Semillas de libertad: el legado imperecedero de David Boaz
Brian Mullis dice que David Boaz hizo de la libertad la misión de su vida y, con una donación transformadora al Instituto Cato, está haciendo posible que las generaciones futuras hagan lo mismo.
Por Brian Mullis
David Boaz dedicó su vida a los principios eternos de la libertad y, con un último acto de generosidad, se aseguró de que las generaciones futuras continuaran la lucha.
Tras su fallecimiento en junio de 2024, tras una dura batalla contra el cáncer, David dejó un legado transformador de 5 millones de dólares al Instituto Cato. Fue la máxima expresión de su compromiso de toda la vida con la libertad individual, el gobierno limitado, los mercados libres y la paz. Más que un simple legado generoso, esta donación es una reafirmación de los principios que guiaron el trabajo de David durante más de cuatro décadas, y una poderosa inversión en el futuro del Cato.
Para honrar esta extraordinaria contribución, el Cato ha creado la Cátedra David Boaz, que ocupará su viejo amigo y colega Ian Vásquez, vicepresidente de estudios internacionales.
"David era el alma del movimiento liberal moderno", reflexionó Ian. "Su claridad, valentía y compromiso con los principios influyeron en generaciones de pensadores, activistas y académicos, entre los que me incluyo. Ocupar una cátedra que lleva su nombre es un gran honor y una profunda responsabilidad".

David Boaz (izquierda), antiguo Senior Fellow, habla en un panel con Ian Vásquez (derecha), vicepresidente de estudios internacionales, en un acto de celebración del aniversario No. 40 del Instituto Cato en 2017.
La carrera de David en el Cato comenzó en 1981, cuando el instituto era todavía una pequeña organización en San Francisco. Durante las cuatro décadas siguientes, desempeñó un papel esencial en la transformación del Cato en una de las organizaciones políticas más respetadas del mundo. Como vicepresidente de políticas públicas y, más tarde, como vicepresidente ejecutivo, David dio forma a casi todos los aspectos del trabajo del Cato, desde la investigación y las publicaciones hasta la comunicación y la dirección estratégica.
Pero la influencia de David se extendió mucho más allá de las paredes de Cato. Su libro de 1997, Libertarianism: A Primer (Liberalismo: una aproximación), posteriormente actualizado y reeditado como The Libertarian Mind (La mente libertaria), se convirtió en un texto fundamental para toda una generación de lectores amantes de la libertad. Contribuyó a popularizar las ideas libertarias fundamentales sin diluir nunca su significado. A través de ensayos, libros, entrevistas y discursos, David dio voz a una visión del mundo basada en la dignidad, la razón y los derechos individuales.
Cuando falleció el 7 de junio, le llovieron homenajes de todo el espectro político. El Washington Post lo calificó de "defensor feroz y coherente de la libertad personal", mientras que el New York Times señaló que David "buscaba sacar el libertarismo de los márgenes y llevarlo a la corriente principal". Lo consiguió, dejando a los próximos defensores de la libertad una base sólida sobre la que construir.
David creía que las ideas importaban. Por eso dedicó su vida a defenderlas, y por eso su último acto de apoyo al Cato fue tan apropiado. Su legado sigue vivo, no solo en sus escritos y en las innumerables vidas que tocó, sino también en la labor que sigue realizando la organización que ayudó a construir.
Con la Cátedra David Boaz, Cato seguirá promoviendo los ideales que David defendió con inteligencia, integridad y pasión. Y a medida que surjan nuevos y viejos desafíos para la libertad en todo el mundo, su legado seguirá siendo una guía para quienes trabajan por defender y promover la libertad en todo el mundo.
Este artículo fue publicado originalmente en la revista Free Society del Instituto Cato (Estados Unidos), edición de verano de 2025.