Un manifiesto de libertad económica para Ecuador

Por Steve H. Hanke

La dolarización ha proporcionado a Ecuador un "shock" de confianza positivo, estabilidad, y resultados económicos generalmente buenos. Desde el 13 de septiembre del 2000, cuando el proyecto de la dolarización se completó, el crecimiento del PIB ha sido relativamente fuerte, la inflación y las tasas de interés han caído dramáticamente, el tipo de cambio real ecuatoriano en relación con el de Estados Unidos se ha mantenido estable (2,7% desde diciembre del 2000), y las exportaciones han aumentado.

Empero, los gobiernos sucesivos han fallado en capitalizar completamente las buenas noticias. Todos los profesionales de marketing saben que las campañas de ventas no pueden ser montadas sin una extraordinaria proposición de venta o sin una gran imagen de marca. Con la adopción del dólar, a Ecuador se le entregó ambos en una "fuente de plata". Por consiguiente, se pudo haber lanzado una extraordinaria campaña para promover Ecuador.

El gobierno de Gustavo Noboa perdió esa oportunidad dorada. La ineptitud de ese gobierno recuerda a la caracterización del Duque de Wellington de los tropiezos de Sir Hew Dalrymple en Portugal. El Duque escribió en 1808 que: "El General no tiene un plan, o aún no tiene la idea de un plan, de hecho creo que él no sabe el significado de la palabra plan".

Aún peor, el gobierno se permitió enredarse en peleas interminables con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto ha tenido como resultado un clásico desastre de marketing, con noticias económicas que salen de Ecuador en las cuales predominan funcionarios del FMI que señalan con un dedo acusatorio a Ecuador. Mientras esta imagen de un acusador agresivo que atormenta a un criminal acusado vende periódicos, son una pesadilla para las relaciones públicas del acusado.

Aún con los beneficios de la dolarización, Ecuador ha fallado en aprender la regla de oro de las reformas: toda reforma exitosa es creada localmente de abajo hacia arriba. Estas no son impuestas por organizaciones internacionales de arriba hacia abajo. De hecho, en los últimos treinta años, todas las mayores liberalizaciones económicas han seguido esta fórmula para el éxito y han sido hechas bajo regímenes políticos muy diferentes: Chile (gobierno militar antidemocrático), Gran Bretaña (democracia de centro derecha), China (Partido Comunista antidemocrático), Nueva Zelanda (democracia de centro izquierda), y Estados Unidos (democracia de centro derecha). En todos los casos, las reformas fueron de "cosecha propia", de abajo hacia arriba, donde el FMI y otras organizaciones internacionales no se encontraban por ningún lado.

Entonces, ¿cuál es el estado actual de la economía en Ecuador? En una palabra, es "terrible". Aún cuando, el Estado de Derecho ha sido incluido en la esfera monetaria, sus principios se han ignorado. Así, no sorprende que en el Índice de la Libertad Económica del 2003 se clasifica a la economía ecuatoriana como "mayormente no libre." Ecuador se ubica en el puesto 118 de 156, un puesto bajo aún para los estándares latinoamericanos. Ecuador es uno de los últimos del montón, sólo Venezuela, Haití, Surinam y Cuba están ubicados más bajo.

Por no seguir los preceptos del Estado de Derecho, Ecuador es sobre regulado y mal gobernado. Para cambiar esta triste situación y abrazar la libertad económica, Ecuador debe embarcarse en un profundo programa de reformas. El siguiente manifiesto traza los elementos requeridos de un programa de reformas.

Integración Financiera: Con la dolarización, Ecuador ingresó a una zona de moneda unificada con Estados Unidos. Sin embargo, el sistema financiero ecuatoriano todavía no se unifica con el de Estados Unidos y el resto del mundo. Sólo tiene cuatro bancos grandes y, para todos los propósitos prácticos, no están integrados al mercado internacional de capitales. Por tanto, Ecuador no puede aprovechar la totalidad de beneficios de la dolarización. Ecuador debe seguir el ejemplo de Panamá y cambiar sus leyes y regulaciones bancarias para facilitar la integración financiera.

