Guerra contra las drogas: ¡Ya basta!
por Doug Bandow
Doug Bandow es Académico Titular del Cato Institute.
EEl 16 de diciembre pasado la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito prohibió al gobierno federal actuar en contra de quienes usan marihuana bajo el cuidado de un doctor. Fumar marihuana bajo esas circunstancias está en "una clase distinta al tráfico de drogas," dijo la corte: "este uso limitado es claramente distinto al más amplio mercado de drogas ilícito."
Por Doug Bandow
EEl 16 de diciembre pasado la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito prohibió al gobierno federal actuar en contra de quienes usan marihuana bajo el cuidado de un doctor. Fumar marihuana bajo esas circunstancias está en "una clase distinta al tráfico de drogas," dijo la corte: "este uso limitado es claramente distinto al más amplio mercado de drogas ilícito."
La Corte Suprema de los Estados Unidos recientemente dejó que permaneciera un dictamen de una corte menor que prohíbe al Tío Sam castigar a doctores que prescriben marihuana médica. El nuevo gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, admite que usó drogas en el pasado. El presentador radial Rush Limbaugh ha buscado tratamiento por drogas, obligando incluso a los conservadores prohibicionistas a reconocer que el uso de drogas se ha vuelto generalizado. La guerra contra las drogas va por mal camino.
El año pasado 19.5 millones de estadounidenses usaron drogas. Unos 14.6 millones fumaron marihuana-a pesar de la ley, de las redadas y campañas de la policía, de cientos de miles de arrestos, y del exceso de gente en las prisiones.
Estados Unidos se está quedando cada vez más aislado en su lucha contra los consumidores de marihuana. En Holanda desde hace mucho se tolera la posesión personal, se permiten las "cafeterías" de marihuana, y ahora también está disponible como droga de prescripción en las farmacias. España ya no arresta a las personas que usan drogas de forma recreativa, y Portugal y Luxemburgo han descriminalizado el uso de marihuana.
Bélgica permite el uso médico de la marihuana y esta considerando permitir a los ciudadanos el cultivo de cantidades pequeñas. En Francia y Alemania las autoridades locales deciden si arrestan o no a los consumidores de cannabis. Alemania incluso permite uso de drogas fuertes en "salas de consumo de drogas" legales. En Gran Bretaña la policía ha optado cada vez más por confiscar la marihuana pero dejar a los consumidores en paz; nuevas legislaciones contienen una "presunción en contra del arresto."
El senado suizo ha aprobado legislación que legaliza el uso personal de cannabis. Los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda están pensando sobre la posibilidad de aprobar el uso médico de marihuana.
Canadá provee marihuana a través de su programa de asistencia médica y ha propuesto descriminalizar su cultivo y consumo. Al igual que en Gran Bretaña, la policía en Toronto únicamente confisca la marihuana de los consumidores.
Y en los Estados Unidos, una corte de apelaciones de Alaska ha afirmado el derecho constitucional de los ciudadanos de cultivar y consumir marihuana en sus hogares. Arizona, Connecticut, Michigan, Dakota del Norte, y otros estados han relajado sus penalidades al uso y venta de drogas.
Una nueva ley en Maryland, firmada por el gobernador republicano Robert L. Ehrlich reduce bastante el castigo a la gente que usa la marihuana por razones médicas. Nueve estados han legalizado completamente el uso médico de la marihuana, una política que tiene el apoyo de tres cuartos de los estadounidenses. La legislación introducida por los representantes Dana Rohrabacher (R., Ca.) y Maurice Hinchey (D., N.Y) de prohibir las redadas del gobierno federal contra pacientes de marihuana médica y sus proveedores recibió 152 votos, subiendo de los 93 votos que se opusieron a la condenación de las leyes de marihuana médica en 1998. La habilidad del gobierno federal de interferir con las políticas estatales de marihuana médica ha sido limitada por las cortes.
Más aún, los cimientos del sistema que sostiene la prohibición se están rajando. El republicano conservador Gary Johnson, Gobernador de Nuevo México, fue el primer gobernador en abogar por la legalización del uso de drogas. En el 2002 más de 400 jueces y oficiales actuales y retirados formaron Law Enforcement Against Prohibition (LEAP). Su director, Jack Cole, quien pasó 26 años con la Policía Estatal de Nueva Jersey, observa que "las drogas ilícitas son más fácil de obtener, más baratas y más potentes que hace 30 años. ... Mientras tanto, hay gente muriéndose en nuestras calles y los barones de las drogas se enriquecen más que nunca."
