Por qué la orientación médica no debería provenir de Washington
Jeffrey A. Singer dice que el gobierno federal debería dejar los debates médicos y científicos a los científicos y los médicos porque al involucrarse en estos debates, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades fomentan la impresión de que existe una única "respuesta correcta" a preguntas complejas y matizadas.
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El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) decidió el 5 de diciembre actualizar la directriz actual de los CDC para la inmunización de los recién nacidos con la vacuna contra la hepatitis B, recomendándola ahora solo si la madre da positivo en la prueba de hepatitis B, y no si da negativo, como se ha recomendado durante los últimos 30 años.
La decisión no fue unánime. Tres de los 11 miembros del comité votaron en contra de las nuevas recomendaciones. Uno de ellos, el Dr. Cody Meissner, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina de Dartmouth, dijo antes de la votación final:
"La recomendación de la vacuna contra la hepatitis B está muy bien establecida. Sabemos que es segura y sabemos que es muy eficaz. Veremos más niños, adolescentes y adultos infectados con hepatitis B".
Muchas organizaciones médicas y de salud pública profesionales se oponen a la decisión, entre ellas la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Salud Pública y la Asociación Americana de Farmacéuticos, así como numerosos investigadores clínicos y especialistas médicos. Uno de los especialistas que se opone a las nuevas directrices es William Cassidy, médico, hepatólogo y gastroenterólogo y presidente del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado.
Como cirujano general, entiendo los temas que se debaten, pero no tengo la experiencia suficiente para opinar. Mi consejo a los lectores es que consulten a uno o varios profesionales sanitarios de confianza, idealmente aquellos con experiencia en pediatría y enfermedades infecciosas, consideren los riesgos y beneficios, y tomen una decisión informada.
Este episodio pone de relieve un problema institucional más profundo. Como he escrito anteriormente,
los miembros de la comunidad médica y científica que durante mucho tiempo han apoyado un papel activo del gobierno en cuestiones de salud probablemente nunca esperaron que una figura controvertida como Robert F. Kennedy, Jr. —que a menudo ha hecho afirmaciones sin fundamento sobre la seguridad de las vacunas, las toxinas ambientales y los aditivos alimentarios, y ha alimentado los temores del público, lo que ha provocado una caída en las tasas de vacunación infantil— se convirtiera en el líder del sistema de salud pública del país.
Esto subraya por qué, como he argumentado, el Congreso debería devolver al CDC a su propósito original: ser un socio especializado que ayude a los estados a rastrear y controlar las enfermedades infecciosas. El gobierno federal debería dejar los debates médicos y científicos a los científicos y los médicos. Al involucrarse en estos debates, el CDC fomenta la impresión de que existe una única "respuesta correcta" a preguntas complejas y matizadas.
Si hay un lado positivo, es que controversias como esta pueden animar finalmente a los médicos, investigadores y pacientes a confiar menos en las declaraciones federales y más en la experiencia médica diversa e independiente.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 6 de diciembre de 2025.