El cierre de gobierno muestra por qué Estados Unidos debería seguir el ejemplo de Canadá en la privatización del control del tráfico aéreo

Romina Boccia explica que La Administración Federal de Aviación (FAA) sufre una escasez crónica de personal de control del tráfico aéreo (ATC) debido a que el control estatal conduce a un clásico fracaso de beneficios concentrados y costos difusos.

Por Romina Boccia

La Administración Federal de Aviación (FAA) sufre una escasez crónica de personal de control del tráfico aéreo (ATC) debido a que el control estatal conduce a un clásico fracaso de beneficios concentrados y costos difusos.

La FAA depende de una única academia de formación para los nuevos controladores. Se encuentra en Oklahoma, y a los legisladores de Oklahoma les gusta que sea así. Según informó el Washington Post, "el año pasado, un comité del Senado de los Estados Unidos aprobó un plan bipartidista para construir una segunda academia con el fin de abordar la escasez de controladores aéreos que existe desde hace mucho tiempo... Pero la nueva academia fue posteriormente rechazada ante la oposición de los miembros del Congreso de Oklahoma, que afirmaron que el dinero se emplearía mejor en reforzar las instalaciones existentes".

Este es un ejemplo perfecto de cómo los intereses de un grupo pequeño y concentrado de beneficiarios prevalecen sobre los costos mucho mayores y difusos que soportan millones de viajeros. Los legisladores locales protegen un monopolio local, aunque ello suponga someter a toda la nación a retrasos en los vuelos y a riesgos innecesarios para la seguridad debido a un problema de falta de personal creado por el propio Gobierno.

Esta escasez se agudizó especialmente durante el reciente cierre del Gobierno, ya que la falta de personal fue la causa de la mitad de todos los retrasos de vuelos en determinados días, lo que supone diez veces la tasa normal. Tal y como sostienen tanto el investigador del Centro de Innovación en Política Económica David Ditch como el investigador del Instituto Cato Chris Edwards, los estadounidenses necesitan un sistema de aviación modernizado y aislado del caos presupuestario de un Congreso disfuncional. La mejor manera de hacerlo es privatizando el ATC, siguiendo el modelo canadiense. "Canadá es uno de los muchos ejemplos" en los que la privatización del ATC "ha dado resultados positivos", escribe Ditch. Como señala Edwards, desde la privatización del ATC en 1996, Canadá se ha convertido en "líder mundial en ofrecer un rendimiento de primera clase", al tiempo que ha reducido los costos para los consumidores en más de un tercio entre 2006 y 2016. Esto lo ha situado a la "vanguardia de los proveedores de servicios de navegación aérea del sector".

Separar las operaciones de ATC de la ineficaz FAA y adoptar el modelo canadiense daría a la industria la flexibilidad necesaria para contratar y formar nuevos talentos, el incentivo para mejorar la eficiencia y la estabilidad financiera necesaria para llevar a cabo innovaciones de vanguardia.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 24 de noviembre de 2025.