Por qué el gobierno tira a los fumadores de hierba a la cárcel mientras tolera el uso de alcohol y cigarrillos-substancias mucho más peligrosas según la mayor parte de mediciones-nunca ha sido obvio. Hay buenas razones para que la gente se abstenga de todas estas substancias, pero no lo hay para que sean arrestados si las consumen.
El uso generalizado de las drogas ilícitas fue demostrado por el anuncio de Rush Limbaugh de que buscaría tratamiento para una adicción a medicamentos para el dolor. Algunos de sus defensores conservadores, como Gary Bauer, argumentaron que una adicción que surge de una enfermedad o lesión es diferente a una que surge del uso recreativo, pero en ambos casos una persona moralmente responsable ha optado por conseguir-ilegalmente-una sustancia regulada que produce placer. El innegable atractivo de las drogas no elimina la responsabilidad por comprarlas y consumirlas en ninguno de ambos casos.
Más aún, las personas que usan la marihuana como medicina pueden usar el mismo argumento que Rush Limbaugh. A pesar de que muchos ven la legalización de la marihuana médica como un paso para su legalización total, la mayor parte de las personas acuden a la marihuana como última instancia.
Por ejemplo, Angel McClary Raich de Oakland, California, fuma marihuana para combatir la náusea y otras consecuencias de su tratamiento para el cáncer cerebral. "Ha probado esencialmente todas las alternativas legales al cannabis, y éstas han sido inefectivas o tenido efectos secundarios intolerables," dice su médico, Dr. Frank Lucido. Una enfermera sugirió que probara la marihuana: "la marihuana es mi milagro," dice Raich.
Daniel Kane, también de Oakland, sufre de SIDA. Refiriéndose al uso de marihuana, dice: "Incluso ahora siento una sensación de felicidad en todo el cuerpo, tan sólo de pensar en lo que hemos logrado."
Teddy Hiteman de Henderson, Nevada, sufre de Esclerosis Múltiple. "La marihuana médica ha sido un regalo de Dios," afirma. Siendo una republicana que votó por George Bush, añade que "desearía que hubiesen más conservadores que entendieran."
Michael Ferrucci de Livermore, California, tiene cáncer pulmonar y testicular. La hierba "ha sido mucho más beneficiosa para mí que otros medicamentos que me han sido recomendados, incluyendo poderosos narcóticos como morfina, Demoral, y codeína."
Judith Cushner, de San Francisco, ha sufrido cáncer en los senos y en el útero. Refiriéndose al dictamen de la corte, dijo: "demoró siete años llegar hasta acá. El Cáncer se mueve mucho más rápido."
A pesar de que las opiniones no son unánimes, hay evidencias médicas substanciales que indican la eficacia de la marihuana. El Consejo de Asuntos Científicos de la Asociación Médica Americana ha reportado que "datos de anécdotas, encuestas, y clínicos" demuestran la utilidad médica de la marihuana. Los Institutos Nacionales de Salud afirmaron que "la marihuana se ve lo suficientemente prometedora como recomendar que se hagan nuevos estudios controlados." Agrupaciones que van desde la Sociedad Americana del Cáncer a Kaiser Permanente apoyan el acceso a la marihuana médica o estudios sobre ésta.
Doctores individuales están de acuerdo. En una encuesta, más del 70 por ciento de los especialistas norteamericanos en cáncer dijo que recetarían la marihuana si fuese legal; casi la mitad dijo que han instado a sus pacientes a adquirir la droga sin importar la ley. Una encuesta a la Asociación Médica Británica rindió resultados similares.
El New England Journal of Medicine ha apoyado el acceso a marihuana médica. En mayo, Lancet Neurology señaló que la marihuana ha sido efectiva en pruebas de laboratorio y podría convertirse en la aspirina del Siglo XXI. En una edición reciente de Brain Journal, investigadores del Instituto de Neurología de Londres reportaron que "además del manejo de síntomas, cannabis también puede retrasar los procesos neurodegenerativos que ultimadamente llevan a la desabilidad crónica en la Esclerosis Múltiple y probablemente otras enfermedades." El analista de política pública Paul Armentano reporta que un estudio de la Universidad de Oxford publicado en Clinical Rehabilitation encontró que la marihuana ayudó a los pacientes de EM a aliviar problemas de dolores y de la vejiga.
A principios del año pasado la Asociación Americana de Enfermería apoyó la legalización del acceso a la marihuana terapéutica. Al igual que lo hizo la Asociación Estatal de Oficiales de Salud de Nueva York.
Esto no significa que no hayan riesgos en el consumo de marihuana, o que es la mejor medicina para toda persona en cualquier circunstancia. Pero la marihuana debería de ser una opción legal en una sociedad que se dice ser libre y compasiva.
