Argentina: Medicamentos falsos y falta de competencia
Martín Krause considera que la impunidad de aquellos que falsifican las marcas de medicamentos más tarifas de casi 10% a la importación de medicamentos, derivan en pacientes "atrapados por la falta de competencia".
Por Martín Krause
El reciente escándalo en Argentina sobre el uso de medicamentos falsos en la mutual sindical La Bancaria plantea problemas que van desde la protección de las marcas y la libertad de elección de los afiliados a las obras sociales sindicales hasta el financiamiento de campañas electorales.
La investigación judicial revela toda una trama de empresarios piratas asociados con sindicalistas para venderles medicamentos falsos que éstos asignaban a sus afiliados, connivencia o ineptitud de funcionarios que deberían controlar las obras sociales y los aportes a la campaña electoral de la actual presidente por parte de empresarios inescrupulosos. Y en el medio estaba en juego la vida de los pacientes.
No faltará quien afirme que esto muestra los daños que ocasiona dejar la provisión de algo tan importante como los medicamentos en manos de quienes se mueven con fines de lucro y exigirán más controles y regulaciones. Pero lo que ha estallado es el contubernio y la corrupción entre los poderosos amigos del gobierno, sindicalistas, monopolistas y reguladores.
Se trata de lo opuesto a la producción competitiva de medicamentos en el mercado libre, donde los consumidores eligen, los laboratorios se preocupan por proteger sus marcas y mantener la calidad de sus medicamentos, mientras los proveedores de servicios médicos compiten entre sí en beneficio de los pacientes.
Los medicamentos falsos son un grave problema en América Latina. Según cifras del Banco Mundial y de la Organización Mundial de la Salud, hasta 40% de los medicamentos utilizados en regiones de Argentina, México y Colombia son copias falsas.
También en Rusia, donde una empresa farmacéutica fundada por el ex candidato presidencial Vladimir Bryntsalov fue condenada por producir medicamentos falsos en forma masiva. Y su hermana Tatiana también fue procesada por lo mismo, pero apenas tuvo que pagar una multa de 1.500 dólares.
La corrupción es el caldo de cultivo de los medicamentos falsos. El gobierno de Buenos Aires descubrió el año pasado enormes discrepancias de precios en las compras de medicamentos, pero la compra centralizada no ha logrado resolver el problema.
Los medicamentos falsos proliferan donde las instituciones administrativas y jurídicas son débiles y donde el gobierno interviene exageradamente a través de elevados aranceles e impuestos, controles de precios e innumerables regulaciones. La fuente principal de medicamentos falsos son China e India, donde los gobiernos supuestamente han tomado fuertes medidas para combatirlos, incluyendo hasta la pena de muerte para quienes las comercialicen. Sin embargo, predominan por doquier.
Los países que tienen bajos niveles de medicamentos falsos y altos niveles de calidad son aquellos donde se protegen las marcas y las víctimas de productos falsos pueden reclamar compensaciones en la justicia civil, además de condenas en la justicia la penal. Esto significa también que los laboratorios pueden tomar acciones contra quienes falsifican sus marcas, reduciendo esa actividad.
Un informe del International Intellectual Property Institute sostiene que las acciones civiles para proteger las marcas son “muy lentas para ser efectivas” y que incluso cuando se establecen pagos por daños, estos “tienden a ser muy bajos en la mayoría de los casos y no compensan los daños sufridos por el titular de los derechos intelectuales”. Y todavía peor, “los daños que sufren los consumidores con estas violaciones no son reparables y reclamables”.
Mientras esos derechos sigan desprotegidos, los pacientes sufrirán los grandes riesgos de medicamentos falsos. Lamentablemente, reducir o eliminar la corrupción es un proceso lento, pero sí hay algo que se puede hacer. Se deben eliminar los impuestos y aranceles que aumentan los precios de las medicinas y hacen más atractivas las falsificaciones.
Argentina impone tarifas de casi 10% a la importación de productos farmacéuticos, elevando sus precios innecesariamente. Y el reciente escándalo es otra muestra de los perniciosos efectos de las deducciones obligatorias aplicadas a las nóminas salariales, mientras que los pacientes se sienten atrapados por la falta de competencia.
Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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