Tomado de Ideas on Liberty, Octubre 2000
La Visión de Libre Mercado de Peter Bauer
por James A. Dorn
Hoy en día, no es inusual escuchar que se sugiera que la
mejor esperanza para los países en desarrollo está
en la propiedad privada, la economía de mercado y el estado
de derecho. Pero un tiempo atrás, esta propuesta hubiera
escandalizado a muchas personas. Peter Bauer es una razón
fundamental de este cambio.
El Señor Bauer, hijo de un impresor de Budapest, fue a Inglaterra
en 1934 para estudiar economía en la Universidad Gonville
and Caius, en Cambridge, donde más tarde se convirtió
en ayudante. Su trabajo pionero en economías de desarrollo,
que comenzó con su estudio de la industria del caucho en
el sudeste asiático en los años 40 y su libro clásico
de 1954, West African Trade (El comercio en Africa Occidental),
lo llevaron a hacerse una pregunta, y luego modificar muchas de
las creencias sostenidas por los expertos populares del desarrollo.
Este trabajo fue realizado en primera instancia en la London School
of Economics and Political Science, donde dio clases de 1960 hasta
1983 y donde actualmente es profesor emerito de Economía.
En 1982, se convirtió en par y compañero de la Academia
Británica.
El trabajo de Bauer se caracteriza por una cuidada observación
de cómo los países pasan de la subsistencia a las
economías de intercambio, con una aplicación simple
de principios económicos, y una comprensión clara
del rol de las variables no económicas en la promoción
de avance material. Tal como lo destacó en su libro Dissent
on Development (Disentimiento en el Desarrollo), "los logros
económicos dependen en primera medida, de la habilidad y
actitud de la gente, y también de sus instituciones sociales
y políticas. Diferencias en estos determinantes o factores
explican claramente las diferencias en los niveles de logros económicos
y tasas de progreso material".
Lo observado por Bauer fue que las personas de los países
pobres responden a los incentivos de precios de la misma manera
que la gente de los países ricos. Asimismo destacó
que cuando la gente tiene la libertad de poseer propiedad y comerciar,
y cuando el gobierno se limita a la protección de dichos
derechos, tiene mayores chances de lograr prosperidad.
El clima intelectual de fines de los 50 no fue muy hospitalario
con la crítica de Bauer a la política del desarrollo
en manos del Estado. En 1956, el economista sueco Gunnar Myrdal,
más tarde ganador del Nobel, escribió, "los consejeros
especiales para los países subdesarrollados que se han tomado
el trabajo de ocuparse del problema... todos recomiendan la planificación
centralizada como primera condición de progreso".
La postura persistió bastante durante los 60 y sólo
recientemente han sido suplantados por una postura más amigable
al mercado. No fue hasta después del colapso del comunismo
en Europa Oriental y la Unión Soviética que el Banco
Mundial admitió, en su reporte sobre el desarrollo de 1997,
"la intervención del estado enfatiza las fallas del
mercado y otorga al mismo el rol central de corregirlas. Pero las
asunciones institucionales implícitas en esta postura mundial
eran, tal como nos damos cuenta hoy, demasiado simplistas".
Bauer reconoció, tal como lo sostiene en su libro Reality
and Rhetoric (Realidad y Retórica), que "los críticos
que proponen reemplazar el sistema de mercado por decisiones políticas,
raramente se señalan a sí mismos para tales cuestiones
cruciales como la concentración del poder económico
en manos políticas, las implicaciones en la restricción
de la elección, los objetivos de políticos y administradores
y la calidad y cantidad de conocimiento en una sociedad y sus métodos
de transmisión".
