No subestimar la ideología

Víctor Pavón considera que lo que está pasando en Chile no es una manifestación pacífica, sino la manifestación de grupos que consideran la violencia como un método para realizar cambios sociales.

Por Víctor Pavón

Chile, el primer país latinoamericano en encontrarse en las puertas de convertirse en país desarrollado, con el más alto nivel per cápita de la región, con uno de los más índices de pobreza y bajando, las mejores infraestructura del continente y con un sistema de salud y de educación de alta calidad, está viviendo en estas horas momentos de manifestaciones violentas que parecería se deben al modelo económico aplicado en este país, como en efecto quieren hacernos creer los numerosos analistas de lo políticamente correcto.

Son muchos los que desde esta versión que pretende la “equidistancia” y el “equilibrio” en sus opiniones para así mostrarse como los buenos de la película están desviando la atención, diciendo que estas manifestaciones violentas se explican por el alto grado de insatisfacción de la gente y otras causas.

La realidad es muy diferente. El grado de violencia extrema en las calles de Santiago e iniciada porque el actual gobierno de Sebastián Piñera subió en 30 pesos el precio del transporte público cuando que durante el gobierno de Michelle Bachelet subió a más de 80 pesos (y no pasó nada) así como la destrucción del Metro de Santiago uno de los mejores del continente.

Pero donde se nota que los políticamente correctos jamás pondrán sus sesudos “análisis” está en por qué la turba procedió a quemar el prestigioso diario El Mercurio de tendencia liberal. Los "analistas" de lo políticamente correcto, desde luego, prefieren andarse en rodeos y regodeos para quedar bien con su público, una parte importante de la prensa y con el agrado de organismos internacionales que harán todo lo posible para cuestionar el modelo chileno, modelo que podrá tener algunas falencias como cualquier obra humana.

Pero el llamado modelo chileno ha logrado, entre otras más, hacer de su sistema jubilatorio de capitalización uno de los más exitosos del mundo por su justicia y rentabilidad, muy al contrario a lo que tenemos aquí en Paraguay y en muchos otros países que basados en el sistema de reparto no tardarán muchos años en colapsar para perjudicar de manera directa a los verdaderos y únicos aportantes, los trabajadores, y de modo indirecto a los empleadores.

Lo que no quieren ver los “analistas” de lo políticamente correcto y no toman en cuenta en sus variables de opinión es que la ideología forma parte consustancial de los asuntos públicos. No ven ni quieren hacerlo que todas las personas sin excepción son guidas por un conjunto de ideas de cuya influencia se procede a pensar y actuar de un modo u otro.

El ser humano y la misma sociedad es resultado de ideologías y todas las actividades que llevamos a cabo son guiadas por una serie de pensamientos. Y estas ideas se dan en una vía de dos carriles. Una vía considera que el orden impuesto por algunos es superior a lo que deciden las personas por sí mismas en colaboración con otras. La otra vía es diferente, por cuanto que considera que aquel orden impuesto por algunos termina en autoritarismos y desgracias; por lo tanto, prefieren respetar a cada ser humano para que elija lo que mejor le parezca sin dañar a los otros.

Lo que está pasando en Chile no es una manifestación pacífica ni progresista ni nada que se le parezca para mejorar lo que hoy se tiene en este país. Los estudios dicen con meridiana claridad que Chile fue uno más de los países pobres del continente, pero que gracias a las reformas económicas liberales está tocando en el presente las puertas del progreso como en ningún otro lugar de esta parte del mundo.

Los adeptos a la violencia como método del cambio social, identificados como socialistas y comunistas, tienen como objetivo terminar con el modelo de base liberal que promueve la paz y la cooperación social.