La primacía de la libertad en un orden capitalista

James A. Dorn dice que personas como María Corina Machado luchan por la libertad y un Estado de derecho justo para proteger a sus familias del daño y darles una vida mejor: su énfasis está en el liberalismo, no en el capitalismo.

Por James A. Dorn

La característica distintiva del capitalismo, entendido correctamente, es la libertad: la libertad de poseer propiedades (es decir, de ser capitalista); la libertad de comerciar en mercados privados; y la libertad de expresar las propias ideas. La función principal del gobierno es salvaguardar estas libertades fundamentales.

Dado que el principio de no intervención/libertad es la base del capitalismo, ese sistema se describe mejor como liberalismo, en el sentido clásico. Adam Smith y otros liberales clásicos nunca utilizaron las palabras "capitalista" o "capitalismo". Hicieron hincapié en la libertad individual, el gobierno limitado y los derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad. Un sistema de laissez faire —o lo que Smith denominó "sistema simple de libertad natural"— es el núcleo del liberalismo.

El núcleo del liberalismo

En 1776, Smith defendió con vehemencia una sociedad libre, afirmando que si "todos los sistemas, ya fueran de preferencia o de restricción", se "eliminaran por completo", se desarrollaría "por sí solo" un "sistema simple de libertad natural". Cada individuo sería entonces "perfectamente libre para perseguir sus propios intereses a su manera y para poner su industria y su capital en competencia con los de cualquier otro hombre o grupo de hombres", siempre que "no violara las leyes de la justicia" (La riqueza de las naciones, libro IV, capítulo 9).

La idea de que un orden económico y social armonioso puede surgir espontáneamente de la acción individual —siempre que el gobierno aplique normas justas que protejan los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad— es fundamental tanto para el liberalismo como para la defensa del gobierno limitado. Como argumentó Friedrich Hayek:

Bajo la aplicación de normas universales de conducta justa, que protejan un ámbito privado reconocible de los individuos, se formará un orden espontáneo de actividades humanas de mucha mayor complejidad que el que podría producirse mediante un arreglo deliberado, y... en consecuencia, las actividades coercitivas del gobierno deberían limitarse a la aplicación de dichas normas (Hayek 1967, p. 162).

Estas ideas suelen perderse cuando se examina el capitalismo.

Libertad y capitalismo

El significado del liberalismo ha sido tergiversado por los liberales modernos. Además, muchas personas ven el capitalismo como un sistema en el que los ricos utilizan su poder para obtener riqueza a expensas de la sociedad. Esa mentalidad de suma cero ignora el vínculo entre la libertad y el capitalismo.

Frédéric Bastiat, en su famoso ensayo "La ley", reconoció la importancia de la libertad —limitada por un estado de derecho justo— no solo como principio moral, sino también como medio para alcanzar la armonía social y económica:

Es bajo la ley de la justicia, bajo el imperio del derecho, bajo la influencia de la libertad, la seguridad, la estabilidad y la responsabilidad, como cada hombre alcanzará el pleno valor y la dignidad de su ser, y como la humanidad logrará, de forma tranquila y ordenada —lentamente, sin duda, pero con seguridad— el progreso al que está destinada [(1850) 2007, p. 53].

La historia le ha dado la razón. Las naciones que han abolido la propiedad privada y suprimido la libertad no han prosperado en términos de progreso humano (véase McCloskey 2019Norberg 2021Tupy y Pooley 2022). La variedad de opciones que se ofrecen a las personas en una sociedad libre supera con creces la que se encuentra en las naciones que utilizan la ley para controlar a las personas en lugar de proteger sus derechos naturales. Como señaló Ludwig von Mises en Liberalism: A Socio-Economic Exposition:

Es gracias a las ideas liberales que la gran mayoría de nuestros contemporáneos pueden disfrutar de un nivel de vida muy superior al que, hace solo unas generaciones, solo era posible para los ricos y especialmente privilegiados [Mises (1962) 1976, p. 10].

Los medios socialistas no han logrado los fines capitalistas (es decir, mejorar la sociedad a través de los mercados libres).