Observando la realidad económica y adhiriendo a la lógica
del sistema de precios, Bauer refutó las propuestas clave
de la economía ortodoxa de desarrollo, la más básica
de las cuales era la idea de "un círculo vicioso de
pobreza". Los países pobres eran considerados pobres
porque su gente tenía bajos ingresos y no podía ahorrar
lo suficiente para permitir la acumulación de capital, uno
de los prerequisitos para el crecimiento económico, tal como
lo sostenían los modelos centrales. Bauer destacó
que mucha gente y muchos países habían pasado de la
pobreza a la prosperidad y que inversiones de capital de gran escala
no son ni necesarias ni suficientes para el avance material. Su
estudio acerca de pequeños emprendimientos en la industria
del caucho en la actual Malasia y su observación acerca de
la importancia de los pequeños comerciantes en Africa Occidental
lo convencieron de que la realidad del desarrollo era distinta que
la descrita por los retóricos expertos en el tema.
Un aspecto fundamental del círculo vicioso se basa en que
los países pobres no pueden hacerse ricos sin la ayuda externa
de países desarrollados. Sin embargo, las naciones que se
han vuelto ricas no tenían acceso a ninguna ayuda extranjera,
mientras que aquellos que recibieron una sustancial colaboración
externa, en su mayor parte, siguen siendo pobres, como es el caso
de Africa. Entonces Bauer sostuvo que la asistencia externa es más
probable que perpetúe a la pobreza antes que aliviarla. Y
así lo demuestra la historia.
Asimismo, Bauer estuvo fuertemente en desacuerdo con la postura
ampliamente difundida que sostenía que el crecimiento de
la población llevaba al desarrollo. En su ensayo "Population
Growth: Disaster or Blessing?" (Crecimiento de la Población:
¿Desastre o Bendición?") escribió que
"los logros económicos y el progreso dependen de la
conducta de las personas, no en su número". Al contrario
de muchos expertos que querían utilizar al gobierno para
"ayudar al pobre", Bauer pensó que los pobres podrían
salirse solos de la pobreza gracias a sus propios esfuerzos, si
tan sólo los gobiernos cuidaran tanto la libertad económica
como la personal. Cuando la gente es libre de elegir y hacerse responsable
de sus elecciones, tal como sucede en un sistema de propiedad privada
y libre mercado, serán más capaces de mejorarse a
sí mismos y colaborar con sus familias como así
también tener más incentivos para hacerlo, que si
dependen del Estado.
Politizando la Vida
Bauer fue uno de los primeros economistas en ver claramente que
las políticas de desarrollo en manos del Estado y la demanda
de "justicia social" politizaría a la vida económica,
desigualaría la libertad individual, y fallaría en
el intento de alcanzar la prosperidad para la mayor parte de la
gente. También sostuvo que aquellos países que tenían
los menores contactos comerciales con el Oeste eran los menos desarrollados.
Así, reconoció los logros dinámicos del libre
comercio. En su libro más reciente, "From Subsistence
to Exchange and Other Essays" (De la subsistencia al intercambio
y otros ensayos"), escribió, "los contactos por
intermedio de comerciantes y del comercio son los agentes más
importantes en la difusión de nuevas ideas, comportamientos,
y métodos de producción. Contactos de comercio exterior
suelen primero sugerir la posibilidad de cambio, incluso de mejora
económica". Seguramente la experiencia de la gente en
Japón, Corea del Sur, Taiwan, China y Hong Kong apoya esta
observación.
El énfasis de Bauer en el mérito individual, carácter
cultural, derechos de propiedad y comercio, y su desconfianza en
los grandes gobiernos, ayuda extranjera, y estado benefactor, lo
colocaron en la tradición liberal clásica. Su trabajo
se colocó en el amplio contexto de la política económica,
no en los confines técnicos estrechos de las economías
modernas de desarrollo o en el espacio aún más estrecho
del modelo económico formal.
La clara comprensión de Bauer acerca de cómo los
individuos y las naciones se vuelven ricos viene de la experiencia
práctica combinada con pura teoría económica
y un profundo conocimiento de la historia. Su trabajo ha sobrevivido
al paso del tiempo. Por esta razón, él es ampliamente
reconocido como un héroe de la revolución en economías
en desarrollo.
James Dorn es vicepresidente de asuntos académicos del
Cato Institute.
Traducción de Hernán Alberro.
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