El miedo a los tornados
No hay duda alguna que éste ha sido un buen mes para los tornados en Estados Unidos, incluso para los estándares de Mayo, cuando la mayoría de estos fenómenos ocurre. Sin embargo, aún más predecible que el desarrollo de tormentas severas en la primavera es el fenómeno de la gente tratando de ligar al mal clima con el calentamiento global. Solo falta ver la caricatura de Tom Toles en la edición del 7 de Mayo del Washington Post, la cual entona "Estos tornados súper poderosos son el tipo de tormentas que muy probablemente veremos más frecuentemente con el cambio del clima mundial."
Se ha vuelto un procedimiento operacional rutinario en el alarmismo sobre el cambio climático el no molestarse nunca con los inconvenientes hechos. Toneladas de datos sobre tornados están a tan solo unas cuantas teclas de distancia. Y los mismos muestran que Toles está sumamente equivocado en su implicación de que las recientes tormentas muestran un ligamen con el pequeño calentamiento que la atmósfera ha experimentado en las últimas décadas. De hecho, exactamente lo contrario podría estar sucediendo a pesar de la percepción de un incremento en las tormentas.
Dos hechos interesantes: El número de tornados reportados ha aumentado durante décadas mientras que el número de muertes ha caído.
Lo que ha estado sucediendo se llama "radar." Gracias a un horrible tornado en Worcester, Massachussets (muy lejos del llamado "callejón de los tornados" de Oklahoma y Texas), la Agencia del Clima de Estados Unidos (el actual Servicio Nacional del Clima) se lanzó en un programa con el fin de desarrollar una red nacional de radares climáticos. Encabezados por David Atlas y Ted Fujita (cuya "escala de F" califica la severidad de los tornados en una base de 1 a 5, como se hace con los huracanes), los meteorólogos pronto aprendieron que cuando el radar muestra una tormenta eléctrica que se parece más a una coma que a un manchón, con frecuencia hay un tornado en ésta.
Le tomó varios años a los radares originales, conocidos como WSR-57, para cubrir todo Estados Unidos, pero para 1970 el trabajo estaba casi completo. Conforme más radares eran instalados, el número de tornados reportados aumentó dramáticamente. Es interesante ver que una vez que la red se estabilizó, de 1970 a 1990, también lo hizo el número de tornados.
Empezando en 1988, una nueva red empezó a tomar forma que era aún mejor en cuanto a detectar tornados potenciales. En lugar de mostrar un dibujo de una tormenta eléctrica, las nuevas máquinas, llamados radares Doppler, de hecho miden el cambio en la velocidad de la tormenta al seguir el movimiento de las gotas de lluvia. Cuando dichas gotas empiezan a rotar, no es mucho el tiempo que pasa antes de que haya una alerta de tornado. Los campos de rotación muy frecuentemente se desarrollan antes de la forma de coma, lo cual significa que hay más alertas de tornados. Esto llama la atención de la gente, y salva más y más vidas. No es de sorprender entonces que el número de tornados aumentara de nuevo en los noventa, esta vez proporcionalmente a la cantidad de Dopplers, los cuales cubren hoy en día a todo el país. Al comienzo del presente siglo, con la nueva red ya instalada, el número se ha estabilizado nuevamente.
Cualquier reportero (o caricaturista) haciendo su tarea podría haberse preguntado si de hecho la cantidad de tormentas grandes (categorías 3-5 en la escala Fujita) está aumentando. La verdad es que la amplia mayoría de los tornados están en las categorías más bajas. Únicamente un 5% alcanza la categoría 3 o más alta.
¿De dónde viene la noción que los tornados deben aumentar debido al calentamiento global? Otro panel en la caricatura del Post dice: "Con más energía en la atmósfera, es probable que el número y la intensidad de las tormentas aumente."
Quizás sea necesario un repaso de la ciencia que nos enseñaron en el colegio. Los tornados ocurren porque una porción de una tormenta normalmente inactiva empieza a rotar. Dicho movimiento se debe en gran parte a un descenso de los fuertes vientos del Oeste (conocidos como la "corriente en chorro") que usualmente penetra en Estados Unidos cuando las tormentas son comunes. La corriente es el resultado del contraste de temperaturas entre los polos y los trópicos. El calentamiento global reduce dicho contraste (calentando a los polos más que a los trópicos) y reduce la rotación. Eso implica menos tornados, no más.
Obviamente, el hemisferio Norte es mucho más caliente en Junio, Julio y Agosto que en el punto álgido de la temporada de tornados en Mayo. Así que el calentamiento como causa de los tornados es una explicación débil. ¿Por qué hay tantos tornados en Mississippi en Febrero?
En vez, el ingrediente clave que convierte a tormentas tranquilas en tornados mortales, la corriente en chorro, no está presente durante la parte más caliente del año, habiendo migrado a Canadá durante el verano. Si hay calentamiento, la migración empezara más temprano y éste se iría aún más al Norte. Eso explicaría por qué el número de tornados está cayendo.
Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.