La libertad económica detrás de las escenas

Por Milton Friedman

Entrevista a Milton Friedman

Prefacio al Sexto Informe de Libertad Económica en el Mundo, 2002.

Entrevista a Milton Friedman

Milton Friedman es Premio Nobel del economía y académico del Hoover Institution.


Prefacio al Sexto Informe de Libertad Económica en el Mundo, 2002.

La reunión de la red del Economic Freedom of the World a finales del 2001 en San Francisco volvió a reunir a dos de los principales impulsores del Proyecto de Libertad Económica: Milton Friedman y Michael Walker. La reunión, presidida por el Dr. Walker, permitió a los miembros del grupo de todo el mundo la oportunidad de preguntar directamente sobre el proyecto a Rose y Milton Friedman. El siguiente es un extracto editado de la discusión. También puede leer este documento en formato PDF aquí.


Milton Friedman: Estoy enormemente impresionado por la cooperación lograda entre tantos países en el Proyecto de Libertad Económica y por la diligencia con que Jim Gwartney y Bob Lawson han podido juntar las estadísticas en este impresionante surtido de conclusiones (serie “Economic Freedom of the World”).

Mirando hacia el futuro, considero que debemos ser cuidadosos en no sobredimensionar el papel que desempeña la libertad económica como fuente de crecimiento económico, comparado con el rol de la libertad económica como parte de la libertad, la libertad humana.

Hemos hablado de la libertad política y económica como que si fueran cosas completamente distintas, y no lo son. Creo que la gran tarea que enfrenta el proyecto de libertad económica será la de tratar de unir a las dos y elaborar un índice conjunto de libertad económica y política, especialmente en donde se combina una con la otra. Los derechos de propiedad no son únicamente una fuente de libertad económica. También son una fuente de libertad política. Eso fue los que nos hizo interesarnos en la libertad económica en el primer lugar. Algunos elementos del índice del Freedom House[1] me parecen inconsistentes con algunos elementos de nuestro índice, y pareciera ser útil el ver cómo tratar de conciliar ambos y ponerlos en la misma base filosófica.

Pregunta: Varios conceptos de la libertad están en juego. ¿Podría darnos sus pensamientos al respecto?

MF: He llegado a creer cada día más de que necesitamos elaborar tres clasificaciones en lugar de dos: libertad económica, libertad civil o social y libertad política. Hong Kong es el ejemplo clave de la importancia de dicha distinción. Hong Kong nunca ha tenido ninguna libertad política tal y como Freedom House la entendería. Recientemente ha tenido alguna, pero mientras los británicos tuvieron el control fue esencialmente una dictadura benevolente. Fue controlado por los funcionarios en la oficina de asuntos exteriores británica y, aún así, Hong Kong tuvo un alto nivel de libertad civil –libertad de expresión y asociación. Usted puede disfrutar de un alto grado de libertad social y un alto grado de libertad económica sin tener ninguna libertad política. Lo que no está claro es si Usted puede tener alguna libertad política sin tener alguna de las otras libertades.

P: Estas interrelaciones se relacionan en parte con la importancia del Estado de derecho, de hecho, con la imparcialidad del sistema legal en general. Si miramos a la caída del comunismo y la transición de una economía centralmente planificada a una economía de mercado, ¿qué hemos aprendido en la última década sobre la importancia de la libertad económica y de otras instituciones que podrían ser necesarias para sostenerla?

MF: Hemos aprendido sobre la importancia de la propiedad privada y del Estado de derecho como bases para la libertad económica. Justo después de que cayera el Muro de Berlín y que la Unión Soviética colapsara, se me preguntaba mucho: “¿Qué deberían hacer estos Estados ex-comunistas para convertirse en economías de mercado?” Y yo usualmente contestaba: “Se puede describir en tres palabras: privatizar, privatizar, privatizar.” Sin embargo, yo estaba equivocado. Eso no era suficiente. El ejemplo de Rusia nos demuestra eso. Rusia privatizó, pero lo hizo de una manera que creó monopolios privados –controles económicos centralizados privados que reemplazaron a los controles centralizados del gobierno. Resulta que el Estado de derecho es probablemente más básico que la privatización. La privatización no significa nada si no se cuenta con el Estado de derecho. ¿De qué vale privatizar si no se cuenta con seguridad sobre su propiedad o si no la puede usar como se quiere?

Nosotros nos jactamos en los Estados Unidos de que nuestro país es un bastión de la libre empresa, pero en realidad lo que podemos hacer con nuestra propiedad privada está severamente limitado. Para empezar, el gobierno toma una porción significativa, cerca del 40% de ésta para sus propósitos y, en ese sentido, somos casi 40% esclavos del Estado.

