¿Legalidad a la francesa?
Por Richard W. Rahn
¿Cuál es la diferencia entre Estados Unidos y Francia? En Estados Unidos todo es legal excepto lo que es explícitamente prohibido, y en Francia todo es ilegal excepto lo que es explícitamente permitido. Esto último ya no es como antes, puesto que el sistema legal estadounidense crece continuamente y se parece cada vez más al francés.
Estados Unidos fue bendecido con el sistema de derecho común inglés, o ley consuetudinaria basada principalmente en precedentes y estatutos en efecto en la Inglaterra de Jaime I en 1603. Muchas de las antiguas colonias inglesas adoptaron el sistema de derecho consuetudinario. Europa continental, por el otro lado, y muchos otros países adoptaron un sistema de derecho civil basado en códigos escritos al detalle.
El sistema de derecho civil tiene sus orígenes en el antiguo sistema legal romano. El más famoso de estos sistemas de derecho civil es el "Código de Napoleón" de 1804, el cual sirve de base para el derecho francés moderno.
Es ampliamente reconocido que el "Estado de Derecho" es necesario para una sociedad civil próspera. Pero con el fin de contar con un "Estado de Derecho," la gente necesita saber cuál es la ley y que ésta sea considerada razonable. Los Diez Mandamientos son un ejemplo de este principio. La mayoría de las personas pueden memorizar diez reglas, pero nadie podría saber 10.000 ó 100.000 reglas. La belleza del sistema tradicional de derecho consuetudinario era que existen relativamente pocas reglas, y el subsiguiente desarrollo de la ley estaba basado en los principios primeramente entendidos por el conjunto. No matarás, robarás, etc.
Desdichadamente, en décadas recientes hemos experimentado una explosión en la elaboración detallada de reglas que se ha alejado dramáticamente del derecho consuetudinario. Por ejemplo, el 30% de todas las leyes de crímenes federales ha sido aprobado desde 1970. Antes de 1950, la mayoría de los estadounidenses podían saber bastante bien si una acción que querían llevar a cabo podía violar la ley. Eso ha cambiado ahora.
Por ejemplo, ¿está usted completamente seguro que: no ha violado ninguna de las decenas de miles de páginas de reglamentos y regulaciones concernientes a impuestos? ¿Nunca se ha desecho indebidamente de ningún artículopor ejemplo basura o los propios desechos personales de unode acuerdo con todas las reglas y regulaciones ambientales? ¿Ha cumplido con todas las reglas relacionadas a la salud y la seguridad en el hogar y el lugar de trabajo, tales como la ubicación apropiada de los extintores de fuego y las alarmas de humo? ¿Sabe que la fuente de todos los dineros que usted ha recibido en su vida proviene de actividades no criminalesaún cuando usted no participó en ningún acto criminaly que han sido debidamente reportados? ¿Nunca ha dicho un chiste racial o étnico que pudo haber ofendido a alguien, etc., etc.? Pocos adultos estadounidenses podrían pasar tal prueba, lo que quiere decir que cualquiera puede ser sujeto a una acción judicial maliciosa.
El problema sería suficientemente malo si la gente fuera sujeta a nada más que a multas civiles razonables por violaciones a leyes como las mencionadas anteriormente u otras similares. Pero el Congreso cada día criminaliza más tales conductas al hacerlas delitos mayores castigados con prisión. Las condenas criminales tradicionales requerían que la gente se viera envuelta en un acto malo unido a una mala intención. Ahora en muchas de las áreas antes mencionadas, como los crímenes ambientales, uno puede ser enviado a la cárcel por un acto que uno muy probablemente no sabía que era un crimen y mucho menos tenía la intención de cometer. Por ejemplo, hay gente que ha sido condenada por hacer rellenos en áreas muy pequeñas y ocasionalmente húmedas en sus propiedades con el único propósito de detener el criadero de mosquitos o nivelar el terreno para actividades atléticas.
Conforme el número de leyes criminales aumenta y se aleja de la lógica y los precedentes del sistema de derecho consuetudinario, el respeto al Estado de Derecho disminuye, lo cual mina tanto a la sociedad civil como a la prosperidad económica. Uno tiene menos probabilidades de invertir en un proyecto de desarrollo productivo donde las leyes ambientales son tan subjetivas o irracionales que uno no puede saber con un alto grado de certeza si dicha inversión será permitida, y si los costos legales y de tiempo para tal determinación son amplios. Si casi cualquiera puede ser condenado por un crimen porque muchas de las cosas son tanto criminalizadas como desconocidas, las sanciones morales asociadas con las convicciones criminales también se ven disminuidas.
No hay manera cómo el número de fiscales y jueces pueda seguirle el paso al crecimiento explosivo de todos los comportamientos criminales recientemente definidos. El resultado es convicciones que son cada día más selectivas, lo cual le permite a los fiscales y jueces participar en extorsiones legalizadas"nosotros sabemos que usted es inocente y no lo acusaremos si usted coopera"y en retribuciones políticas. Esto, a cambio, ha aumentado la politización del proceso de selección judicial y el número de candidatos que son rechazados para puestos judiciales por cuestiones de carácter.
No es coincidencia que muchos países con sistemas legales civiles altamente detallados, como Francia, tienden a sufrir de más corrupción gubernamental que países que tradicionalmente han confiado más en sistemas de derecho consuetudinario. Estados Unidos se encuentra bastante empantanado en el proceso de politización e incomprensibilidad del sistema legal. Las presiones provenientes en su mayoría de la Unión Europea para la armonización impositiva (no a la competencia en impuestos), intercambio de información financiera, y leyes ambientales comunes, minarán aún más el Estado de Derecho en Estados Unidos y últimamente nuestra prosperidad.
El presidente Bush necesita expandir la actual batalla sobre sus nominados judiciales a un nivel de guerra sobre la excesiva criminalización y politización de nuestro sistema judicial. Hacer otra cosa producirá eventualmente una economía tan enferma como la francesa.
Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.