¿Ministra de Hacienda o encargada de despacho?
Víctor Pavón comenta la llegada de la primera mujer en ejercer el Ministerio de Hacienda en Paraguay.
Por Víctor Pavón
La designación de la doctora Lea Giménez como ministra de Hacienda no es un hecho menor en un momento político electoral en el que las presiones políticas van subiendo de tono, como tampoco se puede dejar de desear éxitos a la primera mujer en ejercer tan importante cargo en dicha cartera en la historia del país.
Son dos los escenarios que enfrenta la nueva ministra. Si es ella la que lidera la cartera, en el sentido de hacerse respetar como tal, estará por buen camino. Pero, si se comporta como una encargada de despacho que espera el visto bueno del presidente de la República y de sus “asesores”, la cuestión recaudativa y fiscal se verá profundamente debilitada al solo efecto de saciar los pedidos de los políticos de abrir el grifo de gastos superfluos y altamente dependientes de la coyuntura electoral.
Estos dos escenarios citados más arriba no son especiales. Forman parte de la actividad política y de la naturaleza misma del gobierno en todos los países. Es muy común escuchar cuando accede un grupo político como nuevo gobierno que su prioridad será aumentar la recaudación para mantener el equilibrio presupuestario y fiscal.
Esto no está mal si se analiza la misión de la administración hacendaria; pero, es un error grave si se queda con ese concepto por cuanto que se relega la calidad del gasto así como también se deja de lado lo que se llama el principio de contraprestación tributaria.
Muchos técnicos, y aun los mejores formados en universidades extranjeras, se encuentren consustanciados con el pensamiento dominante en tributación por el cual creen que la eficiencia de un Estado está en su capacidad de recaudar tributos y luego ir “inyectando” dinero al mercado. Esta forma de análisis lleva como un puente tendido a la teoría económica keynesiana conocida como el efecto multiplicador de los programas de estímulo y tiene un problema aquí en Paraguay y en cualquier parte del planeta.
Es de este modo que muchos y demasiados técnicos creen que para elevar la recaudación de impuestos se debe estimular la economía, esto es, no toman en cuenta en su razonamiento que cualquier suma de dinero que el Estado coloca en los mercados debió haberlo sacado previamente del bolsillo de la gente. De ahí que —y la nueva ministra lo debe saber bien— que existen tres fuentes para financiar el gasto. La emisión de moneda, impuestos y deuda.
Lo que preocupa y mucho en nuestro país es precisamente la deuda. El endeudamiento al que ha apelado el actual gobierno se ha vuelto insostenible y hasta peligroso para el futuro de este país porque esa deuda que se gasta se financia siempre y en todo momento con impuestos, nuevos o con aumentos de los mismos. La política de endeudamiento es el que mostrará si la doctora Lea Giménez es ministra o encargada de despacho del ministerio de Hacienda.