Paraguay: Destruyendo el sistema financiero

Víctor Pavón explica que "Reducir las tasas de interés por las tarjetas de crédito, por tanto, no se hace obligando al otro por medio de la fuerza utilizando la ley. La disminución del costo del dinero es una cuestión del mercado que solo se puede dar introduciendo más competencia y con menos burocracia estatal".

Por Víctor Pavón

Nada puede ser más beneficioso para las personas que el capitalismo liberal, sinónimo de acuerdos voluntarios entre las partes en la que cada quien gana de acuerdo a sus propias valoraciones subjetivas. En sistema financiero opera bajo esta misma regla. ¿Quién no desea pagar menos por un producto o servicio? Nadie en su sano juicio desea pagar más caro. Sin embargo, para que esto suceda tanto el comprador como el vendedor deben ponerse de acuerdo libremente.

El sistema financiero paraguayo, en tal sentido, ha venido dando en los últimos años importantes avances, como se puede apreciar por la inclusión de cada vez más personas de diversos estratos socio económicos, a lo que hay que agregar la significativa reducción de los índices de morosidad. Estas evidencias no solo son contundentes, sino también beneficiosas para las familias y pueden seguir mejorando, así como también pueden bajar las tasas de interés.

En el capitalismo liberal y en este caso en el mercado financiero, aquel acuerdo libre sin coacciones entre las partes es una condición necesaria para aumentar su calidad, rendimiento y provecho en beneficio de todos. Reducir las tasas de interés por las tarjetas de crédito, por tanto, no se hace obligando al otro por medio de la fuerza utilizando la ley. La disminución del costo del dinero es una cuestión del mercado que solo se puede dar introduciendo más competencia y con menos burocracia estatal que entorpece la dinámica del ahorro y de la inversión, ya sea aquí en nuestro país o en cualquier otro lugar del mundo.

No existen recetas mágicas y menos aun cuando provienen del populismo que no hace más que forzar los acuerdos voluntarios de individuos y empresas. Tal vez las tasas de interés sean altas para nuestro medio como se afirma con insistencia, pero esto no puede ser corregido mediante una ley que obligue a una de las partes. Si así se procede, se expandirá la demanda de tomadores de crédito por la disminución artificial de las tasas de interés, pero también por otro lado se reducirá fuertemente la oferta compuesta por los bancos y financieras que prestan el servicio a través de las tarjetas.

Si el retorno del capital prestado se reduce cada vez más y de manera obligatoria hacia el nivel del costo de intermediación, el resultado será que los emisores restringirán sus servicios haciéndolos mas caros y con más requisitos que cumplir. Los redactores de esta ley y sus promotores, afirman que las tasas de interés son demasiados altas, dándoles el carácter de usura, lo que por supuesto fue inmediatamente bien recibida por gran parte de los clientes que así se beneficiarían con una merma en sus respectivos pagos. Y como dijimos ¿quién no estaría de acuerdo en pagar menos?

Sin embargo, este tipo de leyes impulsadas bajo el influjo del populismo cuya característica consiste en obligar a unos a pagar por otros para así tratar de quedar bien sin importar los efectos de las medidas prometidas o aplicadas por ley, conducen a ciertas consecuencias que empiezan a aparecer y no por arte de magia o por la maldad de los banqueros, sino porque la ley está imponiendo a tomar ciertas decisiones debido a que afectan el cálculo empresarial, ya sea estemos hablemos de un banco, una financiera, una despensa o un bar.

Las tasas de interés son exactamente eso, valoraciones que surgen sobre el consumo presente y futuro, requiriendo de cierto margen de retorno de acuerdo a variables como el riesgo de devolución por parte del cliente, los costos administrativos, a lo que se suman la informalidad del mercado financiero en el país. En el afán de bajar las tasas de interés usando la coerción de la ley, también se esta procediendo a destruir lenta pero sostenidamente al mismo sistema financiero.