El fracaso de la ayuda alimentaria en Etiopía

Chris Edwards y Krit Chanwong dicen que los fracasos de la ayuda alimentaria y la corrupción son rasgos de la triste historia de Etiopía desde hace varias décadas.

Por Chris Edwards y Krit Chanwong

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha anunciado que reanudará el envío de ayuda alimentaria a Etiopía. USAID había interrumpido la ayuda a principios de año tras "descubrir un colosal plan de funcionarios del gobierno para robar el grano donado". Funcionarios estadounidenses afirman que podría tratarse del mayor robo de ayuda alimentaria extranjera de la historia.

El mes pasado, Cato publicó un estudio en el que abogaba por recortar la ayuda alimentaria exterior, que cuesta a los contribuyentes estadounidenses más de 2.000 millones de dólares al año. El estudio analizaba los problemas de la ayuda alimentaria en zonas de conflicto:

"Los conflictos armados en todo el mundo generan demanda de ayuda humanitaria. Sin embargo, algunos expertos sostienen que la ayuda alimentaria puede alimentar o mantener los conflictos, y por tanto puede hacer más mal que bien en algunas situaciones. La ayuda alimentaria puede reducir la presión política para que las facciones beligerantes lleguen a acuerdos, y puede ser confiscada por los combatientes y revendida para comprar armas u otros activos que prolonguen los conflictos".

La debacle de USAID en Etiopía ilustra esta dinámica. Etiopía sufre una crisis humanitaria como consecuencia de la guerra civil y la sequía. La ayuda alimentaria exterior parece justificada, pero la ayuda alimentaria a Etiopía se ha gestionado muy mal. Una investigación descubrió que más de 7.000 toneladas métricas de trigo y 215.000 litros de aceite alimentario han sido saqueados por las distintas facciones enfrentadas. Además de los robos, la burocracia y la violencia han impedido que la ayuda llegue a las personas necesitadas.

Alimentar a las personas desnutridas en el extranjero es un objetivo noble, pero las realidades prácticas socavan los esfuerzos del gobierno por conseguirlo. El escándalo etíope ha "arrojado una luz poco halagüeña sobre los laxos controles de la distribución de alimentos y otros tipos de ayuda internacional en zonas de crisis... incluidas Somalia, Sudán y Sudán del Sur".

El fracaso de la ayuda alimentaria en Etiopía llevó al funcionario de la ONU David Del Conte a concluir: "La denegación de ayuda humanitaria, y la manipulación de la ayuda humanitaria, está muy arraigada en la experiencia etíope". En ese país, "la ayuda humanitaria forma parte integrante de la maquinaria de guerra", afirmó. Las distintas facciones la utilizan como arma política contra sus oponentes.

Esto es así desde hace mucho tiempo. Ya en 1985, la Agencia Central de Inteligencia opinaba sobre el dictador etíope: "Confía en los donantes internacionales para apoyar a la población rural de las zonas del norte controladas por el gobierno, pero se opone con vehemencia a todos los esfuerzos para proporcionar ayuda a las víctimas de la sequía en las regiones en poder de los insurgentes."

El problema con la entrega de la ayuda no es sólo que se roben alimentos. En 2021, un convoy de ayuda alimentaria de la ONU se aventuró en la región etíope de Tigray, devastada por la guerra, con 445 camiones. Sólo 38 regresaron, ya que al parecer una de las partes beligerantes se apoderó de 407 de los vehículos.

Con la reanudación de la ayuda alimentaria estadounidense a Etiopía, veremos si esta vez funciona mejor. Sin embargo, parece poco probable, ya que los fracasos de la ayuda alimentaria y la corrupción son un rasgo de la triste historia de Etiopía desde hace varias décadas.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 17 de noviembre de 2023.