¿Pueden las fundaciones privadas sustituir la financiación federal de la investigación universitaria?

Jeffrey A. Miron y Peter Van Doren discuten si el gobierno federal debe financiar las investigaciones universitarias y si el sector privado puede sustituirlo.

Por Jeffrey A. Miron y Peter Van Doren

De Peter Van Doren:

Mi colega Jeffrey Miron argumentó recientemente que el gobierno federal no debería financiar la investigación. Aquí planteo una pregunta ligeramente diferente: ¿Son los activos de las fundaciones lo suficientemente grandes como para sustituir el apoyo federal a la investigación universitaria?

En 2023, el gasto federal en investigación en las universidades fue de unos 60.000 millones de dólares (tabla 1). Teniendo en cuenta la norma de gasto habitual del 5% de las universidades y las fundaciones sin ánimo de lucro, los 60.000 millones de dólares de gasto anual requerirían 1,2 billones de dólares en activos privados, además de los 134.000 millones de dólares en activos (6,7/0,05) utilizados para financiar la contribución anual actual sin ánimo de lucro de 6.700 millones de dólares (tabla 1) a la investigación universitaria.

Los activos totales de las fundaciones sin ánimo de lucro que conceden subvenciones ascienden a unos 960.000 millones de dólares (página 3); 134.000 millones ya se destinan a financiar la investigación y el desarrollo universitarios, lo que nos deja 826.000 millones en activos que podrían financiar unos 41.000 millones. Esto nos deja un déficit de unos 19.000 millones (aproximadamente un tercio) en subvenciones anuales. Y el flujo anual de 41.000 millones requeriría que todas las fundaciones privadas no financiaran nada más que la investigación universitaria.

Jeffrey Miron comenta:

Estos datos son interesantes; me alegra saber que los activos de las fundaciones son tan cuantiosos. Sin embargo, estos datos no implican necesariamente que el Estado deba financiar la investigación.

En primer lugar, las fundaciones no son el único sustituto posible de la financiación pública; las empresas privadas con ánimo de lucro pueden financiar (y ya lo hacen) muchos tipos de investigación en las universidades.

En segundo lugar, no toda la investigación es del tipo que "genera externalidades", es decir, que crea ideas nuevas y útiles, pero difíciles de patentar, que sustentan la investigación "comercializable". En el caso de la investigación aplicada, por muy interesante que sea, no se aplica el argumento a favor de la financiación estatal.

Agradecemos a los pasantes del Instituto Cato Austin O'Connell y Preeti Kulkarni su ayuda.