El Salvador: Ya se olvidaron de los males del colón
Por Manuel Hinds
En un artículo anterior comenté cómo proponer que en el país circulen los colones y los dólares es el equivalente monetario de proponer que los carros circulen a la derecha o a la izquierda dependiendo de sus gustos. Hay que escoger un sistema o el otro, pero nunca mezclarlos.
Ahora bien, como descubrió recientemente el presidente Correa de Ecuador, enemigo acérrimo de la dolarización en su país, la gente no se deja des-dolarizar. Esto es lógico. La gente sabe que los políticos populistas quieren tener una moneda nacional porque pueden crearla cuanto y cuando quieran para financiar los gastos de sus gobiernos, sin tener que tomar dinero prestado. Sólo ponen a funcionar la maquinita de hacer dinero, lo cual lleva a tasas más altas de inflación, porque los precios suben no sólo debido a las alzas de los precios internacionales como el del petróleo, sino también debido a las devaluaciones de la moneda local. Si la inflación internacional que tenemos ahora es alta, las inflaciones nacionales en Latinoamérica son mucho más altas debido a este efecto. Regresar al colón sería volver a un pasado que algunos idealizan, sin recordar cómo se devaluaba el colón en los años ochenta y cómo ganar en dólares era un privilegio que todos buscaban. Los jóvenes no recuerdan cuándo para conseguir dólares había que ir al mercado negro, pagando precios más altos que el tipo de cambio oficial.
Pero hay dos problemas más en el regreso al colón: Primero, lo que el presidente Correa descubrió fue que con sólo el rumor de que se va a des-dolarizar la gente saca su dinero del banco, para evitar que les den pesos por los dólares que ellos depositaron. Si los retiros no se detienen, los bancos quiebran, produciendo una grave crisis financiera. El comienzo de una corrida de este tipo fue lo que llevó a Correa a anunciar que no iba a des-dolarizar. Aquí, en Ecuador o en Panamá, el que quiera des-dolarizar al país se buscaría una crisis financiera. Sería como pegarse un tiro en el pie.
Segundo, los que se quejan de la dolarización no visualizan el efecto que la moneda tiene sobre las tasas de interés y los plazos de los créditos. La relación pasa por la oferta y la demanda de depósitos bancarios, que son la fuente de los fondos para los créditos. Para depositar en colones, la gente pedía la tasa en dólares más el efecto de una posible devaluación. La tasa de interés en colones era mucho más alta que aquella en dólares y solamente se unificó con la tasa de interés en dólares después de la dolarización. Eso debería recordarle cómo los préstamos en colones tenían tasas de interés que eran mucho más altas que los préstamos en dólares.
La tasa promedio en Latinoamérica era mucho más alta e inestable que la nuestra. Además en el país no había crédito a largo plazo antes de la dolarización, ni que dicho crédito no existe en Latinoamérica. Esto lo que significa es que si todavía tuviéramos el colón las cuotas que usted pagaría en sus créditos para comprar casa, carro y artículos de la casa o para realizar inversiones serían más del doble que las que ahora paga.
Si el colón regresa, olvídese de comprar casa, de operar con crédito de largo plazo. A pesar de su odio por el dólar, Correa prefirió dejar al dólar que arriesgar su presidencia. Cualquiera que no quiera suicidarse políticamente haría lo mismo.
Este artículo fue publicado originalmente en el Diario de Hoy (El Salvador) el 16 de noviembre de 2007.