El Cato Institute de Washington

El Cato Institute se ha convertido rápidamente en uno de los motores del pensamiento político y económico actual en los Estados Unidos. Perfiles Liberales presenta a sus lectores las claves y datos de esa influencia.

Pocas instituciones privadas de pensamiento político-económico han alcanzado en los últimos años tanto prestigio y, sobre todo, tanta influencia como el Cato Institute de la capital estadounidense. Desde el Washington Post hasta la revista Time y desde el New York Times hasta el poderoso Wall Street Journal, no hay un solo medio de comunicación importante en los Estados Unidos que no se haya hecho eco últimamente sobre los seminarios y conferencias del Cato, y, especialmente, sobre las propuestas de esta institución. Si a la mayor parte de estos foros y fundaciones se les conoce en Norteamérica por la denominación de Think-Tanks, al Cato Institute habría que reconocerle una capacidad "bélica" muy superior a la de un solo tanque, y tal vez sería más realista referirse a él como una especie de Think- Army. Scott Lehigh, del Boston Globe, afirma que las universidades le han cedido su influencia y su condición de centros neurálgicos del pensamiento a institutos como el Cato. Pero, ¿dónde está el secreto de esta organización?

El Cato Institue se fundó en 1977 y desde el principio dejó muy claro su carácter apartidista en cuanto a la política estadounidense. Se eligió el nombre de "Cato", porque  antes y durante la Revolución Americana, se denominaban así los panfletos liberales que poco a poco fueron sentando las bases ideológicas sobre las que se habría de fundamentar la nueva república una vez desprendida del colonialismo y de la monarquía. De hecho, el Cato basa su acción en la defensa de valores que no son en sí mismos ninguna novedad: limitación del Estado, libertades individuales, paz y seguridad, no injerencia pública en los asuntos privados… Lo radicalmente nuevo en el Cato - y, seguramente, la clave de su éxito arrollador- es la manera en que se aborda la defensa de esos principios: sin concesiones "pragmáticas" y con una valentía intelectual que no deja de asombrar a propios y extraños.

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El economista peruano Ian Vásquez (der.) dirige el proyecto sobre libertad económica global del Cato Institute. En la foto, junto a Mario Vargas Llosa.

Así, el Cato "se ha atrevido" a decir aquellas cosas que mucha gente piensa, pero que pocas personas manifiestan por temor a chocar frontalmente con el establishment que mantiene el statu quo. ¿Qué cosas? Que hay que privatizar el maltrecho sistema de pensiones estadounidense y que, en esta materia, un país latinoamericano como Chile puede ser un modelo del que debería aprender la nación más poderosa del mundo. Que la lucha contra las drogas es imposible de ganar y además, entraña una vulneración tan grande de los derechos del individuo que, verdaderamente, no compensa mantenerla. Que los Estados Unidos tienen que abandonar su costoso liderazgo militar en el mundo y concentrarse en su propia autodefensa. Que sí se puede reducir drásticamente el Estado y privatizar - es decir, devolver a la sociedad civil - áreas que tradicionalmente han estado gestionadas por la administración pública… Y un largo etcétera.

El Cato ha mantenido desde su fundación un crecimiento sotenido que le convierte hoy en una organización integrada por más de cien personas y con un presupuesto annual que supera los doce millones de dólares. Y todo aquello lo ha logrado a pesar de no aceptar un centavo de dinero público, precisamente por coherencia con su idea de que el Estado no debe interferir en la formación y evolución de la sociedad civil. Miles de ciudadanos individuales, empresas y fundaciones contribuyen a que la maquinaria del Cato siga funcionando. En la actualidad, además de sus constantes eventos públicos y sesiones de trabajo privadas, el Cato mantiene un programa de publicaciones de gran alcance, con varios boletines y revistas periódicas y una incesante aparición de nuevos títulos en su colección de libros, monografías y estudios de diverso tamaño. La vocación internacional del Cato ha llevado al instituto a trabajar muy especialmente con América Latina, y también a organizar algunas de sus principales conferencias en Shangai, Londres, Moscú o la Ciudad de México.

Tal vez una de las iniciativas del Cato que mayor éxito han tenido sea la introducción en Internet de un sistema que permite a cualquier ciudadano calcular el monto de su pensión si estuviera gestionada en un marco privado similar al chileno u otros de reciente creación, y compararlo con la miserable e insegura cantidad que el sistema de reparto, vigente todavía en Estados Unidos, le facilitará. La repercusión ciudadana de esta estrategia ha sido tan grande que, verdaderamente, se puede asociar a ella, en gran medida, el rápido e importante cambio de opinión que está experimentando la sociedad estadounidense sobre este particular.

Esta interesante opción de cálculo y el resto de los datos esenciales sobre el Cato Institute se encuentran en la dirección de Internet www.cato.org y existe también una versión en español de la información de este instituto, que está situada en www.elcato.org .

Artículo aparecido en la revista Perfiles Liberales de abril, 1999.