¿Cuál es la clave para la asistencia sanitaria universal?
Michael F. Cannon señala que Estados Unidos dista mucho de tener un mercado libre en sus sistema sanitario, dado que el gobierno controla 84% del gasto en salud.
Muchas críticas al sistema sanitario estadounidense parten de la premisa de que, tal y como afirma The Economist, Estados Unidos es "uno de los únicos países desarrollados en los que la sanidad se deja principalmente en manos del libre mercado". En realidad, entre los países ricos, Estados Unidos tiene uno de los mercados sanitarios menos libres, lo que hace que la sanidad sea menos universal.
En un mercado libre, el gobierno controlaría el 0% del gasto sanitario. Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) informa de que, en Estados Unidos, el gobierno controla el 84% del gasto sanitario. Se trata de una proporción mayor que en 27 de los 38 países miembros de la OCDE, incluidos el Reino Unido (83%) y Canadá (73%), cada uno de los cuales tiene un sistema sanitario explícitamente socializado. En lo que respecta al control gubernamental del gasto sanitario, Estados Unidos se acerca más a la Cuba comunista (89%) que a la media de los países de la OCDE (75%).
La idea de que el sector sanitario estadounidense tiene "precios en gran medida no regulados", como ha informado Los Angeles Times, también es incorrecta. La fijación directa de precios por parte del Gobierno, los precios mínimos y los precios máximos determinan los precios de más de la mitad del gasto sanitario estadounidense, incluidas prácticamente todas las primas de los seguros médicos.
Muchos piensan que si los precios son excesivos, deben ser precios de mercado. Pero en Estados Unidos, la fijación de precios por parte del gobierno eleva los precios de la asistencia sanitaria por encima de lo que serían en un mercado libre. Además, el gobierno empuja al alza todos los precios médicos y las primas de los seguros médicos a través de leyes fiscales y regulaciones que exigen niveles excesivos de seguro médico.
Algunos ejemplos ilustran la frecuencia con la que el gobierno fija precios demasiado altos.
- En 2014, Medicare pagó a los hospitales de cuidados a largo plazo (LTC) aproximadamente tres veces más que a los centros de enfermería especializada (SNF): 1.400 dólares al día frente a 450 dólares al día, una diferencia de precio por admisión de unos 30.000 dólares, para prestar servicios similares a pacientes similares, sin que existieran pruebas de beneficios adicionales.
- Un estudio de 2016 sobre hospitales de cuidados agudos descubrió que los situados "en estados con regulación de precios... tendían a ser más rentables".
- Cuando un hospital compra una consulta médica u otra instalación, Medicare aumenta los precios que paga por las mismas personas para prestar los mismos servicios a los mismos pacientes en el mismo lugar.
- En 2018, la primera administración Trump informó: "El programa Medicare paga casi el doble de lo que pagaría por medicamentos iguales o similares en otros países".
- Los precios que el Congreso establece para los planes "privados" de Medicare Advantage (MA) hacen que los contribuyentes paguen un promedio de un 20% más cada vez que un afiliado cambia de Medicare tradicional a MA.
Estos y muchos otros ejemplos de errores en la fijación de precios por parte del Gobierno han persistido durante décadas. Los precios excesivos de Medicare muestran una mayor longevidad que los afiliados a Medicare.
El presidente Trump quiere reducir algunos de los precios excesivos de Medicare. Puede que sea una tarea inútil. La industria sanitaria gasta seis veces más que la industria de defensa en presionar al Congreso. Mientras el Gobierno siga fijando los precios, es más probable que Trump aumente los precios donde son más bajos que bajarlos donde son más altos.
La única forma de reducir los precios y mantener al mismo tiempo un acceso fiable a la atención sanitaria es hacer que los consumidores sean sensibles a los precios. Los experimentos han demostrado que, en los dos años siguientes a que los pacientes se vuelven más sensibles a los precios, estos bajan para varios procedimientos, desde un 11% para las resonancias magnéticas hasta un 32% para las pruebas de laboratorio, sin reducir el acceso. En los hospitales de precios elevados, los precios de las prótesis de cadera y rodilla bajaron una media de 10.505 dólares (24 %). Todavía hay mucho margen para que los precios bajen.
Para alcanzar ese objetivo es necesario eliminar las distorsiones normativas y fiscales de los precios de mercado y apartar al Gobierno del negocio de la compra de seguros médicos y asistencia sanitaria. Las medidas más importantes serán la reforma fiscal y la reforma de las prestaciones sociales, que permitirán a los consumidores poseer y controlar los 5,6 billones de dólares que se gastan en sanidad en Estados Unidos.
Los precios de la asistencia sanitaria en Estados Unidos son excesivos porque el Gobierno interviene. Cuando la asistencia sanitaria funciona según los principios del libre mercado, los precios bajan como en otros sectores económicos, lo que hace que la asistencia sanitaria sea cada vez más universal.
Este artículo es una adaptación de "US Health Care: The Free-Market Myth", publicado hoy en la revista National Affairs.