La violencia relacionada con las drogas en Mexico es una amenza para los Estados Unidos
WASHINGTON, DC— Ted Galen Carpenter, Vice Presidente de Estudios y Defensa Exterior del Cato Institute:
"El importante y creciente problema de la violencia relacionada con las drogas en la frontera sur de EE.UU. finalmente está siendo tratado por los medios. El Departamento de Estado de EE.UU. ha emitido alertas de viaje para los estadounidenses en México. El turismo a las ciudades fronterizas —una fuente de ingresos vital para comunidades que ya de por sí se encontraban en declive— se ha reducido significativamente. Y el número de incidentes violentos que se producen en territorio estadounidense ha crecido de forma alarmante".
Un nuevo estudio realizado por Carpenter, examina por qué, ante esta espiral de crimen, las autoridades estadounidenses y mexicanas se están preparando para gastar miles de millones de dólares más en políticas de prohibición, las cuales sólo han conseguido avivar las llamas de la violencia.
Washington, alarmado por el creciente poder de los cárteles mexicanos de droga, ha presionado al gobierno de Felipe Calderón para que realice una campaña anti-drogas más agresiva. Calderón ha respondido otorgándole al ejército el papel principal en la lucha contra el narcotráfico, en lugar de confiar en las policías federales y locales, las cuales han sido completamente corrompidas por el dinero de la droga.
Washington ha recompensado al gobierno de Calderón implementando la fase inicial de la llamada Iniciativa Mérida. En junio de 2008, el Congreso aprobó $400 millones para un modelo similar al Plan Colombia, un programa anti-drogas implementado en Colombia y en otros países que son productores de narcóticos en la región andina. Este plan, ahora en su noveno año, ya ha costado más de $5.000 millones, y ha fracasado en reducir significativamente el flujo de drogas provenientes de América del Sur. La Iniciativa Mérida probablemente costará miles de millones y será igual de ineficiente.
Abandonar el modelo prohibicionista al enfrentar el problema de las drogas es la única manera eficaz de detener la violencia en México y sus efectos colaterales en los EE.UU., según el estudio de Carpenter. Otras soluciones que han sido propuestas como la prevención de la circulación de armas de los EE.UU. a México, el establecer controles más estrictos en la frontera, y (de alguna manera) ganar la guerra contra las drogas, son inútiles. En la medida en que la estrategia prohibicionista siga vigente, continuará existiendo la enorme prima de mercado negro sobre las drogas ilegales, y el afán de lucro, junto con la ilegalidad, garantiza que los elementos más despiadados y propensos a la violencia dominarán el comercio. Poner fin a la prohibición de drogas disminuiría el financiamiento de las organizaciones criminales y reduciría su poder.
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