Perú: Reforma laboral toma forma, beneficios serían graduales y no habría salario mínimo

por Instituto Peruano de Economía

Por Instituto Peruano de Economía

La ministra de trabajo Susana Pinilla, expresó a Gestión que entre las medidas que se evalúan está que las empresas con menos de cinco trabajadores puedan negociar un sueldo mínimo legal mejor con sus trabajadores y que los cambios laborales podrían aplicarse también a trabajadores antiguos. (Gestión)

Lo anunciado por la ministra es alentador, porque el salario mínimo genera muchas distorsiones y perjudica a quienes se supone pretende beneficiar. Las microempresas son las mayores generadoras de empleo. El 95% del empleo es generado por empresas de 2 a 5 trabajadores. La ministra ha reconocido que por su tamaño y nivel de producción, éstas no pueden pagar un salario mínimo de S/.500. La presencia del precio controlado obliga a las empresas a trabajar en la informalidad, perjudicando a sus trabajadores, que quedan sin acceso a beneficios sociales o pensión. Y las pocas formales pierden competitividad con el aumento de sus costos. Según el BID, el Perú tiene uno de los 5 salarios mínimos más altos de América Latina. Dado que éste no refleja la productividad del trabajador, la tasa de incumplimiento es de 23.5%, cuando en la región es de sólo 6.6%. El Estado debe permitir que los salarios los fije el mercado y dejar el salario mínimo como una referencia.

Incluso las retribuciones no monetarias, como la capacitación laboral, pueden negociarse. El trabajador se beneficia porque las mayores habilidades le permiten obtener un mayor salario y un mejor empleo, lo cual en la práctica implica más independencia. En Lima, por ejemplo, según cifras del INEI, los trabajadores con instrucción superior no universitaria ganan 31% más que aquellos que sólo tienen secundaria completa, por poner sólo un ejemplo en el caso de niveles de instrucción contiguos. Y la empresa se beneficia de la mayor productividad que le proveen sus trabajadores más capacitados, lo cual se traduce en mejor desempeño y mayor eficiencia. Un salario mínimo alto, en cambio, fomenta la informalidad, perjudica a los trabajadores que quedan sin beneficios y a las empresas que no acceden al crédito ni a la posibilidad de exportar.

De otro lado, dar beneficios laborales progresivos para formalizar el empleo es una alternativa razonable, si se considera que los trabajadores prefieren acceder a la seguridad social y a la jubilación antes que a nada. Por último, es positivo que los cambios tengan metas, ya que de esta manera se puede evaluar la eficacia de los mismos. Por ello, los indicadores de desempeño deben ser suficientes y medir aspectos que no dependan del cumplimiento de otras medidas que no estén bajo control. La flexibilización de la rigidez laboral es positiva para quienes no tienen empleo ni beneficios laborales.

Es claro que al trabajador y a la empresa les conviene que el primero se capacite. Por tanto, en vez de pensar en estabilidad laboral o mayores costos de indemnización por cese intempestivo, lo ideal es incentivar la capacitación de los trabajadores. Eso garantiza sus ingresos más que cualquier norma que atornille al trabajador al puesto de trabajo.

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Fuente: : INEI / Elaboración: Instituto Peruano de Economía
* Son las remuneraciones acumuladas de los trabajadores asalariados e independientes durante un año.