Vivir con el cambio climático

Por Patrick J. Michaels

Reducir las emisiones de CO2 sería tremendamente costoso y tendría poco efecto.

No es ninguna noticia que los seres humanos han contribuido al calentamiento planetario que comenzó hace más de 30 años. Por casi un siglo, los científicos han sabido que una cantidad creciente de bióxido de carbono en la atmósfera eventualmente resultaría en un calentamiento que es más pronunciado en el invierno, especialmente en los días más fríos del invierno y en un enfriamiento de la estratosfera. Todo esto ha sido observado.
Sin embargo, para verdaderamente “hacer algo” respecto al calentamiento es una tarea herculeana. La publicación Geophysical Research Letters (Cartas de investigación geofísica) estimó en 1997 que si cada nación en la tierra cumpliese con el Protocolo de Kyoto de las Naciones Unidas acerca del calentamiento global, prevendría nada más que 0,216 grados F de calentamiento cada 50 años. La temperatura global varía más que eso de año a año, entonces eso ni siquiera es suficiente para ser medido. Climáticamente, Kyoto lograría nada.

En los últimos cuatro años, el senado ha votado dos veces en contra de legislación de “topes y comercialización”—auspiciada por dos senadores de Nuevo Mexico, el demócrata Jeff Bingaman y el republicano Pete Domenico—la cual fijaría cuotas en las emisiones de carbones y permitiría a las compañías comprar y vender las emisiones. Si se adoptase esta ley de topes y comercialización, la reducción sería aún menor a las contempladas en el Protocolo de Kyoto. En otras palabras, el senado se ha opuesto a la adopción de algo que haría menos que nada.

La cruda realidad es que si de verdad queremos alterar la trayectoria del calentamiento en el planeta de una manera considerable, tenemos que reducir emisiones por una cantidad extremadamente grande, y—una verdad que todos deberían conocer—nosotros simplemente no tenemos la tecnología para hacerlo. Ahuyentaríamos miles de millones de valioso capital de inversión en un fútil intento de evitar el calentamiento.

Consecuentemente, la mejor política es vivir con un modesto calentamiento global ahora y promover el desarrollo económico, el cual genera el capital necesario para la inversión en las tecnologías más eficientes del futuro.

Afortunadamente, tenemos más tiempo del que sugieren los alarmistas. El paso del calentamiento del planeta yace en el cálculo más lento de las proyecciones de las Naciones Unidas. En conjunto, nuestras simulaciones de computadora nos dicen que una vez que el calentamiento ha sido establecido, tiende a darse a un paso constante, no creciente. Confirmando esto, el paso ha sido notablemente constante, de 0,324 grados F por década, desde que el calentamiento comenzó aproximadamente en 1975. La noción de que debemos hacer “algo en 10 años”, repetida por una pequeña pero muy vocal banda de extremistas, goza de virtualmente ningún respaldo en la literatura verdaderamente revisada por científicos respetados.

En lugar de quemar nuestro capital ahora sin lograr una ganancia ambiental (¿Acaso alguien dijo “etanol”?), promovamos el desarrollo económico para que las personas puedan invertir en y lucrase de nuestro futuro más eficiente.

Las personas que invirtieron en compañías de automóviles que desarrollaron la tecnología híbrida han sido premiadas con creces en los últimos años, y no hay razón para pensar que los especuladores ambientales no serán recompensados en el futuro también.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.