El camino de un gobierno centralizado a una verdadera sociedad privada de libre empresa posee tres componentes. Primero y el más importante de todos, el Estado de derecho, el cual se extiende a la protección de la propiedad. Segundo, propiedad privada dispersa de los medios de producción. Tercero, libertad de entrar y salir de industrias, libre competencia, libre comercio. Estos son esencialmente los requerimientos básicos.

Tenemos un interesante experimento en camino. De repente los países abandonan el control centralizado en un intento por alcanzar la economía de mercado. Hemos tenido en los últimos 10 años un maravilloso conjunto de información con el cual intentar analizar cuáles son los requerimientos esenciales para tener éxito en dicha aventura. La mera eliminación del comunismo no convierte a un país a la libertad.

P: Los derechos de propiedad intelectual están bajo ataque. ¿Podría extenderse en esto?

MF: El asunto sobre los derechos de propiedad intelectual es muy complicado. La libertad de expresión es lo opuesto del copyright, lo que significa que no se puede tener derechos de copyright. Además, la propiedad intelectual es diferente a la propiedad física: en ambos casos se tiene un monopolio pero el monopolio sobre la propiedad intelectual es totalmente diferente porque el reproducir la propiedad viene generalmente a un muy bajo o ningún costo marginal. Se está respaldando un precio monopólico, como si fuera, que limita la producción a niveles menores que el óptimo social. Usted no puede estar a favor del copyright infinito. Esencialmente es un problema de un acuerdo práctico, si se tiene 17 años, 25 años, 10 años, 50 años.

P: No entiendo su distinción entre libertad política y social.

MF: Estaba pensando en la libertad política esencialmente como el modo de representación en la estructura política, el derecho al voto, la definición de la democracia como la sociedad en donde los servidores públicos –la gente que determina la política pública- son electos mediante el voto de los ciudadanos. Eso es libertad política. Ese es el tipo de libertad que Hong Kong no tiene. Por libertad civil me refiero a la libertad de hablar, libertad de asamblea, libertad de expresar sus puntos de vista- lo que llamamos derechos humanos. Me parece que son obviamente diferentes. La diferencia más importante es de que se puede tener libertad económica y civil sin tener libertad política, pero me parece dudoso si se puede tener algún tipo de libertad política efectiva sin tener libertad económica, sin tener alguna fuente independiente de poder en oposición a la autoridad conferida.

P: ¿Cómo medimos al Estado de derecho? Yo no creo que éste sea solo procedimientos. Lo que en realidad importa es el sostén en el comportamiento social, la honestidad, las costumbres y demás. En China, los aspectos formales del Estado de derecho son bastante atroces. Pero si se trabaja en China, como yo lo hice frecuentemente, se da cuenta de que existen ciertos fundamentos que datan de hasta 2000 años atrás que apuntalan el Estado de derecho en una manera más informal. No se le miente a los vecinos, por ejemplo. Se le podría mentir al Estado en China o a foráneos pero se es honesto y leal con la gente en su vecindario. Me gustaría preguntarle cómo podríamos promover estas reglas informales y qué tan importantes son éstas como bases de la sociedad, en contraposición con las protecciones de procedimiento formales del Estado de derecho.

MF: Realmente no sé como contestar eso. Ese no es un tema en el cual pueda pretender haber realizado mucho trabajo, pero está claro que lo que está escrito en el papel no es lo que importa. Lo que cuenta es lo que sucede en la práctica. Muchos de los países en Latinoamérica copiaron la constitución de Estados Unidos palabra por palabra pero estas constituciones no tuvieron el mismo efecto en esos países como lo tuvo aquí. Las formas en sí mismas no son suficientes. No es un tema fácil. Es una de esas cosas que “Se sabe cuando se ve”, incluso cuando no se le puede definir. Se puede tener dos países que parecieran tener en los libros la misma ley, sin embargo los resultados son muy distintos.

P: El punto que fue hecho sobre la libertad económica, la cívica y la política ha llegado a ser muy, muy importante y relacionado al asunto del Estado de derecho. Yo doy una clase para el departamento de asuntos internacionales de Princeton y este otoño nuestra clase concluyó en un punto muerto. ¿Cuál es la mejor manera para reformar—reforma política como en Rusia o reforma económica como en China?

MF: Comparando esas dos medidas, pareciera que China ha realizado un mejor trabajo pero es muy difícil hacer cualquier predicción de largo plazo porque el sistema chino es sumamente inestable. En el todo, no es deseable tener que depender en un dictador benevolente. La mayoría de las dictaduras no son benevolentes y las que son generalmente no duran. Cuando se tiene una transición de una dictadura a otra, ésta no permanece benevolente.

P: Me pregunto si no estamos llegando a una paradoja difícil en estas tres relaciones. Consideremos a un país que sufre de una ausencia de libertad política pero con libertad económica y ciertas libertades civiles que permiten que la libertad económica florezca. El adquirir libertad política se convierte en un problema porque el gobierno ve que mantener la libertad económica es más importante que ciertas libertades políticas.

