EE.UU.: Imperfecciones en la "tormenta perfecta"

Manuel Hinds aconseja no dejarse llevar por la sensación de pánico que predomina en la prensa internacional ya que las cifras de anteriores "sustos" (precio del petróleo y alimentos) demuestran que estos suelen ser exagerados.

Por Manuel Hinds

La quiebra de Lehman Brothers durante el fin de semana pasado ha llevado a apocalípticas predicciones de las consecuencias que tendrá en el mundo en general y en El Salvador en particular. Oyendo estas predicciones uno fácilmente imagina que los edificios de los bancos y la economía entera se disolverán como gelatina expuesta al calor, al sufrir los embates de lo que se ha llamado con el ya abusado término de "la tormenta perfecta". Es importante que usted no caiga en pánicos sustentados en lo que, presentado como opiniones expertas, no pasa de ser una colección de especulaciones sobre el curso que el futuro puede tomar —especulaciones que suenan lógicas pero que resultan estar muy lejos de la realidad.

Para ver lo lejos de la realidad que estas predicciones pueden estar, recuerde que hace apenas dos meses los medios describían "la tormenta perfecta" como una vorágine ascendente e imparable de los precios de los combustibles, de los comestibles y de los productos primarios en general, que iba a resultar en escaseces mundiales de arroz, frijoles, maíz, harina, etc., etc., etc. Si las predicciones hubieran sido ciertas, ya para este momento deberíamos tener colas enormes de gente tratando de comprar unas pocas libras de alimentos, y racionamientos como los que se observan en Venezuela. Pero los precios del petróleo y de los alimentos no sólo han dejado de subir, sino que han caído enormemente con respecto a los precios que prevalecían en julio, cuando las predicciones fueron hechas. No hay colas. No hay racionamiento. No hay crisis mundial de alimentos. Los que compraron alimentos en los mercados internacionales para especular, en vez de ganar perdieron su camisa. El petróleo ha subido en los últimos días. Sin embargo, está casi 30 por ciento más abajo que en julio. Si usted también creyó que el petróleo iba a subir para siempre y especuló habrá perdido la tercera parte de su dinero para ahora.

Aún más, los expertos instantáneos predijeron hace un año que, como la crisis estaba comenzando en los Estados Unidos, su Producto Interno Bruto (PIB) caería catastróficamente, arrastrando a todos los países dolarizados o del área del dólar, mientras que los países con otras monedas crecerían robustamente, particularmente los del área del euro. La realidad salió al revés de lo predicho con tanta exaltación. En verdad, la de Estados Unidos es la economía que más estaba creciendo a fines del segundo trimestre de este año entre los países desarrollados —note usted que lo está haciendo al 3,3 por ciento mientras que el área del euro, que todos decían que iba a crecer más rápido, está decreciendo al uno por ciento. El Salvador, que se iba a desmoronar como un salpor, sigue creciendo al 2,8 por ciento y sus exportaciones a un récord de 19,5 por ciento. Igualmente, las predicciones cataclísmicas dijeron que la inflación iba a ser peor en los países dolarizados y, como hemos visto repetidamente en esta columna, los países dolarizados en Latinoamérica son los que tienen las tasas de inflación más bajas del área.

La realidad también decidió contradecir a los expertos instantáneos con la tasa de cambio del dólar. El dólar se fortaleció desde la misma fecha, hace dos meses. La quiebra de Lehman Brothers resultó en una caída pero aún así, si usted, haciéndoles caso a las predicciones cataclísmicas hubiera vendido sus dólares y comprado euros a 1,59 dólares por euro (como estaba cuando se hicieron las predicciones), habría perdido el 8 por ciento de su dinero (en sólo dos meses), porque ahora 24 de septiembre está a 1,46 dólares por euro (mucho más bajo, aunque haya subido desde 1,39 el 12 de septiembre). Más aún, usted juraría que las tasas de créditos hipotecarios en Estados Unidos subirían inmediatamente desde que Lehman cayó. Pero Bloomberg reporta que han bajado con respecto a hace un mes, de 5,84 a 5,66 a 15 años, de 6,36 a 5,98 a 30 años.

Ciertamente, hay muchos problemas en la economía mundial. Y son problemas graves. Pero su evolución dista mucho de lo que las predicciones instantáneas dijeron que iba a pasar hace un año, cuando sus primeros síntomas aparecieron. Lo peor que puede hacerse en tiempos de crisis es tomar decisiones precipitadas sobre la base de predicciones inspiradas en el sensacionalismo. La mayor parte de las pérdidas en una crisis se deben a decisiones basadas en ese tipo de predicciones. No caiga usted en ese problema.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 26 de septiembre de 2008.