • Suscribe la Segunda Enmienda en el sentido del derecho a los ciudadanos a poseer y portar armas para defenderse de los criminales que nunca pedirán un permiso para recurrir a las armas y quienes estarán en ventaja manifiesta frente a su sus víctimas si están desarmadas.
  • No comparte para nada la denominada “lucha contra las drogas” porque cree que los descomunales márgenes operativos fruto de la prohibición provoca la aparición de “pushers”, corrupciones alarmantes tal como sucedió con la Ley Seca, costos siderales que deben sufragar inocentes y atropellos indecibles a derechos de personas que están y las que no están involucradas en la producción, tráfico o consumo de estupefacientes (desde dos mil años antes de Cristo hasta el comienzo de la mencionada lucha en 1971, no hubieron problemas con las drogas alucinógenas para usos no medicinales ni aparecieron las sintéticas que solo se justifican debido a los antedichas ganancias exorbitantes).
  • Ha desarrollado las muchas razones por las que ha bregado por la completa libertad de asociación sindical y los graves perjuicios que crean leyes como la National Right to Work Act en la que la representatividad del sindicato se torna compulsiva, hace posible la intimidación sindical, permite el tipo de huelgas en las que se somete a procedimientos violentos a quienes desean trabajar y, asimismo, ha puntualizado la corrupción que significa la alianza del poder político con grupos empresarios y el consiguiente perjuicio para los consumidores.
  • Puntualiza las graves estafas que significa el quebrado “sistema de seguridad social” y los serios perjuicios que produce el Leviatán metido en la medicina y las empresas de seguros médicos.
  • Respecto de los matrimonios entre homosexuales afirma que en una sociedad libre los contratos deben ser de la naturaleza que las partes consideren apropiada, “pero no hay necesidad de redefinir al marriage que según los diccionarios es unión entre hombre y mujer” (lo cual se traduce en que otras variantes son uniones civiles con todas las combinaciones que los firmantes crean pertinentes y para todos aquellos fines y propósitos que no lesionen derechos de terceros, sin tergiversar el lenguaje puesto que se trata de una expresión con significado preciso –que además, también según los diccionarios, es sinónimo de matrimony que proviene de mater, de parir– y que dificultaría la comunicación, del mismo modo que si se denominara al gato perro y así sucesivamente).

Ron Paul es una persona de un gran coraje moral y honestidad intelectual que constituye una guía y un punto de referencia para retomar el camino de libertad que una vez fue el aspecto medular de la tradición estadounidense. Es de desear, para bien del mundo libre, que en la carrera del 2012 una vez más acepte la postulación a la presidencia del país que fue el ejemplo más extraordinario en la historia de la humanidad. Esto es importante aunque Paul no gane las internas en el Partido Republicano, puesto que su palabra cala hondo en el alma de muchos estadounidenses que constituyen la reserva de ese país, la cual se fortalece en grado sumo cuando aparecen faros que con claridad y determinación muestran un futuro promisorio, de lo contrario seguiremos dando tumbos basados en la terca receta del fracaso otra vez puesta de manifiesto en las bochornosas declaraciones de participantes en la conferencia de Davos que acaba de tener lugar donde, entre otros dislates, el secretario general de la Naciones Unidas dijo que “el capitalismo es un suicidio ecológico”. Mientras el doctor Ron Paul subraya la hipocresía estadounidense al declamar sobre la libertad en el mundo y simultáneamente financiar tiranos-torturadores como el que se instaló durante treinta años en Egipto lo cual es lo mejor para alimentar a grupos extremistas al acecho, y todo con el apoyo de nefastas instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Es hora de prestar atención a este espíritu libre oriundo de Texas si se quiere introducir sensatez y orden conceptual en lo que viene ocurriendo, especialmente cuando magnates que ignoran los principios de la ciencia económica como Donald Trump que proponen dosis de nacionalismo xenófobo “para arreglar” los graves problemas estadounidenses (como el prohibir la adquisición del sesenta por ciento del New York Stock Exchange por la alemana Deutsche Börse y la importación de productos chinos), al tiempo que Jim Jordan –la cabeza del comité respectivo en el congreso de EE.UU.– con razón explica en la legislatura el fracaso estrepitoso del llamado “estímulo a la economía” y los consiguientes “salvatajes” que agravan el cuadro de situación en el contexto de un nuevo presupuesto para el corriente ejercicio fiscal que no apunta a revertir el daño causado por la dupla Bush-Obama en el gobierno federal, sin contar con los estados que ahora aparecen en quiebra: California, New York, Wisconsin, Illinois y New Jersey. El cambio de rumbo se torna imperioso debido a reiteradas demagogias, promesas de cumplimiento imposible y fantasías inauditas e irresponsables en lo que fuera el bastión indiscutido y el punto de referencia más excelso del mundo libre.

