Tráfico aéreo: ¿control o caos?

Chris Edwards señala que la mejor práctica a nivel mundial es separar la prestación de los controles aeroportuarios (que deberían descentralizarse) de la regulación de la seguridad aérea (que debería permanecer en manos del Gobierno).

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Por Chris Edwards

El control del tráfico aéreo (ATC) se está convirtiendo en un "caos", tal y como advirtió el secretario de Transporte, Sean Duffy, el 4 de noviembre. Como empleados de la Administración Federal de Aviación (FAA), los controladores aéreos no estaban cobrando durante el cierre del Gobierno. Algunos se quedan en casa, lo que provocó retrasos y cancelaciones de vuelos en todo el país.

Este caos provocado por el presupuesto es innecesario, ya que no necesitamos integrar el ATC en nuestro disfuncional Gobierno. He defendido la privatización del ATC basándome en el modelo canadiense. El Gobierno no fabrica aviones, ni debería guiarlos por los cielos. El ATC es una industria de alta tecnología que necesita flexibilidad, los mejores talentos, innovación de vanguardia y estabilidad financiera.

A falta de privatización, Robert Poole, de Reasonsostiene que al menos deberíamos sacar el ATC de la burocracia. Afirma que 98 países han aislado su ATC de la política trasladándolo a una organización financiada por los usuarios fuera del presupuesto gubernamental. Poole señala que "nuestras aerolíneas, pasajeros y controladores aéreos se librarían de las miserias actuales" si el Congreso separara las operaciones del ATC de nuestra fallida FAA.

Poole también analiza una "crítica devastadora" del plan de modernización de la FAA denominado NextGen. Según los auditores del Departamento de Transporte, esta iniciativa de dos décadas y 36.000 millones de dólares solo ha logrado el 16% de los beneficios previstos. En lugar de crear un ATC de vanguardia, los auditores descubrieron que "muchos programas y capacidades clave se han excedido en el presupuesto y se han retrasado hasta 2030 o más allá".

Los estadounidenses no pueden esperar años a que la torpe burocracia de la FAA actualice sus antiguos equipos, especialmente cuando la demanda de aviación sigue aumentando. Además, las batallas políticas sobre el presupuesto solo empeorarán en los próximos años, y es probable que se produzcan más cierres. Una vez que haya terminado la crisis actual, el Congreso debería llevar a cabo reformas para sacar las operaciones de ATC del presupuesto y convertirlas en una organización autofinanciada, como el sistema canadiense.

Seguridad en el transporte: ¿administración o anarquía?

El ATC no es la única parte de la aviación estadounidense que se ve afectada por el cierre del Gobierno. Los controles de seguridad de los aeropuertos sufrieron retrasos, ya que los trabajadores de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) que no cobraron sus salarios y empezaron a quedarse en casa. Al igual que las interrupciones causadas por la FAA, los retrasos causados por la TSA son innecesarios, explica Marc Scribner, de Reason:

"Los controles de seguridad en los aeropuertos son demasiado importantes como para dejarlos en manos de las disputas políticas del Congreso. En su lugar, las operaciones de control de seguridad deberían delegarse a los aeropuertos individuales, y la TSA debería reorganizarse como una agencia reguladora dedicada a supervisar este sistema reformado".

La mejor práctica a nivel mundial es separar la prestación de los controles aeroportuarios (que deberían descentralizarse) de la regulación de la seguridad aérea (que debería permanecer en manos del Gobierno). Scribner señala que "el actual modelo dual de proveedor-regulador de la TSA presenta un conflicto de intereses inherente, mientras que su monopolio y su dependencia de la financiación pública general crean un único punto de fallo de alto costo".

Ahora que terminó la debacle del cierre del gobierno, el Congreso debería transferir el control de los controles de pasajeros y equipajes a los aeropuertos del país. Los aeropuertos podrían entonces subcontratar los servicios a empresas de seguridad especializadas. La mayoría de los aeropuertos de Europa y Canadá utilizan empresas privadas para los controles de aviación. El gobierno federal mantendría las responsabilidades en materia de inteligencia aeronáutica y regulación general de la seguridad.

El Congreso debería liberar a la aviación estadounidense del caótico presupuesto federal. La TSA ha estado causando retrasos y suspendiendo las pruebas de seguridad durante más de dos décadas, mientras que la burocrática FAA no es el lugar adecuado para albergar una industria de alta tecnología. Para una nación pionera en la aviación, deberíamos ser líderes en control del tráfico aéreo y en inspecciones aeroportuarias eficientes, y solo lo conseguiremos sacando estos sistemas de la burocracia federal.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 5 de noviembre de 2025.