Propuesta para Argentina: Money market mutual fund marketing
Entrevista
realizada por Hugo
Alconada Mon de la redacción del diario argentino La Nación.
Se publicó originalmente en la sección de Economía
de ese diario el domingo 19 de mayo de 2002.
Por Steve H. Hanke
Entrevista a Steve H. Hanke
Entrevista
realizada por Hugo
Alconada Mon de la redacción del diario argentino La Nación.
Se publicó originalmente en la sección de Economía
de ese diario el domingo 19 de mayo de 2002.
-¿Aún piensa que la dolarización es la mejor solución para la Argentina?
-Si
la Argentina espera emerger de su caos actual, su régimen fiscal debe
estar completamente subordinado a su régimen monetario. El único modo
de hacerlo es desmantelando el Banco Central, liquidar el peso, dolarizar
completamente la economía y prohibir la emisión de cuasimonedas.
La
dolarización no sólo aseguraría la subordinación fiscal, sino que también
daría a la Argentina el tan necesario shock de confianza. Además, revertiría
la dramática caída de la recaudación fiscal.
Esta
medicina probablemente funcionaría en la Argentina. Después de todo,
generó un shock de confianza en Ecuador, un país cerca del caos económico
antes de dolarizar en el 2000. Ahora la economía ecuatoriana figura
al frente en América latina y sus ingresos que no provienen del petróleo
se incrementaron más de un 40% por año.
Es
importante destacar, sin embargo, que la dolarización es una condición
necesaria, pero no suficiente, para que la Argentina alcance todo su
potencial. El Estado de Derecho debe ser respetado. Ningún país puede
progresar si no reconoce la santidad de los contratos, base de la moral
privada y requisito indispensable para un orden social sano.
Subrayo
la cuestión de la seguridad jurídica porque el gobierno de Eduardo Duhalde
ha enfocado sus esfuerzos -como los bolcheviques lo hicieron en Rusia-
en abolir los contratos privados. Por ejemplo, eliminó la convertibilidad,
reforzó el corralito y pesificó la economía, para mencionar sólo algunas
de las más gruesas infracciones a las leyes contractuales.
-¿Qué
falló en la Argentina en los últimos años? ¿Sólo la convertibilidad?
-Con
la ventaja que da la retrospección, el gran error de Argentina es no
haber dolarizado su economía a principios de 1999, cuando el entonces
presidente Carlos Menem lo propuso y cuando un estudio que escribí junto
a Kurt Schuler lo respaldó. Insisto, dolarizar en 1999 hubiera beneficiado
a la Argentina con un gran shock de confianza. Hubiera terminado con
la recesión, hubiera evitado la cesación de pagos y los restantes problemas
políticos y económicos que el país ha debido enfrentar desde entonces.
-¿Que
piensa de las exigencias del FMI? Repetidas veces usted ha afirmado
que la Argentina debe buscar sus fallas más en los factores internos
que en los externos.
-La
mayoría de los problemas de la Argentina fueron generados por los gobiernos
argentinos. Tanto el gobierno de Fernando de la Rúa como el de Duhalde
no respetaron la seguridad jurídica. Como resultado, han promovido el
hurto legalizado.
Basta
con recordar el canje de deuda hecho por Domingo Cavallo en noviembre
de 2001. Ese canje fue compulsivo para los bancos y las administradoras
de pensiones, y los acuerdos hechos en forma compulsiva son normalmente
considerados nulos e inexistentes en un régimen de derecho, pero no
en la Argentina.
En
lo que respecta al FMI, ha sido parte hasta cierto grado en la destrucción
de los derechos de propiedad privada y la nulificación de los contratos.
Después de todo, el FMI aprobó la idea de la flotación del peso y la
pesificación de la economía, y esas dos medidas, por definición, requieren
la ruptura de los contratos y la destrucción de los derechos particulares.
El caos resultante debería servir de severo testimonio para todos aquellos,
incluso en el FMI, que promovieron esas medidas.
-¿La
Argentina puede recuperarse en el corto plazo?
-En
el corto plazo, la dolarización resolvería el problema monetario de
una vez y para siempre. Pero el problema bancario resulta un escollo
mucho más difícil de superar. Una reforma que hace viable la moneda,
pero no soluciona el problema del dinero en los bancos, es incompleta.
Para hacer viable la captación de nuevos depósitos, el encaje parcial
debería ser reemplazado por money-market mutual fund banking, como forma
de establecer reservas bancarias del ciento por ciento.
Bajo
money-market mutual fund banking, los bancos que aceptaran depósitos
se transformarían en money-market mutual funds. Los depositantes no
vivirían más con el miedo de no poder retirar sus ahorros porque los
bancos tendrían las reservas líquidas para cubrir los retiros. El pánico
bancario, la crisis bancaria sistémica y la rebelión fiscal serían cosa
del pasado.
Otra
importante ventaja de money-market mutual fund banking es que se necesitaría
muy poco capital para cubrir los pequeños riesgos asociados con el neteo
de sus activos y pasivos. Esto convertiría a los money-market mutual
fund banking en un instrumento particularmente eficaz para economías
emergentes, donde los bancos están notoriamente descapitalizados.
¿Cómo
se proveería de crédito en semejante sistema monetario y bancario? Bancos
mercantiles (o de inversión) asumirían esa función. Podrían intermediar
entre los ahorros y generar el crédito mediante la promoción de acciones
e instrumentos de deuda.
Pero
para el éxito en el largo plazo, el país debe seguir las palabras visionarias
del primer secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Alexander Hamilton:
la Argentina debe respetar la santidad de los contratos y abrazar "el
buen gobierno".
-¿Comparte
la idea de Rudiger Dornbusch de instaurar en la Argentina un gobierno
extranjero temporario?
-Aunque
tengo mis reservas, la propuesta de Dornbusch merece atención. Después
de todo, está claro que la clase política argentina se ha demostrado
incapaz de hacer las cosas correctamente. Y esta es la vieja historia
desde la fundación de la República. Entonces, ¿por qué no dejar que
expertos extranjeros se encarguen de la administración?
Si
nos retrotraemos a los años 20 y examinamos las actividades de la Liga
de las Naciones, encontramos que los países que dejaron su economía
en manos de los expertos de la Liga les fue bien. En 1928, por ejemplo,
Jacques Rueff, el famoso economista francés, lideró una misión de tres
expertos en Bulgaria. Rueff colocó al país, que estaba en bancarrota,
dentro del patrón oro y la economía floreció.
Mi
mayor reserva con respecto a la propuesta de Dornbusch es que los expertos
serían probablemente los del FMI, no los que se asemejan a Jacques Rueff,
un hombre sensato económicamente y respetuoso del Estado de Derecho.