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De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 70% de la masa laboral de Honduras trabaja en la informalidad. Como bien explica el jurista peruano Enrique Ghersi, la informalidad es una estrategia de supervivencia de los más pobres, ya que, cuando cumplir con la ley se vuelve demasiado caro, la única decisión razonable es vivir al margen de ella. Las políticas tributarias del Gobierno hondureño parecen estar empecinadas a formalizar a todas estas personas a la fuerza, acentuando aún más el apartheid económico si no lo hacen.

La Dirección Ejecutiva de Ingresos (agencia de recaudación fiscal) ha venido implementando un nuevo régimen de facturación, promovido por su directora Miriam Guzmán, que trae consigo severas complicaciones y un brusco aumento de costos a los pequeños empresarios y al sector informal de la economía.

Actualmente muchos supermercados y otros negocios venden al público productos adquiridos de empresarios informales, como pequeños agricultores, carpinteros o panaderos. El nuevo esquema obligará a las empresas a exigirles a sus proveedores que se registren y se formalicen, porque de lo contrario deberán pagar más en impuestos, ya que no podrán justificar los gastos de su empresa sin la debida facturación.

No es consecuente pensar que esta formalización masiva se volverá una realidad y muchos empresarios se preocupan de que el resultado sea no una ampliación de la base tributaria, sino el incremento de la explotación fiscal sobre el mismo segmento de la población.

Miriam Guzmán, Directora de la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI).

Una economía lenta, como la hondureña, necesita que el dinero se mantenga en las manos de los ciudadanos para que se invierta en su consumo diario y sus emprendimientos de negocio. Pasarlo a las manos de los políticos para financiar la corrupción y las medidas populistas con las que esperan obtener votos en las próximas elecciones solo agravará la crítica situación del país.

El problema no es que al Estado le falten recursos, sino que gasta demasiado en ambiciones políticas y olvida sus responsabilidades más básicas. Con el nuevo sistema se le exige a las personas menos beneficiadas por el Estado que paguen más, a pesar de que actualmente se encuentran sin acceso a la justicia, educación o salud.

Los hondureños no encuentran descanso en ninguna parte; por un lado, se encuentran constantemente agredidos por las extorsiones y los asaltos del crimen común, y por el otro, se encuentran obligados a cargar con la insaciable hambre del Estado por obtener ingresos.

Sin embargo, evadir impuestos en Honduras no solo se trata de supervivencia económica, sino hasta de integridad corporal. En el 2013, una investigación reveló que la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI) había sido infiltrada por miembros de diferentes grupos del crimen organizado, como las pandillas y maras, quienes utilizaban la información de los contribuyentes para coordinar el cobro del denominado “impuesto de guerra” a los contribuyentes más pudientes. Bajo estas circunstancias y con un sistema de justicia colapsado ¿quieren que paguemos más impuestos?

Agresión fiscal como medio de intimidación

La politización de las instituciones públicas es un fenómeno muy bien conocido en Honduras, y la DEI no es la excepción. Al estilo de los escándalos de la IRS, ya se empiezan a escuchar las denuncias de persecución en contra de quienes públicamente han expresado su oposición a la agresión fiscal. El empresario Jimmy Dacareth presentó una denuncia formal contra la directora de la DEI, Miriam Guzmán, ante el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), en virtud de haber recibido un notificación de fiscalización de su empresa después que la directora Guzmán se refiriera a él en un programa de radio, al decir ella que firmó una fiscalización contra un contribuyente por andar de “abanderado”.

La intimidación también ha cobrado vida legal: las reformas al Código Tributario requieren que la DEI presente acusación contra los contribuyentes, inclusive si ellos mismos rectifican y corrigen cualquier error en sus cálculos de impuestos a pagar antes de que la DEI se haya percatado de dicho error. De igual forma, una reforma al Código Penal penaliza con 3 a 6 años de cárcel a quienes por medios verbales o escritos inciten a no pagar los tributos correspondientes. Cabe preguntar si hay responsabilidad penal contra los que distribuyan copias de los escritos de Henry David Thoreau o Lysander Spooner, quienes promovían la resistencia fiscal como medio de protesta contra las políticas de Estado.

La militarización de la recaudación fiscal

Representante del restaurante Tonys Mar detenido por la PMOP por ser acusado del delito de defraudación fiscal (foto El Heraldo).

