Aunque NEO fracase, ¿podrían los robots domésticos provocar un nuevo baby boom?
Chelsea Follett dice que el potencial de la tecnología para liberar a la humanidad de la carga que supone el trabajo doméstico merece más atención.
Por Chelsea Follett
El debut del robot mayordomo NEO ha suscitado burlas generalizadas. Incapaz de realizar muchas tareas sin un operador humano remoto, la máquina se ha convertido en blanco de críticas en las redes sociales. Los vídeos que circulan por Internet muestran al robot luchando con tareas básicas, como cerrar el lavavajillas.
Pero no hay que subestimar todavía el potencial de los robots domésticos.
La tecnología está surgiendo en un momento oportuno. Consideremos la creciente preocupación por la caída de la natalidad. El año pasado se registró la tasa de fertilidad más baja jamás registrada en Estados Unidos, por debajo de 1,6 hijos por mujer.
¿Podrían los robots ayudar a invertir la tendencia aliviando la carga de trabajo asociada a la crianza de los hijos?
La cuestión tiene amplias implicaciones, ya que la baja fertilidad de Estados Unidos no es una anomalía. El descenso de la fertilidad mundial se está acelerando, duplicándose entre la década de 2000 y la de 2010, y de nuevo en esta década. Esto significa que la población mundial alcanzará casi con toda seguridad su máximo antes de lo que habían previsto los expertos, y a un nivel mucho más bajo. Muchos países están contemplando costosas iniciativas financiadas por los contribuyentes para provocar un nuevo baby boom, a pesar de los malos resultados de este tipo de políticas.
Existe un gran desacuerdo sobre las causas del baby boom de la década de 1950, pero una teoría es que el auge de las tecnologías que ahorran tiempo desempeñó un papel clave. Entre las décadas de 1920 y 1950, las responsabilidades domésticas se transformaron al aumentar drásticamente el número de hogares equipados con electrodomésticos, como frigoríficos, cocinas, aspiradoras y lavadoras. Las nuevas máquinas aligeraron la carga del trabajo doméstico, liberando tiempo y facilitando la paternidad.
En la era actual, la tecnología vuelve a liberar más tiempo para muchas personas, y no solo reduciendo los tiempos de desplazamiento gracias al trabajo a distancia o híbrido. Al leer sobre los últimos avances, uno puede tener la impresión de que las máquinas solo están aprendiendo a realizar tareas agradables y creativas, como escribir o dibujar, en lugar de ocuparse de las tareas domésticas más rutinarias que muchos preferirían automatizar. Un usuario de Internet expresó este sentimiento de la siguiente manera: "No quiero que la IA haga mi arte para poder lavar la ropa y fregar los platos. Quiero que la IA lave la ropa y friegue los platos para poder hacer mi arte". Muchos acogerían con agrado a Rosey, la robot sirvienta, en sus hogares.
El potencial de la tecnología para liberar a la humanidad de la carga del trabajo doméstico merece más atención. Quizás ningún grupo se beneficiaría más que los padres. Cuantos más hijos se tienen, más ropa se acumula y más platos se llenan el fregadero.
Varias empresas compiten por ofrecer al público robots asequibles para realizar las tareas domésticas. Los robots domésticos podrían llegar antes de lo que pensamos, aunque NEO aún no parezca estar a la altura de la visión de su creador de un robot mayordomo capaz de vaciar sin esfuerzo el lavavajillas, regar las plantas de la casa y realizar otras tareas. El robot Optimus de Tesla puede doblar la ropa y sacar la basura, entre otras tareas. Incluso hay robots que pueden lavar los platos tan rápido como un humano.
Si estas tecnologías se generalizan, la vida cotidiana será mucho más fácil, al igual que la crianza de los hijos.
Ya existen cortacéspedes robóticos. De hecho, una encuesta de 2025 reveló que el 13% de los hogares estadounidenses posee un cortacésped robótico. Y los robots aspiradores se han vuelto tan comunes que ya no llaman la atención. En Estados Unidos, el 15% de los hogares posee ahora una aspiradora robótica, según una encuesta de YouGov. En el Reino Unido, uno de cada diez hogares tiene una, mientras que uno de cada siete hogares tiene previsto comprarla en los próximos 12 meses.
Recuerdo cuando mi familia compró una aspiradora robótica. La observábamos hipnotizados mientras zigzagueaba por la alfombra de la habitación de los niños. Nuestro hijo pequeño la seguía con admiración. Nuestro asombro me recordó el conmovedor relato de una abuela que había fregado a mano la ropa con esmero toda su vida y que luego observaba con admiración cómo su nueva lavadora hacía el trabajo por ella. Una de las razones por las que tengo más hijos que la mayoría es que soy una tecnoptimista y creo que mis hijos heredarán un mundo con menos trabajo y más alegría (Mi marido y yo estamos esperando nuestro cuarto hijo).
Por supuesto, externalizar todas las tareas domésticas a los robots no garantizaría una mayor fertilidad. Una lección que nos enseña la historia de las previsiones demográficas es la necesidad de ser humildes.
Al fin y al cabo, las tasas de natalidad han descendido más rápido de lo que preveían los demógrafos. Pero una cosa está clara: los avances tecnológicos tienen el potencial de elevar el nivel de vida, liberar tiempo y permitir a las personas perseguir sus sueños. Para muchos, esto significa tener hijos.
Este artículo fue publicado originalmente en Deseret News (Estados Unidos) el 29 de noviembre de 2025.