Permitir el uso médico de la marihuana ni siquiera prevendría al gobierno castigar a personas que la usan de manera recreativa, aunque esta sea una política mal concebida. Las personas enfermas son claramente distintas. Más aún, tras investigar a 37 agencias policiales, la General Accounting Office encontró que la mayoría "indicó que las leyes de marihuana médica han tenido poco impacto sobre sus actividades."
Durante su campaña presidencial, George W. Bush dijo que las leyes que conciernen el uso médico de la marihuana son asuntos de los estados: "Pienso que cada estado puede tomar esa decisión como decidan tomarla." Aunque dijo que se oponía a esas leyes, criticó a la administración de Clinton por tratar de minar esas iniciativas en todo punto del camino.
Pero la administración de Bush ha tomado una posición completamente distinta. Dean Murphy del New York Times reporta: "Agentes federales han hecho redadas en granjas donde se cultiva la marihuana médica, cerrado cooperativas donde se distribuye, y amenazado con castigar a doctores que lo discutieron con sus pacientes." El Tío Sam también ha enjuiciado a personas obviamente enfermas que se han atrevido a usar marihuana para aliviar su náusea o dolor. El Fiscal General de California, General Bill Lockyer, se queja de que la "decisión de continuar las redadas federales contra los proveedores de marihuana médica cuando no hay evidencia de que la operación está realmente involucrada en la distribución comercial ilícita es despilfarradora, poco sabia, y sorprendentemente insensitiva cuando se trata de escuchar a los californianos, quienes han dejado claro su apoyo a la marihuana médica en las urnas de votación."
No obstante, Karen Tandy, asignada recientemente como cabeza de la Drug Enforcement Administration (DEA), rechazó las críticas de la interferencia federal con leyes estatales que permiten el uso médico de la marihuana. ¿Por qué habría Washington de respetar el federalismo cuando al hacerlo se restringe su habilidad de encarcelar a los enfermos?
De hecho, la administración de Bush apeló el dictamen del Noveno Circuito que les prohíbe revocar las licencias de los médicos que han recetado marihuana en cumplimiento con leyes estatales. Diez doctores, seis pacientes, y dos agrupaciones participaron en el litigio, y ganaron al nivel de apelaciones, lo cual resultó en la decisión que fue afirmada por la Corte Suprema.
Curiosamente, una proporción más grande de Republicanos que Demócratas ha apoyado el uso médico de la marihuana al votar en Alaska, California, Colorado y Nevada. De hecho, el representante Rohrabacher dice que él no tiene duda de " que si hubiese una votación secreta sobre esto, muchos rebublicanos votarían al lado de Barney Frank," quien es un demócrata de izquierda de Massachussets. Pero temen las repercusiones políticas.
Desgraciadamente, los presidenciables demócratas Howard Dean, John Edwards y John Kerry han demostrado ser igual de cerrados que los políticos republicanos. Sólo el Representante Dennis Kucinich (D., Ohio) se ha presentado abiertamente en contra de encarcelar a los enfermos. Ninguno de los dos partidos tiene un monopolio sobre principios filosóficos o valentía política.
"La marihuana sigue siendo una droga ilegal," dice Richar Meyer de la DEA. "Seguiremos haciendo nuestro trabajo." Y eso significa prevenir que los enfermos y convalecientes usen la única medicina que funciona para muchos de ellos.
Para estos guerreros de las drogas, castigar a los consumidores de drogas es más importante que sanar a los pobres. Al apelar el dictamen del Noveno Circuito, el Fiscal General Theodore B. Olson dijo que el asunto es de "excepcional y continua importancia" ya que la decisión "perjudica la autoridad del Ejecutivo de hacer cumplir la ley en un área vital para la salud y seguridad pública." El Zar de las Drogas John Walters incluso ha amenazado a Canadá con registros en las fronteras que retrasarían el tráfico al sur: "es mi trabajo proteger a los estadounidenses de amenazas peligrosas."
Pero las leyes contra las drogas son las verdaderas amenazas serias
a la salud y seguridad pública. La única manera de proteger
al público es garantizando el derecho de los enfermos de usar
marihuana y dejar de encarcelar a los fumadores de hierba que sólo
quieren recrearse. De nada serviría encarcelar a Rush Limbaugh
por sus aparentes transgresiones a la ley, al igual que todos somos
más pobres gracias a los millones de personas que han sido encarceladas
por la mal concebida guerra contra las drogas del gobierno. Debiéramos
tratar el uso de drogas como un asunto médico, moral, y espiritual-no
criminal.
Este artículo se publicó en National Review Online el 19 de diciembre de 2003.
Traducido por Constantino Díaz-Durán para Cato Institute.