Cuando la Policía Militar de Orden Público (PMOP) empezó a patrullar las calles de Honduras, el Gobierno argumentó que la finalidad era combatir el crimen organizado: las pandillas, maras, narcotraficantes y sicarios. Pero la militarización de una sociedad siempre termina de la misma manera, con la ciudadanía siendo perseguida por una cantidad cada vez mayor de delitos. Tras una reforma a final de año en 2013, la Policía Militar tiene la potestad para perseguir los delitos de defraudación fiscal y contrabando.

¿A caso la DEI necesita militares encapuchados, armados con fusiles Galil ACE 21 (dispara 700 balas por minuto) y protegidos por kevlar nivel 3 para cobrarle impuestos al empresariado hondureño?

La PMOP es una pesada carga financiera para los contribuyentes y utilizarla para perseguir delitos no violentos representa el mismo malgasto de recursos que convence a muchos hondureños a evadir el pago de impuestos.

Este artículo fue publicado originalmente en el PanAm Post el 28 de Junio, 2015.

¿Qué llevó a Grecia a la crítica situación actual? ¿Cuáles son las tensiones entre la Troika y Grecia? En esta nota explico los pasos que desembocaron en la crisis Griega.

Al momento de escribir estas líneas Grecia está por caer en default de su deuda soberana. ¿Qué sucedió y cómo llegó Grecia a esta situación? Para comprender lo que está sucediendo con Grecia estos días es necesario retroceder algunos años.

Pero antes de hablar de Grecia, es imperativa una breve aclaración para entender algunos de los eventos en torno a esta crisis. En economía se suele separar los conceptos de déficit y déficit estructural. El déficit estructural es el resultado fiscal en equilibrio. Es decir, sin el efecto de ciclos y fluctuaciones económicas. El déficit comprende al déficit estructural, más las oscilaciones fiscales que ocurren cada año. Si el presupuesto se encuentra en equilibrio estructural, entonces los superávit y déficit de cada año se cancelan y tienen como resultado un presupuesto balanceado en el mediano y largo plazo. El problema no es el déficit en sí, sino el déficit estructural (crónico).

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Génesis de la tragedia griega

Publicado por Javier Paz

Es importante señalar que los problemas que viven los griegos no se deben a la austeridad, sino al despilfarro. La austeridad es una consecuencia inevitable así como lo es la resaca luego de una noche de borrachera. Otro elemento importante de señalar es que la crisis griega no se debe a al sector privado, las empresas transnacionales o los bancos de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), sino al gobierno griego. El gobierno griego, desde que entró a la zona euro y hasta no hace mucho, sistemáticamente gastó más de lo que recaudaba y financió ese gasto con deuda.

Ni el sector privado, ni las transnacionales ni el FMI obligaron al gobierno griego a hacer esto; lo hizo porque a los políticos les encanta gastar y porque el endeudamiento significa plata que pueden disponer ahora, para aparentar hacer un buen gobierno a cambio de un problema que tendrán que resolver otros políticos en el futuro cuando toque pagar esa deuda. A esto hay que agregar la deshonestidad de sus gobernantes que alevosamente falsearon la contabilidad del Estado para ocultar el problema. Y siendo Grecia una democracia, no podemos dejar de mencionar al pueblo griego que sistemáticamente votó por los gobiernos irresponsables, voto por el gasto deficitario, votó por darse unas vacaciones de lujo y dejar para más adelante el problema de cómo pagar la cuenta.

Si Grecia deja de recibir préstamos, entrará en una crisis seria. Por otro lado, si los consigue, la crisis se postergará para el futuro, incluso empeorándola con una deuda mayor. El país está experimentando la parte amarga del ciclo populista y un inversionista responsable no le prestaría su dinero. Pero quienes quieren rescatar a Grecia no son inversionistas responsables, sino los gobernantes de otros países que, aparte de tener otras consideraciones de carácter político para salvar a Grecia (algunas valederas), no invierten su propio dinero en el rescate, sino el dinero ajeno, el de sus contribuyentes. A cambio de seguir prestándole, le piden que vuelva a la senda de la responsabilidad, que gaste menos de lo que recauda, que ahorre, que elabore un plan factible de repago, que practique una virtud que todo buen jefe de familia, empresario o gobernante debe practicar: la austeridad.

El gobierno griego quiere que siga la fiesta, que se mantenga la ilusión, quiere que le sigan prestando para gastar a mansalva. Quiere que el resto de Europa siga financiando su propia irresponsabilidad. Al parecer esta vez el resto de Europa no está dispuesto a ello.