Panamá fue dolarizada en 1904, pero su integración financiera no ocurrió hasta 1970. Para integrar su sistema bancario al mercado financiero mundial, Panamá cambió sus leyes y regulaciones bancarias en 1970. Como resultado, bancos internacionales fueron atraídos. El crecimiento del sistema bancario panameño atestigua el hecho de que las reformas bancarias de 1970 permitieron a Panamá tomar ventaja de la tendencia globalizadora y el libre flujo de capitales. En la actualidad, 74 bancos operan en Panamá, y el sector bancario es 42 veces más grande ahora que en 1970. El ajuste de la cartera crediticia de los bancos en Panamá es el mecanismo que permite el suave flujo de liquidez (y crédito) desde y hacia fuera del sistema bancario (y la economía). En resumen, los excesos o déficit de liquidez en el sistema se eliminan rápidamente porque para los bancos les es indiferente el utilizar la liquidez en el mercado doméstico o en el mercado internacional. Panamá es un "pequeño estanque" conectado por su sistema bancario a un inmenso océano internacional de liquidez. Cuando las tasas de retorno de riesgo ajustadas en Panamá exceden las extranjeras, Panamá atrae del océano internacional de liquidez (capitales); en cambio, cuando los retornos extranjeros exceden los de Panamá, los bancos panameños agregan liquidez (crédito) al océano exterior.

Transparencia Fiscal y Control: Las operaciones fiscales de Ecuador son notoriamente opacas e incompletas. Por consiguiente, hay un limitado control y responsabilidad fiscal. Para poner la casa fiscal en orden, Ecuador debe adoptar leyes que se reflejen en la Ley de Responsabilidad Fiscal de 1994 de Nueva Zelanda. Después de todo, el "secreto es para perdedores".

Tal sector fiscal requeriría que Ecuador publique un conjunto de cuentas nacionales, que incluirían un balance de sus activos y pasivos y un balance anual de operaciones base-acumulado de ingresos y gastos. Estos estados financieros deberían estar acordes con los estándares internacionales de contabilidad y deberían estar sujetos a auditorias independientes.

Pero, ¿qué es un balance de operaciones base-acumulado? En la actualidad, las cuentas en Ecuador son mantenidas en una rudimentaria base efectivo. Los ingresos y gastos se registran cuando el dinero es recibido o pagado. Con la contabilidad de acumulación, gastos e ingresos se registran cuando ellos son contraídos, sin reparar en cuando el dinero cambia realmente de mano. La contabilidad de acumulación da un retrato mucho más exacto de las realidades y evita muchas artimañas financieras con las cuales los políticos juegan en el sistema de cuentas base efectivo. Por ejemplo, en el sistema base efectivo, los políticos pueden prometer pensiones para futuros retirados, pero ningún dinero es pagado hasta que las personas se jubilen; no hay costos presupuestados bajo el sistema base efectivo hasta que las pensiones son pagadas. Con las cuentas base-acumulado, las promesas de pagos futuros de pensiones pueden aparecer en las cuentas del gobierno cuando la promesa de futuras obligaciones es hecha. Bajo la contabilidad de acumulación, el gobierno no puede retorcer la magnitud de sus obligaciones de gasto.

Terminando con la discusión de transparencia y control fiscal, caben un par de palabras acerca del Banco del Central de Ecuador. Aún cuando Ecuador no tiene más una moneda doméstica, tiene un banco central con 1200 empleados. Esto es un perfecto ejemplo de la "Ley de Parkinson": "Amplía el trabajo para llenar el tiempo disponible para su culminación". Sin una moneda doméstica, el banco central ya no es necesario y debe ser abolido. Preferiblemente el banco central debe ser borrado de la constitución que avala su existencia, pero si no se puede, al menos que sea hecha letra muerta.

Simplificación y Reforma Tributaria: El sistema tributario ecuatoriano es demasiado complejo y con tasas excesivamente altas. La tasa del impuesto sobre la renta para personas naturales de más altos ingresos es del 25 por ciento y la correspondiente tasa efectiva para las personas jurídicas es del 36 por ciento. Ecuador debe simplificar el sistema tributario e introducir una tasa plana unificada de impuesto a la renta para personas naturales y jurídicas entre el 10 y el 15 por ciento. Esto mejoraría los estímulos para trabajar, ahorrar e invertir. Además, sería más fácil de administrar, mejoraría la recaudación tributaria, reduciría el tiempo necesario para cumplir el código tributario y aumentaría los ingresos generados por el impuesto a la renta.