MF: Yo no creo que la situación pueda ser descrita de la manera en que Usted lo hace. En mi opinión, la expansión de la libertad económica traerá en consecuencia mayores libertades políticas. Si se ve lo que está sucediendo en China claramente parece ser el caso ahí. En los altos niveles del gobierno no se ha tenido lo que Freedom House llamaría libertad política, pero ya se está obteniendo algo de ésta en los niveles inferiores. En las villas y pequeños pueblos se están dando más y más elecciones, existe un mayor movimiento hacia la libertad política en ese sentido. Así que no creo que la situación sea una en donde haya que sacrificar la libertad económica para tener libertad política. Creo que es al revés. Entre más se pueda promover la libertad económica, habrá más apoyo, habrá más presión por un grado considerable de libertad política.

P: ¿Cree Usted que a lo largo de los años algo haya cambiado en nuestro concepto de la libertad económica?

MF: No creo que el concepto de libertad económica sea de algún modo diferente. Pero creo que nuestro entendimiento de las relaciones entre la libertad económica, civil y política es más sofisticado de lo que era antes. Cuando “Capitalism and Freedom” fue publicado en 1962, era claro: libertad política versus libertad económica. Fue únicamente las experiencias de países como Hong Kong y Singapur las que me llevaron a creer que en realidad necesitamos tener una distinción tripartita, en lugar de una distinción de dos vías. Pero el mundo real es complicado. Hay una frase escrita a la entrada de uno de los edificios de ciencias sociales en la Universidad de Chicago: “Cuando no se puede medir algo, su conocimiento es débil y poco satisfactorio.” En el procedimiento de medición se encuentra que medir es una forma de definición. No es simplemente que haya libertad económica allá afuera para ser medida. En el proceso de medirla, vamos a definir lo que la libertad económica es. No sabemos en realidad lo que tenemos, lo que la libertad económica es, al menos de que hayamos llegado al punto de intentar medirla y ver en qué variables consiste y qué significa cada una de ellas. A lo largo del tiempo hemos llegado a un entendimiento mucho más sofisticado de a lo que nos referimos cuando hablamos de libertad económica.

P: Una cosa es estar preocupado con los países emergentes y sus esfuerzos en adquirir libertad y el Estado de derecho. Para mí es de igual preocupación lo que está sucediendo en naciones maduras en donde el Estado de derecho está siendo suplantado por el imperio del Estado administrativo y regulador. Estamos perdiendo las libertades económicas debido a esta transformación. Mi preocupación es de que una vez que se adquiere el Estado de derecho, mantenerlo en cualquier manera significativa es difícil.

MF: No hay duda alguna de que eso es así. Hay una fuerza poderosa del gobierno para expandirse. Todo el mundo está a favor, y dice estar a favor de los mercados libres y la empresa privada. Pero eso es lo que dicen. Si se mira a lo que está sucediendo en la mayoría de los países del mundo—o en mucho de ellos de todas formas—el tamaño del Estado está creciendo, no disminuyendo. Aquí en Estados Unidos hemos vivido un período afortunado en el cual dividimos al gobierno. Como resultado, no tuvimos muchas leyes nuevas. La economía creció y el Estado no creció, y el gobierno decreció un poco como fracción del ingreso. Pero eso es un fenómeno temporal. El gobierno Leviatán es el peligro básico para la libertad económica, política y civil.

P: ¿Estaría Usted de acuerdo en que ha habido algún movimiento hacia la liberación en, por ejemplo, los mercados de intercambio y financieros internacionales, el cual promueve la liberalización en otras áreas?

MF: Ha habido liberalización del comercio, pero no va todo en una sola dirección. ¿Fue liberalización del comercio la creación del Mercado Común Europeo? Éste liberó el comercio interno y puso mayores restricciones al comercio externo. El Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, como todos estos acuerdos comerciales, posee elementos de distorsión comercial así como de creación comercial. El comercio mundial ha crecido más rápidamente que el ingreso mundial y eso parece sugerir mayor comercio internacional. Aún así, la gente habla del libre comercio pero no siempre lo apoya. El señor Bush está hablando sobre un impuesto de “dumping” en el acero. Totalmente absurdo. Y se hace en el nombre del libre comercio.

No tengo duda de que el comercio liberaliza y que la influencia de Occidente a través del llamado mundo subdesarrollado ha sido promovida más por Coca Cola que por la cooperación internacional y las embajadas estadounidenses. Así que no tengo ningún desacuerdo con la proposición general pero tengo problemas en describir el movimiento como uno únicamente hacia un comercio más libre.