Evo y la libre migración

Publicado por Javier Paz

Evo Morales ha planteado la libre migración de los ciudadanos del mundo. La iniciativa me parece encomiable; sin embargo hay razones para dudar de la sinceridad de Morales. En primer lugar hay que destacar que la libre migración, aunque no exclusivamente, es un postulado propio del liberalismo y Morales es un declarado enemigo de esta filosofía política. Y es que el socialismo significa control y dependencia de los ciudadanos por parte del Estado. Todo Estado socialista es por definición burocrático, policiaco, liberticida porque el objetivo del socialismo es el control de los medios de producción y su distribución de acuerdo a los designios de la élite política. El liberalismo es lo contrario: la mayor libertad para la gente conviviendo en un Estado cuya función principal es garantizar ciertos derechos civiles y políticos.

En segundo lugar quiero notar que la postura de la libre migración es análoga a la del libre comercio, la cual es un anatema de Morales. Las consecuencias económicas de ambas políticas son similares en el sentido en que ambas generan mayor desarrollo económico y mejores condiciones de vida en lo agregado.

En tercer lugar hay que notar que los mayores oponentes a la libre migración son las personas o países que Evo Morales admira y toma como ejemplo. Fidel Castro, ídolo de Morales, tenía prohibida la salida al exterior de sus ciudadanos; La Unión Soviética, China y los países comunistas en general construyeron grandes aparatos represivos para limitar la movilidad de sus habitantes incluso dentro de sus mismos países y por último, y no porque no hayan más ejemplos, rememoro el muro de Berlín, ese monumento a la ignominia socialista. Basta notar que Morales es un admirador y defensor de Castro, Gadafi, Ahmedinejad o Bashar al Asad para evidenciar la hipocresía de su postura.

En cuarto lugar Bolivia no es ningún ejemplo en cuanto a buen trato a los migrantes, ni siquiera cuando hay situaciones humanitarias de por medio. Para ejemplo rememoro la llegada y expulsión de Bolivia (nada menos que por ilegales) de 6 africanos el 2011 huyendo de las guerras civiles en sus países. Todo sentido de humanidad indicaba que estas personas debieron ser acogidas por el Estado boliviano: africanos huyendo de países en permanente guerra civil, pobres, con un idioma ajeno al nuestro, en busca de una tierra de paz y esperanza. En Bolivia no encontraron más que rechazo. Esto es uno, de numerosísimos casos, donde no hay congruencia entre lo que Morales dice y lo que en realidad hace.

Los últimos dichos del Papa sobre la contaminación del nuevo ambiente no pasaron desapercibido. En sus dichos, esta vez en una encíclica, se debe ver una correlación entre contaminación y mercados desarrollados.

Aquí hay dos aclaraciones por hacer. La primera sobre la distribución del ingreso. Se suele tomar como cierto y sin cuestionar, que el crecimiento y el libre mercado empeora la distribución del ingreso. Es cierto, se dice, que el libre mercado genera crecimiento, pero es un crecimiento con exclusión y esto se observa en peores indicadores de distribución del ingreso. Esto, sin embargo, es un efecto estadístico. Es problema de sesgo de muestra (sample bias). Al observar unos pocos países, en lugar del mundo entero, consciente o inconscientemente se puede estar cometiendo "cherry picking". Alguien en contra del libre mercado puede elegir dos países con una mejor distribución del ingreso en el país menos libre y lo contrario puede hacer alguien a favor del libre mercado.

Para evitar esos sesgos hay que observa todos los países. Al hacer esto se observa que la distribución del ingreso es independiente de la libertad económica. Lo que sí es distinto es el por qué hay distribución del ingreso en cada país. En los países intervenidos, el rico es el gobernante de turno y los amigos del poder. En los países son los empresarios eficientes en satisfacer las necesidades de los consumidores. En los países librea hay movilidad social y por lo tanto diferencias de ingresos. La distribución del ingreso en sí no es buena ni mala, el por qué se da una determinada distribución del ingreso es lo importante. Si las instituciones (reglas del juego) son justas, entonces el resultado (distribución del ingreso) no puede ser injusto (aquí un sencillo ejemplo).

En segundo lugar, si se observan distintos indicadores de medio ambiente como contaminación y forestación, entonces los países más libres contaminan menos y reforestan sus tierras. Son los países no libres los que contaminan más y deforestan sus tierras. Si unos se guiase por los números de toda la muestra, y no sólo de unos países, entonces debería concluir que para mejorar el medio ambiente es necesario tener mayor libertad económica a nivel mundial en lugar de mayores regulaciones y expresiones de deseo sin reformas institucionales concretas.

