¿Debe responder Estados Unidos a las prácticas comerciales "desleales"?

Jeffrey A. Miron dice que las subvenciones a determinadas industrias perjudican a los países que las adoptan, pero tales políticas benefician a Estados Unidos en general.

Por Jeffrey A. Miron

En septiembre de 2024, la administración Biden aplicó un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos, alegando la preocupación que suscitaban las subvenciones de China a su industria de vehículos eléctricos. Según la administración, estas subvenciones permitían a los fabricantes chinos vender vehículos a precios artificialmente bajos, lo que ponía en desventaja a los fabricantes de automóviles estadounidenses.

Este ejemplo ilustra una justificación habitual de los aranceles: que otros países aplican prácticas comerciales "desleales", como subvencionar a sus empresas manufactureras. En muchos casos, los costes de producción son más bajos en los países más pobres porque la mano de obra es más barata, incluso teniendo en cuenta los niveles de cualificación.

Pero algunos países subvencionan a determinadas industrias, lo que les permite vender a precios más bajos que los productores estadounidenses. India concede préstamos favorables y exenciones fiscales a su industria azucarera, mientras que la Política Agrícola Común de la Unión Europea (UE) ofrece pagos directos e intervenciones en el mercado a sus agricultores.

¿Es una buena razón para que Estados Unidos imponga aranceles a estos países?

No. Las subvenciones a determinadas industrias perjudican a los países que las adoptan al distorsionar la asignación de la actividad productiva y obligar a los residentes a pagar impuestos más altos. Pero tales políticas benefician a Estados Unidos en general: mientras que algunos trabajadores ven disminuir la demanda de sus servicios, los compradores estadounidenses de los productos subvencionados se enfrentan a precios más bajos, y esto estimula la demanda, permitiendo la creación de empleo en lugar de su pérdida.

Las pruebas históricas lo corroboran: en los cinco años siguientes a la aprobación del TLCAN, que eliminó la mayoría de los aranceles y barreras comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá, la tasa de desempleo cayó por debajo del 4%, mientras que el número de puestos de trabajo en el sector manufacturero aumentó en medio millón. Asimismo, las estimaciones de la Comisión de Comercio Internacional y del Instituto Peterson sugieren un modesto impacto positivo del acuerdo en el mercado laboral y en la economía en general.

Si otros países quieren "tirar el dinero por la ventana", Estados Unidos debería ponerse bajo esa ventana.

Este artículo apareció en Substack el 31 de enero de 2025. Jonah Karafiol, estudiante del Harvard College, coescribió este post.