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Bartolomé Mitre sobre el comercio

Publicado por Gabriela Calderón de Burgos

Recientemente me topé con este excelente ensayo del escritor, periodista, poeta y estadista argentino, Bartolomé Mitre. Cuando era joven, su padre lo envió a trabajar en una de las estancias del dictador Juan Manuel de Rosas. El administrador de esa estancia, Gervasio Rosas (hermano del dictador), envió a Mitre de vuelta a su padre con la siguiente nota: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer".

Años después tendría que huir a Uruguay debido a la persecución de los rosistas. Fue gobernador de la provincia de Buenos Aires cuando por poco tiempo fue una provincia independiente y después fue presidente de Argentina. Al final de sus días se dedicó a traducir La divina comedia de Dante Alighieri, libro que según Mitre dice en la introducción a su traducción al español ("Teoría del traductor") "ha sido, por más de 40 años, uno de mis libros de cabecera".

Pero volviendo al ensayo acerca del comercio, aquí les dejo algunas citas que muestran una decidida influencia liberal clásica:

“El comercio es un trabajo y un trabajo fecundo que civiliza, enriquece, y mejora la condición humana, participando del doble carácter de poder material y de grandeza moral que lo hace digno de admiración y respeto".

“Siendo la riqueza y el capital un resultado del trabajo acumulado por muchas generaciones, el día en que lo fuesen gratuito, se empezaría a consumir el capital creado sin reponerlo por nuevo trabajo y nueva elaboración, sin atesorar por medio del ahorro, y hasta que consumido todo el capital creado y acumulado, la fuente de vida se agotase, el movimiento se paralizase y el hombre se tornase a ser aquella especie de bestia del estado primitivo que fue civilizado por la división del trabajo, aquel esclavo de la naturaleza bruta que fue redimido por el capital acumulado, aquel ser vegetativo y sin valor alguno moral y material que merced a las dotes que debe a la labor no interrumpida, hoy domina la creación y se gobierna a sí mismo tan solo porque compra y vende, es decir, porque tiene un valor intrínseco y porque da valor a las cosas, y con ellas crea y alimenta el capital social que es el principio de vida en la economía del género humano, como el capital circulante es su sangre".

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