Es interesante que los efectos arriba descriptos se repitan para sub-muestras. Si se toma, por ejemplo, el grupo de países menos libres y a su vez de dividen en grupos de mayor a menor libertad económica, nuevamente se repite que los países más libres (entre los menos libres) poseen mejores indicadores de medio ambiente que los menos libres de entre los menos libres.

Las estadístas, como todas las estadísticas, no serán perfectas. Pero al mirar el conjunto de la muestra se limita la importancia de sus desvíos y se ponen límites a ideologías fáciles de aceptar pero difíciles de defender con datos concretos.

En esta nota de Infobae se pueden apreciar gráficos mostrando los efectos mencionados.

Recientemente vi la película "Relatos salvajes" (2014). La película tiene un formato un tanto inusual, constando de seis historias de venganza que no están relacionadas entre sí. Aquí les quiero comentar un poco acerca del relato que encontré de lo más ilustrador. Ilustra de manera singular la arbitrariedad con que se hace cumplir la ley en muchos de nuestros países, el abuso de poder por parte de los burócratas y la impotencia de ciudadanos comunes y corrientes que tratan de realizar su vida normal en medio de la incertidumbre resultante de este lío.

El relato trata de un ingeniero experto en explosivos, Simón Fischer (alias "Bombita"). Fischer pretendía, luego de terminar su trabajo, pasar comprando una torta para llegar puntual al cumpleaños de su hija. Mientras compraba la torta una grúa se le lleva su auto a un estacionamiento de vehículos remolcados por parquearse donde no está permitido. Acto seguido, Fischer acude al remolque a recuperar su auto, sin antes hacer notar que no había forma de saber que estaba prohibido estacionar allí. Ver en el siguiente clip el diálogo entre Fischer y el burócrata de tránsito:

La arbitrariedad, la actitud "pague primero, después reclame", la verdad oficial por sobre la verificación con los hechos del caso, son todas lamentablemente cosas normales en países donde hay un Estado de Derecho débil. Ciertamente, muy buen material para este tipo de comedias negras. No tan agradable si lo de Bombita, que es un relato ficticio, se parece demasiado a nuestra realidad.

Hacia el final del relato Fischer le increpa a otro burócrata de la agencia de tránsito de la ciudad: "Los que trabajan para delincuentes, ¿qué son? Otros delincuentes...". Un señor que acompañaba a Fischer en la fila para pagar multas de tránsito le comentó que hay que "relajarse" y simplemente "pagar" porque de no hacerlo uno se complica la vida. Bombita no se relajó y terminó sin trabajo, divorciado, y en la cárcel (por hacer justicia con sus propias manos, cosa que no justifico). Al menos parece que su familia, sus compañeros en la cárcel, y muchos en redes sociales parecen haber encontrado en él un héroe por atreverse a resistir ese ejercicio arbitrario del poder.

¿Qué tienen en común Slobodan Milosevic, Robert Mugabe y Nicolás Maduro? El Manifiesto Comunista y la inflación.

Con una tasa anual del 480%, la inflación en Venezuela actualmente es la más alta del mundo. La Revolución Bolivariana aumenta los precios a una tasa mensual de 36%. ¿Serán estos despiadados números inflacionarios capaces de provocar el fin del régimen de Nicolás Maduro? Tal vez no. La Yugoslavia de Milosevic y el Zimbabue de Mugabe fueron testigos de tasas de inflación mucho mayores y ambos se mantuvieron en el poder por muchos años.

Slobodan Milosevic estaba en la silla presidencial cuando la inflación consumió lo que quedaba de Yugoslavia. La locura inflacionaria de Milosevic alcanzó su cenit en enero de 1994, cuando la tasa de inflación mensual llegó a 313.000.000% —casi nueve millones de veces más alta que la tasa actual en Venezuela. Sin embargo, Milosevic retuvo el poder de lo que quedó de Yugoslavia por otros seis años.

En 2008, Zimbabue superó a Yugoslavia al alcanzar la segunda hiperinflación más alta en la historia. Con Robert Mugabe al mando, la hiperinflación alcanzó una abrumante tasa mensual de 79.600.000.000%, o un 98% diario. A pesar de esta astronómica cifra, Mugabe sigue en la presidencia hasta el día de hoy —más de siete años luego de que se haya acabado la hiperinflación.

A pesar de que la hiperinflación no es una receta para que un gobernante consiga apoyo popular, tampoco es una sentencia de muerte certera. Aún no descarten a Maduro. Mientras él retenga el apoyo popular y “controle” las urnas, Maduro seguirá en la silla presidencial.

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