Memorias de Rose y Milton Friedman

Por Carlos A. Ball

Si usted piensa leer sólo una biografía este año, le recomiendo que sea las memorias de Rose y Milton Friedman ("Two Lucky People", Chicago University Press, 1998). Friedman es el economista más famoso e influyente a fines del siglo XX. El y Rose Director se conocieron en una clase de economía en la Universidad de Chicago en 1932, dictada por el profesor Jacob Viner, quien solía sentar a sus alumnos por orden alfabético. Luego de un romance de seis años, se casaron en 1938; desde entonces han compartido una intensa y fecunda vida de trabajo intelectual.

Rose nació en Ucrania y emigró de niña a Estados Unidos. Milton era hijo de inmigrantes pobres, en Brooklyn. Parte de la fascinación de estas memorias es que cada uno va contando la historia de su vida. Uno de ellos habla por varios párrafos, seguidos por otros párrafos de relato del otro. Así vemos que con determinación y trabajo comprobaron el "América gonif", expresión hebrea que asegura que en este país de oportunidades, todo es posible.

Milton comenzó desde muy temprano a refutar la sabiduría convencional. Su tesis de doctorado en la Universidad de Columbia acusaba a la Asociación Médica Americana de prácticas monopólicas, por lo cual los médicos obtienen ingresos muy por encima del nivel de competitividad. Por ello, su tesis terminada en 1940 no fue publicada sino hasta 1946 y, aún hoy en día, en ciudades como Miami vemos a muchos médicos competentes de América Latina que no pueden ejercer su profesión por absurdas trabas legales. La eliminación de certificación y licenciatura de taxistas, peluqueros o abogados es una de las grandes batallas por la libertad individual que todavía están pendientes.

Rose, en la página 87 admite: "Desde el principio, nunca tuve el deseo de competir con Milton profesionalmente, quizá porque soy lo suficientemente inteligente para darme cuenta que no podría". Eso es algo "políticamente incorrecto" hoy en día, donde tantas esposas se sienten que tienen que competir con el marido y con todos los demás hombres a su alrededor, pero qué bendición para ese matrimonio ideal que ha trabajado de la mano por más de 60 años.

Durante la II Guerra Mundial, Milton trabajó en el gobierno y una de las pocas cosas que se arrepiente es haber diseñado el procedimiento de descontar el impuesto federal por nómina de sueldos a los trabajadores, por lo cual la gente no llega a darse cuenta del inmenso peso del estado. Cambiar ese procedimiento "transitorio" y aplicado por las "necesidades de la guerra" no ha sido posible; a los políticos no les conviene y como escribe el profesor Friedman: "la primera ley de la burocracia es que la única manera posible de hacer algo es la forma como se está haciendo". Por ello es fácil introducir un nuevo programa gubernamental pero casi imposible eliminarlo. Ejemplo: el Fondo Monetario Internacional, que cómo organización multilateral es aún más difícil clausurarlo, aunque haya perdido su razón de ser hace años.

Encontré especialmente interesante las experiencias de Friedman en la India, un país sumido en la pobreza más dantesca y donde se le obliga a la gente a comprar costosos automóviles ensamblados por ineficientes plantas locales, mientras se mantiene prohibida la importación de autos usados baratos para "proteger" unos pocos miles de empleos. Igual ha sucedido por casi toda Latinoamérica, donde existe una descarada colusión entre ensambladoras y políticos, en evidente perjuicio del bienestar del pueblo. En mi país, Venezuela, donde 80% de la población es ahora pobre, está prohibida la importación de ropa usada. Qué importa, los políticos y tecnócratas se hacen sus trajes en Savile Row. Friedman también menciona el éxito empresarial de los hindúes que emigran a otros países, mientras que en casa están atados de manos por regulaciones absurdas, igual como sucedió con los chinos que se iban a Hong Kong y los cubanos y nicas a Miami. La libertad y la competencia producen bienestar y riqueza, mientras que el socialismo arruina a países ricos.

Friedman fue el primero en proponer, hace 25 años, la introducción de la competencia en las escuelas públicas, quitándole el control de la educación a los políticos, administradores y sindicatos de maestros, para pasarlo a los dolientes: los padres. Y de una manera muy sencilla: repartiendo cupones a las familias para que estas compren la mejor educación posible para sus hijos. Friedman y Rose inclusive establecieron una fundación con ese propósito y en noviembre la Corte Suprema dictaminó a favor de la libre opción de los padres, quienes podrán enviar a sus hijos inclusive a escuelas parroquiales, pagando con cupones o "vouchers" emitidos por el gobierno local.

Los Friedman le han dedicado su vida a dar la batalla intelectual por la libertad de la humanidad. Todos los honores y reconocimientos recibidos, incluyendo el Premio Nobel en 1976, no han afectado su manera de actuar. En sus memorias nos cuentan la experiencia de una larga y fructífera vida de trabajo compartido. Su lectura nos llena de optimismo y admiración.

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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