El congreso está ignorando otra crisis en nuestro sistema migratorio

David Bier dice que las cuotas arbitrarias sobre las green cards han generado una lista de espera masiva, la cual llegó a casi 5 millones de inmigrantes en 2018.

Por David J. Bier

Con tantos inmigrantes cruzando la frontera ilegalmente, el congreso está ignorando una creciente crisis en el sistema migratorio legal de EE.UU. El descubrimiento central del un nuevo estudio publicado el mes pasado muestra que los inmigrantes legales están esperando más que nunca antes para tener la oportunidad de solicitar una green card. Si el congreso quiere que los inmigrantes sigan un camino legal, debería empezar por arreglar aquellos que ya existen.

Estas esperas no han sido causadas por demoras burocráticas en el procesamiento de las solicitudes y peticiones, aunque tales demoras han empeorado. En cambio, la demora creciente es el resultado de arbitrarios límites anuales sobre las green cards que el congreso creó en 1990 —226.000 para familiares cercanos y residentes legales permanentes, y 140.000 para trabajadores e inversores (así como también para sus esposas e hijos).

Incluso conforme la población estadounidense ha crecido en un tercio y la economía se ha duplicado en tamaño, estos límites han permanecido estáticos. Si los números se acaban durante el año, los inmigrantes deben esperar. Esta desconexión entre una sociedad dinámica y los límites estáticos sobre la migración fuerza a los inmigrantes legales a esperar más y más para tener la oportunidad de solicitar una green card, como se conoce la residencia permanente legal.

En las tres décadas desde la última reforma, el tiempo promedio que le tomaba a un inmigrantes legal llegar adelante de la cola se duplicó de dos años y 10 meses a cinco años y ocho meses, según un nuevo análisis del Instituto Cato. El promedio esconde una variación gigantesca en los tiempos de espera porque cada línea se mueve a diferentes velocidades. Más de 100.000 inmigrantes legales (28 por ciento de la cuota) esperaron al menos una década—en algunos casos, dos décadas— para solicitar una green card.

Comparemos esto con 1991, cuando las cuotas actuales entraron en efecto: solo 3 por ciento esperaban una década o más. De hecho, en ese entonces, cerca de un tercio de solicitantes no tenían que esperar nada debido a las cuotas. Para 2018, la porción de solicitantes que no tenían que esperar había caído a tan solo 2 por ciento.

Pero he aquí el problema: las cosas empeorarán significativamente para los inmigrantes legales. Las esperas han causado una masiva lista de espera de casi 5 millones de inmigrantes, quienes esperan detrás de aquellos que solicitaron sus green cards el año pasado. En algunas categorías, eso implica que los nuevos solicitantes se enfrentarán a esperas astronómicas de medio siglo o más, si todos están dispuestos a esperar.

Por ejemplo, tardaría cerca de un siglo procesar a todos los niños adultos casados de los ciudadanos estadounidenses de México. Obviamente, eso nunca pasará; 40 por ciento de esos niños morirán antes de que puedan solicitar una green card. En total, el nuevo estudio proyecta que 675.000 potenciales inmigrantes legales morirán esperando si todos se niegan a rendirse durante el proceso. Esta cifra constituye el 14 por ciento de la lista de espera de 2018.

Estas esperas no convienen al interés nacional de EE.UU. Obligar a los inmigrantes legales a esperar esta cantidad de tiempo obliga al talento extranjero a buscar otros países, como concluyó otro estudio reciente. Los trabajadores inmigrantes de la India son los que esperan la mayor cantidad de tiempo a pesar del hecho de que tienen las ofertas más altas de salarios. Estas esperas también le cuestan a EE.UU. decenas de miles de millones de dólares en inversión extranjera directa cada año. Esta política no solo separa a los ciudadanos estadounidenses de sus hijos y hermanos adultos, sino que también mantiene afuera inmigrantes legales que, contrario a las percepciones erróneas, son mejor preparados que la población estadounidense. Finalmente, las cuotas arbitrarias reprimen la tasa migratoria de EE.UU., la cual, como un porcentaje de su población, ya se encuentra en el tercio más bajo de las naciones ricas.

Con más ofertas de trabajo que trabajadores en busca de un empleo, EE.UU. necesita inmigrantes para que su economía crezca. El Presidente Donald Trump tiene razón de desear que esos inmigrantes vengan legalmente, pero la mayoría de los inmigrantes no tienen una opción para hacerlo legalmente. Ellos no tienen un familiar estadounidense o un título universitario y un empleador dispuesto a gastar miles de dólares en tarifas para contratarlos.

EE.UU. necesita desesperadamente nuevos caminos para que los inmigrantes entren legalmente, pero si el congreso actúa para agregar categorías, debería arreglar las que ya existen. Conforme la economía crece, el número de trabajadores extranjeros que están disponibles a los empleadores debería aumentar. Conforme el número de hogares aumenta, el número de familias con opción a patrocinar un inmigrantes debería expandirse.

Antes de que demande un tratamiento más severo de los inmigrantes ilegales, el congreso debería primero considerar cómo está tratando a aquellos que están tratando de venir de forma legal. Puede y debe hacerlo mejor. 

Este artículo fue publicado originalmente en Washington Post (EE.UU.) el 18 de junio de 2019.