Corea del Norte no es Irak

Por Doug Bandow

Cuando el subsecretario de Estado norteamericano, John R. Bolton, dijo que Corea del Norte debe "aprender la lección de Irak," el mensaje fue claro: Estados Unidos podría enviar a los Marines.

La administración Bush aparentemente cree que su posición de línea dura fue lo que causó que se organizaran las negociaciones llevadas a cabo recientemente entre Corea del Norte, China y Estados Unidos. Y si las pláticas salen mal, la declaración de Bolton implica que la guerra será una opción.

Pero debemos saber exactamente lo que Estados Unidos podría provocar; y no sería un conflicto expedito y con un mínimo de bajas al estilo iraquí. En cuanto a Corea del Norte, incluso un ataque militar limitado desataría casi con certeza una guerra de grandes proporciones en la península coreana, con pérdidas humanas masivas y una devastación total.

Corea del Norte ha admitido poseer un o dos armas nucleares, y ha procesado suficiente plutonio para fabricar otras. Más importante aún, violó el Acuerdo Marco de 1994, el cual congelaba su programa nuclear, y también ha tomado una serie de pasos crecientemente desafiantes.

Corea del Norte muy probablemente ha optado por este sendero debido a una variedad de razones. Su capacidad nuclear es la única razón por la cual otros países le prestan atención al que de otra forma sería un irrelevante Estado en bancarrota. Hasta el momento la opción nuclear les ha sido útil para conseguir sobornos, tales como cargamentos de combustibles y ayuda financiera. Además, desarrollar un arsenal nuclear podría ser la manera más segura de garantizarse que Estados Unidos no atacará.

Hace una década, muchos tomadores de decisiones en Estados Unidos hablaban alegremente sobre opciones militares para destruir el reactor de Yongbyon y otras instalaciones nucleares norcoreanas. Muchas personas, aparentemente incluido el presidente Bush, parecen estar haciendo los mismos cálculos otra vez.

No es de sorprender que los tomadores de decisiones en Seúl, ciudad que está al alcance de la artillería y misiles Scud norcoreanos, tengan una perspectiva diferente. Las autoridades en Pekín, Moscú y Tokio también se preocupan de una lluvia radioactiva, ataque de misiles, flujos de refugiados, agitación económica y caos regional. Aún en los países de la región más vulnerables a una Corea del Norte con armas nucleares no existe el ambiente para la guerra.

Corea del Sur es particularmente inflexible. Como presidente, Roh Moo Hyun dijo, "Para Washington, su principal interés yace en deshacerse de las armas de destrucción masiva y reestablecer el orden mundial, pero para nosotros es un asunto de supervivencia."

Algunos proponentes de una acción militar predicen que Pyongyang no tomaría represalias si se atacaran sus instalaciones nucleares. Otros proponen combinar dicho ataque militar con el uso o la amenaza de armas nucleares tácticas contra las fuerzas convencionales del Norte.

Pero atacar y asumir que el Norte no responderá sería una apuesta peligrosa. Un ataque militar podría fracasar en alcanzar todos los activos nucleares de Pyongyang, y atacar la instalación de reprocesamiento podría causar una lluvia radioactiva sobre China, Japón, Rusia y Corea del Sur.

Además, dada la política oficial de prevención de Estados Unidos, la designación de Corea del Norte como parte del "eje del mal," y la guerra con Irak, Pyongyang podría decidir que incluso un ataque militar limitado podría ser el inicio de una guerra en pos de un cambio de régimen.

En tal caso, declarar la guerra tendría sentido. Un análisis realizado por un desertor de alto rango, Cho Myung Chul, es particularmente perturbador. Al analizar la derrota iraquí en la Guerra del Golfo de 1991, los oficiales militares norcoreanos concluyeron que Bagdad fue demasiado defensivo. Cho relató la visión norcoreana de la siguiente manera: "Si estamos en una guerra, usaremos todo. Y si hay una guerra, deberíamos atacar primero, para tomar la iniciativa." Él estima los chances de una guerra general en un 80% como respuesta a incluso un ataque militar limitado a Yongbyon.

Desdichadamente, "todo" es una fuerza desalentadora: En adición a su gran ejército, el Norte posee artillería de largo alcance y lanzadores de proyectiles, hasta 600 misiles Scud y misiles No Dong de mayor alcance. Además, ha desarrollado un número y variedad importantes de armas químicas y quizás biológicas. Los estimados sobre el posible número de bajas llegan a más de un millón de personas.

También sería posible un ataque de represalia contra la base Yongsan de Estados Unidos, la cual se localiza en el centro de Seúl. Las metrópolis de Seúl e Inchon tienen casi la mitad de la población de 24 millones de habitantes de Corea del Sur, y es el corazón industrial del país. Se cree que Pyongyang está en capacidad de disparar hasta 500.000 obuses por hora a Seúl.

Washington difícilmente no respondería a un ataque a Yongsan, sin embargo, una represalia muy probablemente conlleve a una guerra general. Dicho escenario podría amenazar el control civil del ejército en Seúl. La percepción de que surcoreanos murieron porque Estados Unidos actúo en contraposición a los deseos de la administración Roh podría generar un conflicto entre Seúl y Washington.

Lidiar con Corea del Norte podría resultar uno de los desafíos más amargos para la administración Bush. La acción militar no ofrece una solución simple, sino que presagia una verdadera guerra de consecuencias devastadoras.

Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.