La reciente experiencia rusa con un impuesto plano es mayormente edificante. Empezando el 1° de enero del 2001, Rusia abandonó el sistema tributario progresivo que había sido recomendado por el FMI. Bajo el liderazgo de Vladimir Putin, Rusia implementó un impuesto plano sobre las rentas privadas del 13 por ciento. Entre otras cosas, los ingresos tributarios consecuencia de la tasa plana subieron vertiginosamente. Después de ser ajustados a la inflación, los ingresos fueron superiores en un 28 por ciento en el 2001 que en el 2000, un 54.5 por ciento en el 2002 que en el 2000, y un 80.1 por ciento de enero a junio del 2003 que en el 2000.

Súper Mayoría Votante: Para decisiones fiscales importantes, se debe establecer una súper mayoría votante en Ecuador. Algunos países requieren súper mayorías votantes para decisiones importantes. Tal regla electoral protege a "la minoría" de la potencial tiranía de una "mayoría simple". Una regla de súper mayoría votante es particularmente importante para la protección de minorías en países como Ecuador donde el proceso democrático no está circunscrito por un firme Estado de Derecho.

Las decisiones fiscales son importantes. La aritmética de los presupuestos nos muestra que dos nuevas reglas fiscales podrían ser suficientes para controlar el alcance y la escala del gobierno y proteger los intereses minoritarios. Los gastos totales menos el total de los ingresos es igual al déficit, que en cambio incrementa el total de deuda pendiente.

Las reglas de súper mayoría pueden limitar alguna de estas dos variables, lo que limitaría las otras variables. ¿Cuál de éstas se deben limitar? El camino más fácil para contestar esta pregunta es bosquejar una enmienda a la constitución ecuatoriana:

Sección 1. La deuda total ecuatoriana sólo puede incrementarse con la aprobación de dos tercios de los miembros del Congreso Nacional.

Sección 2. Cualquier nuevo impuesto o incremento de tasa o base de alguno ya existente se convertirá en ley únicamente con la aprobación de dos tercios de los miembros del Congreso.

Sección 3. Las dos secciones anteriores de esta enmienda deben ser suspendidas durante el ejercicio fiscal en el cual una declaración de guerra esté en efecto.

Desregulación: La economía ecuatoriana está enrollada en papeleos y regulaciones. Una gran parte de la carga para un nuevo negocio es lo que podría llamarse el impuesto de entrada. ¿Cuánto, bajo los costos impuestos por mandato gubernamental, costaría comenzar un nuevo negocio legalmente? Esto es importante porque nuevas empresas fomentan la competencia.

En Ecuador, los costos impuestos por mandato gubernamental fomentados por las regulaciones son onerosos e impiden la competencia. Toma, en principio (sin contar las demoras burocráticas), 141 días para establecer un nuevo negocio. El mismo trámite en Canadá tarda sólo 2 días y en Estados Unidos toma 7 días.

Ecuador debe montar una gran campaña de desregulación similar a la que en su momento se implementó en Nueva Zelanda. Tal campaña reduciría el papeleo, clarificaría las reglas del juego (por ejemplo, en el sector de generación de energía eléctrica) y daría a la economía un impulso a la competitividad.

Privatización: El costo público incurrido en proporcionar una dada cantidad y calidad de producción es cerca de dos veces más que la provisión privada. Este resultado ocurre con tal frecuencia que ha ocasionado el surgimiento de la "regla del pulgar", "la regla burocrática de dos." Para reducir drásticamente los costos de los bienes y servicios e incentivar la competitividad ecuatoriana, las empresas estatales deben ser privatizadas.

El sector eléctrico debe ser una prioridad en la lista de privatizaciones gubernamentales. En la actualidad, el sector energético (incluido Petroecuador) sufre del derroche masivo, el fraude y el abuso. Esto representa nada más que "la maldición del petróleo". Y Ecuador no es el único país que sufre la enfermedad de la "maldición", especialmente corrupción. Un muestreo reciente de la prensa nos lo muestra: el mes pasado, escándalos de corrupción se han presentado en Azerbaiján, México e incluso Noruega, un país con uno de los sectores petroleros gubernamentales más limpios.

La privatización del sector petrolero debe ser completa, incluyendo los campos que actualmente producen, los campos potenciales y todo el transporte, almacenamiento y operaciones de refinamiento. ¿Qué se debe hacer con los ingresos de las privatizaciones? Primero, deben ser usados para liquidar la deuda ecuatoriana. Y segundo, los recursos restantes deben ser en sí mismos privatizados equitativamente, es decir, distribuidos a la población. Después de todo, ¿el petróleo ecuatoriano no les pertenece a todos los ecuatorianos?