La burocracia y el correo electrónico

por Solveig Singleton y Lucas Mast

Solveig Singleton es analista del Proyecto para la Privatización del Seguro Social del Cato Institute.

Lucas Mast es investigador de estudios de la información del Cato Institute.

El Servicio Postal, al darse cuenta que el correo electrónico es una amenaza a su monopolio, anunció planes para ofrecer correo electrónico gratuito a sus más de 120 millones de clientes personales. Uno se pregunta cómo una entidad que no da un servicio confiable en la entrega de paquetes a tiempo y en buenas condiciones va a lograr manejar la base de datos de correo electrónico más grande del mundo. Benjamín Franklin, el primer director de la oficina de correos de Estados Unidos, debe estar dando vueltas en su tumba.

Por Solveig Singleton y Lucas Mast

Lucas Mast es investigador de estudios de la información del Cato Institute.

El Servicio Postal, al darse cuenta que el correo electrónico es una amenaza a su monopolio, anunció planes para ofrecer correo electrónico gratuito a sus más de 120 millones de clientes personales. Uno se pregunta cómo una entidad que no da un servicio confiable en la entrega de paquetes a tiempo y en buenas condiciones va a lograr manejar la base de datos de correo electrónico más grande del mundo. Benjamín Franklin, el primer director de la oficina de correos de Estados Unidos, debe estar dando vueltas en su tumba.

El Servicio Postal propone asignarle a cada persona una dirección gratuita de correo electrónico sobre la base de su dirección individual, lo cual le abre las puertas a una masiva lista de direcciones a donde enviar propaganda. Lo único que nos protege de ello, por ahora, es la incapacidad del Servicio Postal.

Los burócratas decidieron que imprimirán el mensaje en la oficina local del correo (un máximo de dos páginas) y lo entregarán por 41 centavos, es decir por un costo adicional de 8 centavos a la de la estampilla de primera clase. Evidentemente que no les preocupa que estarían así destruyendo las principales ventajas del correo electrónico, que es gratis y rápido, pero eso no debe extrañarnos de las burocracias gubernamentales.

Un programa similar de "alta tecnología" introducido por el Servicio Postal en 1982, con el objeto de enfrentar la competencia del fax fracasó y ofrecía el envío de faxes sólo entre las diferentes oficinas del correo. Fue descontinuado luego de malbaratar 42 millones de dólares. Más recientemente comenzaron a vender estampillas en la Internet, lo cual todavía no produce utilidades.

El Servicio Postal asegura la privacidad de los mensajes electrónicos, pero una operación centralizada del gobierno no da mucha confianza en ese sentido. Sólo imaginemos el trabajo conjunto del  FBI, con su proyecto llamado "carnívoro" para poder leer la correspondencia que quieran, más la intromisión de la policía del Servicio Postal.

Pero pensemos por un minuto que el servicio funciona y logra ser relativamente popular. ¿Por qué a un monopolio protegido por el estado se le va a permitir introducirse en lo que hasta ahora ha sido un mercado competitivo, con el potencial de desplazar a empresa privadas?

El Servicio Postal está exento de muchas regulaciones que restringen al sector privado. Todas las actividades del Servicio Postal están exentas de impuestos y el masivo fondo de pensiones de sus 900 mil empleados es subsidiado por el gobierno federal. Como claramente lo dice Dave McClure, director ejecutivo de la Asociación de la Industria de Internet de Estados Unidos: "Son un monopolio y el meollo del asunto es que la industria del comercio electrónico no debería competir con su propio gobierno. La razón de ser del gobierno es gobernar, no llevar a la quiebra a empresas privadas".

Claro que el Servicio Postal pierde clientes cuando alguien envía un correo electrónico, en lugar de mandar una carta que será entregada a velocidad de morrocoy. Pero eso no justifica su expansión al servicio electrónico, sino más bien indica que ha llegado el momento de quitarle los privilegios especiales al Servicio Postal y permitir que quien quiera se pueda meter en ese negocio.

Actualmente, los empresarios del comercio electrónico están enriqueciendo al país creando puestos de trabajo, impulsando la economía y mejorando la eficiencia de la vida cotidiana. Al entrometerse el gobierno a través del Servicio Postal sólo logrará frenar el progreso.

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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