Israel se arriesga en Gaza

Stanley Kober dice que Israel se está arriesgando a que regimenes y/o grupos extremistas como Irán y Hamas utilicen esta oportunidad, los ataques israelitas en Gaza, para ampliar la envergadura del conflicto a todo el mundo árabe.

Por Stanley Kober

El ataque de Israel en Gaza se basa en la presunción de que puede suprimir a Hamas y así remover un obstáculo a un acuerdo negociado con los palestinos. Esa presunción a su vez requiere que el conflicto permanezca limitado.

Desde ya, sin embargo, ha habido demostraciones en otros países protestando por las acciones de Israel. En Jordania, 88 miembros de la Cámara Baja del Parlamento votaron a favor de una resolución que pide la expulsión del embajador de Israel si este país no elimina su bloqueo. Los manifestantes quemaron la bandera israelita y miles de estudiantes universitarios marcharon en una muestra de respaldo a los palestinos.

De igual manera, miles de personas se manifestaron en Egipto, país que también tiene un tratado de paz con Israel. Egipto está recibiendo una crítica especial porque la canciller israelita, Tzipi Livni, visitó el país justo antes del ataque, derivando en acusaciones de que Egipto le dio luz verde a Israel. Además, Egipto comparte una frontera con Gaza y está, por lo tanto, en una posición de proveer asistencia.

La naturaleza crítica de Jordania y Egipto fue resaltada por el Supremo Líder de Irán, Ayatolá Ali Khamenei. “Hoy el corazón de los pueblos egipcio, jordano y de otros países islámicos está abrumado con pena”, dijo en un comunicado emitido el 28 de diciembre. “Ahora, les pregunto a los académicos del mundo árabe y a los jefes del centro egipcio al-Azhar ‘¿no es tiempo de sentir la amenaza que enfrenta el Islam y los musulmanes?’” Al enmarcar el asunto de esta manera, Khamenei está tratando de ampliar el conflicto, aprovechándose del sentimiento popular. Está pasando por encima de los jefes de gobierno e intentando llegar a las respetadas autoridades religiosas y a las personas en sí, y está redefiniendo el conflicto: no es Israel vs. Hamas; es un ataque a “el Islam y los musulmanes”. Eso no es simplemente hablar de resistencia, es una provocación hacia una revolución.

De hecho, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha reconocido el significado de tal retórica. “No estoy pidiendo un golpe de estado”, dijo el 28 de diciembre, mientras se dirigía al pueblo egipcio (y a su ejército), “pero vayan a hablar con sus líderes y díganles que ustedes no aceptan lo que está pasando en Gaza”. ¿Podría funcionar esta táctica?

Mucho se dice de la diferencia entre los sunitas y los chiítas, pero la cuestión es si las fotos de un Gaza en llamas permitirán que Irán supere estas diferencias y ayude a forjar una nueva identidad basada en confrontar a Israel y a sus aliados. “Nasrallah, quien también es un poderoso símbolo Chía, ahora disfruta de la admiración y el respeto de una mayoría de la opinión pública en el mundo árabe, la cual irónicamente es en gran parte es sunita”, reportó Al Ahram de Egipto luego de la guerra dle 2006 entre Israel y Hezbolá. Con respecto a Egipto específicamente, un funcionario árabe de alto rango aconsejó: “No subestime la importancia de las banderas y afiches de Hezbolá en una capital árabe como Cairo”. La situación ahora recuerda a la famosa metáfora del nacionalismo: Es como una rama que se dobla hasta que de repente, e impredeciblemente, se vuelve a estirar.

Mucho se dice de la pasividad de las calles en el mundo árabe, las cuales todavía no revientan a pesar de años de Intifada. ¿Estará lista la rama para estirarse? Eso parece ser lo que espera Teherán, y aquellos que no lo toman en serio deberían acordarse de que la revolución iraní tomó por sorpresa a gran parte de los expertos occidentales. De hecho, esa es la naturaleza de las revoluciones. Aquellos que disputarían esta aseveración deberían estudiar la revolución estadounidense y ver qué tan rápido un movimiento para lidiar con las causas del descontento fue transformado en una guerra por la independencia, el cual ultimadamente ganó aliados extranjeros. Los ingleses nunca lo vieron venir.

Tal vez una incursión militar era inevitable dados los ataques sostenidos con cohetes. Definitivamente no se puede esperar que los israelíes soporten agresiones sin responder. La primera obligación de cualquier gobierno es la protección de su gente y su territorio.

Si el conflicto permanece limitado, Israel podría lograr sus objetivos. Pero Teherán tiene otro plan. Esta guerra no será decidida en Gaza, sino en lugares como Amman y Cairo.

Las guerras son fáciles de empezar, pero algunas veces dan giros inesperados. Hace un siglo, ideas cambiantes de identidad transformaron las guerras, expandiéndolas y haciéndolas más intensas y sangrientas. ¿Estamos ahora a punto de repetir la experiencia? Los israelíes han lanzado el dado, pero, ¿les ganará la apuesta Irán?