Hacia el socialismo

Karl Marx distinguía entre propiedad en sentido jurídico y económico. Una empresa puede tener la titularidad legal de los medios de producción, pero si el Gobierno se apropia de los ingresos del capital, el Estado socializa parte de los derechos de propiedad legales de la empresa. Como señaló Aleksander Bajt en un artículo publicado en el Journal of Law and Economics (abril de 1968):

Al analizar diferentes economías y clasificarlas como socialistas y capitalistas, solemos inclinarnos por dejarnos impresionar demasiado por su estructura institucional, es decir, por su estructura jurídica o constitucional. Si no fuera así, podríamos descubrir elementos de socialismo en países capitalistas y de relaciones de propiedad privada en países socialistas, y no podríamos clasificar a los países en categorías blancas y negras, sino que tendríamos que medir el grado de socialización en estos diferentes países. A priori, podríamos incluso descubrir que el grado de socialización, medido según criterios adecuados, es mayor en algunos países capitalistas que en algunos países socialistas [p. 2, énfasis en el original].

Cuando el Gobierno viola los derechos naturales de los individuos a la vida, la libertad y la propiedad, se debilita el orden espontáneo del capitalismo de libre mercado. Tanto la libertad como la prosperidad se ven afectadas. Se han utilizado los términos "capitalismo de Estado" y "capitalismo de acuerdos" para describir esta situación. La realidad es que las instituciones capitalistas están siendo lentamente infringidas por el socialismo.

El uso por parte del presidente Trump de órdenes ejecutivas para obtener ingresos de Nvidia y AMD por la venta prescrita de chips a China, así como sus acuerdos para adquirir participaciones en US Steel e Intel, son ejemplos de la socialización del capital, es decir, del socialismo rampante (véase Bourne 2025).

Volver al verdadero liberalismo

Dado que el significado del capitalismo se ha distorsionado, quienes valoran el capitalismo genuino tienen más posibilidades de ganar terreno si vuelven a la primacía de la libertad para un orden capitalista y defienden una sociedad libre, es decir, "una sociedad de libertad igualitaria, al menos en la medida en que ese término connota la libertad frente a la interferencia que describen nuestros derechos igualitarios" (Pilon 1983, p. 175, énfasis en el original).

Cuando María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel de la Paz de este año, habla, no enarbola la bandera del capitalismo, sino la de la libertad. Su mensaje a favor de una sociedad libre bajo el imperio de la ley es mucho más poderoso que cualquier argumento técnico a favor del capitalismo. En su discurso del Nobel, afirma:

He venido aquí para contarles una historia: la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad... Este premio tiene un profundo significado; recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. Y, más que nada, lo que los venezolanos podemos ofrecer al mundo es la lección forjada a lo largo de este largo y difícil camino: que para tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad. Y la libertad es una elección que debe renovarse cada día, medida por nuestra voluntad y nuestro coraje para defenderla. Por esta razón, la causa de Venezuela trasciende nuestras fronteras. Un pueblo que elige la libertad contribuye no solo a sí mismo, sino a la humanidad.

Si hubiera sustituido la palabra "libertad" por "capitalismo", nunca habría podido ganarse el corazón y la mente de millones de personas.

El futuro de la libertad

Mantener una sociedad libre siempre es un reto. La presión para ampliar el poder del gobierno con el fin de satisfacer intereses especiales está siempre presente. Limitar eficazmente el alcance de la acción estatal requiere un electorado que comprenda las instituciones que sustentan una sociedad libre y que respete los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. No basta con decir que el capitalismo supera al socialismo para persuadir a la gente de que se una contra el socialismo rampante.

Lo que es aún más importante es reforzar el imperativo moral de adherirse al principio de no intervención y enfatizar la primacía de la libertad en el fomento de la armonía social y económica. Personas como María Corina Machado luchan por la libertad y un Estado de derecho justo para proteger a sus familias del daño y darles una vida mejor. Su énfasis está en el liberalismo, no en el capitalismo.

Para garantizar que prevalezca la luz de la libertad, debe haber vigilancia en la protección del libre mercado de ideas y el discurso civil. Estados Unidos debe dar ejemplo adhiriéndose a nuestros principios fundacionales en lugar de erosionar el orden constitucional liberal a través del capitalismo de Estado.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 15 de diciembre de 2025.