Correa visitando a Gaddafi en 2008

En 2008 el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, hizo una parada en Libia para visitar a Muammar Gaddafi, luego de haber visitado a Mahmoud Ahmadinejad en Irán. Al regresar a Ecuador, relató su visita en un programa semanal que se transmite los sábados en todos los medios públicos. Es muy revelador cómo Correa se quedó impresionado por un líder como Gaddafi y, además, sus opiniones acerca de alguien que ya llevaba en 2008 40 años en el poder. Aquí pueden escucharlo:

Y aquí pueden leer la transcripción del audio:

“Llegamos a las 11:00. Vimos una caravana de 20 carros, tremendos carros, Mercedes Benz y todo eso y me llevan directo a la caravana... Bajamos donde el Presidente y era una de las fiestas más importantes del islamismo, el día en que Abraham iba a sacrificar a su hijo en muestra de obediencia y Dios le manda un carnero gordo para que lo sacrifique. Entonces el mundo islámico hace también esa fiesta y sacrifican un carnero ese día, en algunos países son dos o tres días de fiesta.

Resulta que, para sorpresa mía, me estaba esperando el presidente Gaddafi a unos 10 minutos del aeropuerto, en un pampa que es una reserva natural... Que camellos, gacelas y en carpas.

Unas carpas maravillosas, pero carpas... cuidado se confundan con estas, (esas) enormes del tamaño de este patio, con calefacción, muebles y nos estaba esperando para festejar con nosotros la fiesta del sacrificio islámico, imagínense qué detalle.

Yo no conocía a Gaddafi, entonces me dio mucho gusto conocerlo. Aquí también es de las figuras muy maltratadas porque lo ponen como esos locos criminales, sedientos de sangre, etc. Sepan ustedes que Gaddafi fue un capitán de 26 años... Libia era una colonia italiana, Italia es vencida en la Segunda Guerra Mundial, entonces se ponen bases norteamericanas, inglesas en Libia.

Se la trata como colonia pese a que ya había declarado su independencia. Hay una monarquía corrupta, entreguista y decadente del rey Idris y toda su familia y habían 45 000 italianos que manejaban toda la economía de Libia: petróleo agricultura etc.

Entonces qué pasa: Gaddafi, creo que estudiaba en Londres, y de repente va a un casino por curiosidad, eh incluso el Islam prohíbe el juego, y encuentra a un tipo que estaba perdiendo millones de dólares en la ruleta qué se yo. Cuando se acerca ve que era un miembro de la familia real de Libia gastándose toda la plata del pueblo libio, entonces decide hacer la revolución (Gaddafi). Hace el golpe de Estado, revela las tropas contra la monarquía y, de 26, años asume el poder. Ya lleva más de 40 años en el poder.

Eso es otra cosa que tenemos que entender aquí: que debe haber elecciones cada cuatro años, que debe haber alternabilidad... Eso está muy bien para nosotros, pero hay otras culturas, entendamos. Pero no todos deben ser así. Buenos entonces digan a los reyes europeos que se sometan a elecciones...

Entonces también hay una hipocresía, una doble moral terrible ahí. En Europa está bien que tenga reyes pero ¡uy¡ que Irán tenga un Ayatolah, terrible verdad o que el Libia haya otro sistema de comunidades de base etc. y elijan permanentemente al mismo dirigente ¡uy! qué terrible. Entendamos que hay otras visiones, otras culturas, otras formas de ver el mundo, otras clases de democracia... Entendamos eso por favor. En todo caso, es ahí donde hace la revolución Gaddafi y expulsa las bases norteamericanas, inglesas, expulsa a los italianos, nacionaliza la industria hidrocarburífica y por eso también le tiene tanto apetito el mundo occidental.

Bien, en todo caso nos recibió de una manera extraordinaria y le estamos muy agradecidos e incluso compartimos con ellos la cena del sacrificio, cheverísimo, con couscous... ¿Si han comido couscous no? Es como sémola, es un plato típico árabe riquísimo, cordero, comen mucho cordero...

Fuente: El Comercio (Ecuador).

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