Dos Bocas se inunda

Eduardo Turrent Díaz comenta la reciente inundación de la refinería que se construye en Dos Bocas (Tabasco, México).

Por Eduardo Turrent Díaz

Lo más relevante es que la naturaleza ya dio su aviso. Ya anunció que las instalaciones de la refinería pueden volver a inundarse de manera severa y costosa.

Una de las principales noticias la semana pasada, fue sobre la inundación que sufrió la refinería que se construye en Dos Bocas, Tabasco. Desde luego, para las autoridades lo ideal habría sido que la inundación no se produjese. Pero ya materializada, tal vez desearon que la noticia no se difundiera a lo largo y ancho de México. La propia presidenta municipal de la demarcación “El Paraíso” –donde se encuentra ubicada la obra– dio a conocer la información sobre la agresiva inundación.

Respecto a las inundaciones en Tabasco, parece gravitar una previsibilidad casi fatal. El propio presidente López Obrador escribió en uno de los libros de su autoría: “En Tabasco la naturaleza tiene un papel relevante… Aquí todo aflora y se sale de cauce. En esta porción del territorio nacional, la más tropical de México, los ríos se desbordan, el cielo es proclive a la tempestad…”

Con esos indicios, parece haber pocos atenuantes para la inundación de la refinería que se encuentra en edificación frenética. Al tema se refirió en su columna aquí en El Economista, en la edición del lunes, la diputada por Tabasco Soraya Pérez. En la columna, esa observadora señaló tajante: “hasta el día de hoy, no sabemos si la Refinería cuenta con un estudio hidrológico…” Es decir, un sustento técnico relativo a hidrología del sitio y posibles inundaciones. Ello, en razón de que si no se cuenta con esos apoyos, “los cauces de los ríos cercanos o masas importantes de agua, pueden verse afectados por la obra”.

Es ampliamente conocido que la edificación de la refinería ya rebasó su presupuesto original. Y la inundación de la semana pasada seguramente elevará los costos de la obra. Pero lo más importante no es eso. Lo más relevante es que la naturaleza ya dio su aviso. Ya anunció que las instalaciones de la refinería pueden volver a inundarse de manera severa y costosa. En la misma columna de Soraya Pérez, se cita que varios expertos sobre el tema de la hidrología dictaminaron “que la refinería debió estar construida cuando menos cinco o siete metros por encima de los vasos reguladores que rellenaron”.

Y lo peor son los efectos colaterales que implica el proyecto. Las externalidades pues. Inmensas bombas extraen del sitio grandes volúmenes de agua. Y esos volúmenes se envían a saturar todavía más el entorno hidráulico circundante, amenazando a la población vecina. Todo en detrimento del bienestar público.

Este artículo fue publicado originalmente en El Economista (México) el 27 de octubre de 2022.