A los pobres no les importa la desigualdad de ingresos
Por Swaminathan S. Anklesaria Aiyar
La igualdad de oportunidades sigue siendo un sueño en la mayoría de los países en desarrollo.
La baja mundial del verano pasado en las bolsas de valores ha eliminado miles de millones de dólares en riqueza. Los accionistas millonarios han sido duramente golpeados, por lo tanto, la desigualdad en el ingreso mundial ha caído dramáticamente. Aún así, los pobres del mundo no están celebrando.
¿Por qué no? Durante muchos años, la creciente disparidad en los ingresos ha preocupado a los analistas alrededor del mundo. El New York Times ha escrito un editorial expresando su preocupación sobre lo que ha encontrado la Oficina de Censos en Estados Unidos: los salarios de los ricos en ese país parecen seguir aumentando más rápido que los salarios de los pobres.
A los políticos asiáticos les preocupa que el rápido crecimiento y el aumento en la desigualdad de ingresos empeoren los conflictos sociales. En la India 300 millones de personas continúan viviendo en condiciones de pobreza, mientras unos cuantos aparecen en la lista de millonarios de la revista Forbes.
Un estudio reciente del Banco Asiático de Desarrollo titulado “Desigualdad en Asia” indica que Nepal y China han sido testigos del aumento más importante en desigualdad dentro del continente. Ifzal Ali, economista en jefe del Banco Asiático de Desarrollo, dice que el aumento en la desigualdad en Asia podría destruir la cohesión social y provocar una guerra civil.
La baja en las bolsas de valores proporciona un experimento natural para probar esta tesis. A mediados de agosto, los cinco hombres más ricos de India perdieron poco más de $10.000 millones de dólares. Las pérdidas de todos los accionistas indios sumaron un total de $52.000 millones de dólares, casi la misma cantidad equivalente al PIB de Bangladesh. Ni siquiera los impuestos más draconianos hubieran podido reducir la riqueza de esa manera.
¿Están celebrando los pobres de la India? ¿Acaso la disminución en la desigualdad ha aliviado las tensiones sociales y calmado a los indios maoístas? ¿Ha hecho a los militantes de Cachemira menos militantes? La baja en Wall Street ha reducido la desigualdad entre Estados Unidos y África. ¿Acaso los africanos son más felices ahora o están menos dispuestos a continuar con los conflictos civiles? Pretender insinuar todo esto sería una falacia. Aún así, esta idea se encuentra afianzada en muchos análisis.
Muchos analistas piensan que la sociedad es más feliz cuando las desigualdades disminuyen y menos feliz cuando las desigualdades aumentan. La verdad es mucho más compleja. En una recesión económica, las utilidades caen mucho más rápido que los salarios, por lo tanto mejora la igualdad. Pero los pobres no disfrutan de las recesiones, porque no quieren perder sus trabajos. Prefieren prosperidad económica cuando las utilidades crecen mucho más rápido que los salarios, a pesar de que las desigualdades aumenten.
En la India, estados como Bihar y Orissa son sumamente pobres mientras que Maharashtra y Goa son ricos. Pero mientras los economistas se afligen por esta disparidad, los pobres de Bihar y Orissa no se preocupan. Ellos saben que sus penas no son causadas por los ricos de otros estados sino por terratenientes locales, gángsters y políticos. A los pobres les preocupa la desigualdad cuando las clases que dominan el lugar los mantienen oprimidos. No tienen ningún interés en empobrecer a los industriales en los estados ricos; prefieren enriquecerse ellos mismos. El alza repentina en las bolsas de valores genera empleos e inversión, por lo tanto los pobres lo acogen de buena manera.
Lo que los pobres quieren es una oportunidad para salir adelante. Muchos indios que viven en zonas urbanas tienen acceso a educación, electricidad, telecomunicaciones y por lo tanto se han visto beneficiados. Por otro lado, cientos de miles sobreviven en pueblos sin acceso a escuelas decentes, centros de salud, carreteras, electricidad o teléfonos. No tienen acceso fácil a los tribunales o a un buen gobierno.
En promedio, existe un 25% de absentismo entre los maestros en la India y peor aún es el caso del personal de salud. En las zonas rurales es mucho más alto este índice y ningún maestro en zonas urbanas desea irse al campo. El índice de alfabetización es del 65%, de los cuales la mitad de los que terminan la escuela son analfabetos en la práctica. Cuatro de cinco niños son anémicos. A través de los programas rurales de empleo se construyen millones de kilómetros de caminos de tierra, los cuales son lavados por el siguiente monzón. El suministro de electricidad no existe o es irregular, por lo tanto los kioskos de Internet en zonas rurales funcionan con paneles solares.
Tras décadas de independencia y miles de millones de dólares en ayuda externa, la igualdad de oportunidades continúa siendo un sueño en la mayoría de los países en desarrollo. La culpa la tienen tanto los gobiernos como las agencias de ayuda y tiene poco que ver con el surgimiento de industriales o las compañías de software.
El estudio del Banco Asiático de Desarrollo está en lo correcto al concluir que los gobiernos asiáticos deben hacer más para mejorar la igualdad de oportunidades. La vergonzosa exclusión de acceso a necesidades básicas en zonas rurales institucionaliza la desigualdad de oportunidades e impide a los pobres salir adelante. En zonas urbanas, las oportunidades han crecido en las últimas décadas, y la movilidad social y de ingresos ha mejorado. Pero los servicios en los pueblos y en algunos barrios urbanos son tan lamentables que estos lugares terminan capturando en la pobraza a sus habitantes.
Me indigna que 300 millones de indios sigan viviendo en la pobreza. Me indigna, no que unos cuantos indios se hayan convertido en multimillonarios, sino que muchos más no puedan salir adelante. Como mucha gente alrededor del mundo, mis compatriotas y yo no queremos acabar con los ricos. Sólo deseamos enriquecernos un poco más.
Este artículo fue publicado originalmente por El Universal (Venezuela) el 26 de septiembre de 2007.