Abogados litigantes, prácticas socialistas

Por Carlos A. Ball

La gente que más rápidamente ha hecho dinero en Estados Unidos en las últimas décadas no ha inventado nada en beneficio de la humanidad, sino que por el contrario se ha esforzado en destruir lo que otros, con esfuerzo y trabajo, han dedicado sus vidas a construir. Me refiero a los abogados litigantes, esa nueva plaga especializada en la creación de supuestas víctimas. Si usted es gordo es porque la publicidad de MacDonald's lo impulsó a comer papitas fritas; si usted sufre de problemas pulmonares es culpa de la propaganda de Marlboro o del humo de los cigarrillos que otros fuman; si alguien le disparó es culpa del fabricante de armas; el silicón en los implantes o el plomo en la pintura y en las tuberías son igualmente mortales y todo ello es responsabilidad única del fabricante o del propietario.

Los comunistas y socialistas siempre llegaron al poder incitando la envidia, el odio de clases y el sentimiento de víctima entre los ciudadanos. Asimismo, los abogados litigantes se han especializado en la creación de "víctimas" y el número de gente que participa en las demandas en casos de asbestos aumentó de 21 mil personas en 1982 a 750 mil el año pasado. En el mismo período, las empresas demandadas por asbestos pasaron de 300 a 8 mil. Más de 67 empresas se han declarado en quiebra por tales demandas y 54 mil millones de dólares ya han sido pagados en compensaciones. La gran mayoría de las personas que participan en las demandas jamás han sufrido ningún síntoma de enfermedad por exposición al asbesto y el grueso de los pagos va directamente a los abogados litigantes.

Estos abogados comenzaron defendiendo a mineros y obreros de fábricas de productos de asbestos, pero más recientemente se han dedicado a investigar a quienes esas empresas vendían sus productos para demandarlas también. La selección del demandado tiene poco que ver con culpabilidad y mucho con la profundidad de sus bolsillos. Actualmente hay unas 200 mil demandas por asbestos obstruyendo el sistema judicial y dificultando que demandantes con causas reales logren obtener justicia en un tiempo y a un costo prudencial.

Si usted se siente al margen del problema es porque no ha considerado que esas 8 mil empresas demandadas han tenido necesariamente que aumentar sus márgenes de ganancia para pagar sentencias infladas, por lo que usted está indirectamente pagando una parte de las inmensas ganancias de los abogados litigantes en los productos y servicios que compra diariamente de empresas norteamericanas y europeas. Las compañías de seguros han tenido que aumentar sus reservas y por eso usted ve que sus pólizas ahora aumentan todos los años. O, peor aún, usted perdió su empleo o a su mejor cliente cuando cerró una de las empresas demandadas.

Los abogados litigantes están logrando también que los médicos se retiren o que se dediquen a especialidades menos complicadas. Ginecólogos y cirujanos frecuentemente no pueden pagar las primas exigidas por sus aseguradores. En el estado de Florida, por ejemplo, el seguro por negligencia o incompetencia profesional le cuesta a un ginecólogo unos 150 mil dólares anuales y el ginecólogo atiende en promedio a unos 150 partos al año, lo que quiere decir que gracias a las demandas cada nacimiento en la Florida cuesta 1.000 dólares más. Me imagino que aquellos activistas a favor del aborto y en contra del aumento de la población estarán muy complacidos con ese apoyo de los abogados litigantes. Pero a medida que crece el problema, más empresas de seguros se retiran del ramo médico, lo cual hace que más médicos abandonen la profesión o su delicada especialidad.

En las demandas contra las tabacaleras se asociaron los fiscales estatales con los abogados litigantes para lograr un convenio por 246 mil millones de dólares. En 1977, la Corte Suprema permitió a los abogados hacer publicidad y ahora somos bombardeados a diario por anuncios de firmas de abogados a la caza de nuevas víctimas.

Debemos recordar que los formidables impulsos de las nuevas tecnologías y de la Bolsa de Valores sufrieron un terrible golpe con la demanda antimonopolios contra Microsoft. No se logró comprobar la supuesta y dañina actuación anticompetitiva de Microsoft, empresa que con sus productos y servicios sí ha beneficiado a la humanidad entera, pero el daño económico fue gigantesco. Ni la Bolsa ni el sector tecnológico se han recuperado. Ahora avanza una demanda feminista contra Wal-Mart, empresa comercial que emplea a más de un millón de personas y cuyo crecimiento ha sido parecido al de Microsoft. Por otra parte, el senador demócrata John Edwards—quien hasta hace poco fue un exitoso abogado litigante—lanzó recientemente su candidatura presidencial. Casi lo peor que le podría pasar a la nación es tener a un abogado litigante en la Casa Blanca.

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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