P: Yo tengo una pregunta sobre algo con lo que hemos luchado desde el puro principio: ¿Cómo podemos determinar el tamaño del Estado que es compatible con la libertad? Reconocemos que sin alguna estructura de gobierno la libertad no puede existir. Por el otro lado, el Estado crece rápidamente hasta el punto en donde uno pierde su libertad.

MF: Creo que el tamaño óptimo del gobierno es el Estado que controla cerca del 10% del ingreso nacional. Eso es mucho menos de lo que actualmente tenemos y vamos en la dirección equivocada. No hay ninguna manera objetiva de calcular el tamaño óptimo del Estado. Yo lo hago sobre las siguientes bases:

Viendo hacia atrás cuando Gran Bretaña dominaba al mundo, durante el tiempo del jubileo de la Reina Victoria en 1899, el gasto gubernamental era del 10% del ingreso nacional. La Iglesia a lo largo de los siglos siempre ha favorecido las donaciones, que también son del 10%. En Estados Unidos antes de la Gran Depresión, con excepción de las principales guerras, el gasto total del gobierno (federal, estatal y local) nunca excedió el 10% del ingreso nacional. En Hong Kong, durante su período de verdadera libertad económica, antes de que los chinos tomaran el control, el gasto estatal tendía a ser del 10% al 15% del ingreso nacional. Como una fracción del ingreso, el gasto gubernamental en Hong Kong está tendiendo a aumentar, lo cual va a crear verdaderos problemas.

También considero que existe un verdadero problema en medir el tamaño del gobierno. El tamaño del Estado no se determina únicamente por lo que está registrado como gasto gubernamental sino también por las reglas y regulaciones estatales. En Estados Unidos, yo diría que la mitad del gasto es controlado por los gobiernos al nivel federal, estatal y local. Así que estamos muy distantes del ideal del 10%.

P: Usted ha sido un académico en el Hoover Institution. Tengo entendido que cuando Herbert Hoover fundó el Hoover Institution su motivación fue la profunda preocupación por la relación entre la guerra y el totalitarismo. Estaba la guerra y la ausencia de la libertad. ¿Cree Usted que el índice sería más instructivo si examinara las relaciones entre la libertad económica, o la falta de ésta, y aquellas sociedades envueltas en la guerra? El incremento en el tamaño del Estado usualmente viene en la forma de una serie de efectos escalonados como resultado de emergencias nacionales, reales o imaginarias. Y cuando estas emergencias pasan, el gobierno permanece grande.

MF: Ciertamente es una pregunta muy importante. La guerra es amiga del Estado. La guerra lleva a una expansión en el rol del Estado. Cuando la guerra culmina, el Estado muy raras veces retorna a los niveles en los que estaba anteriormente. En Estados Unidos éste creció un poco durante la guerra civil. Durante la Primera Guerra Mundial sucedió lo mismo. En la Segunda Guerra Mundial pasó otra vez. Actualmente estamos viendo ese fenómeno nuevamente. Lo que se dice sobre la guerra contra el terrorismo ha llevado a la remoción de todas las restricciones en el gasto estatal. El presupuesto del gobierno estadounidense está a punto de explotar. Estamos gastando dinero de manera imprudente y no imprudente. La relación entre la guerra y la libertad económica merece mayor investigación.

MW: En el Fraser Institute hemos investigado la relación entre la libertad económica y ambas, la guerra civil y externa. Calculamos las probabilidades de que un país se viera envuelto en una guerra. Los resultados muestran que, en cualquier momento de la historia de guerras, entre más libertad económica adopte un país, menos probabilidades tiene éste de verse envuelto en una futura guerra, ya sea interna o externa.

En este contexto quiero presionar a Milton un poco sobre la idea del tamaño óptimo del Estado. Milton dijo que deberíamos pensar sobre el tamaño del Estado que sea más compatible con la libertad –que envuelve el menor grado de coerción hacia la ciudadanía. Aún así, un estado de guerra es la oportunidad para que el gobierno logre que todo el mundo esté de acuerdo con la expansión del tamaño del Estado, ya que la gente se siente amenazada.

MF: El tamaño óptimo del Estado sí depende de la situación militar. El tamaño ideal del Estado no es el mismo para Israel que para muchas de las otras naciones. Israel está en problemas en parte porque su gobierno es muy grande. Israel ha sido un Estado sumamente controlado y regulado, muy lejano del libre mercado. Parte de esto envolvía discriminación hacia los vecinos árabes de Israel. A este país le hubiera ido mucho mejor si hubiera tenido mucho más libre comercio con sus vecinos árabes y si hubiera intentado menos el restringir el comercio. Cuando Israel ganó la guerra de 1967 y conquistó el territorio adicional de la Ribera Occidental, el gobierno tuvo a los generales manejando el territorio y ellos lo hicieron sobra la base del laissez-faire. Tuvieron muy poco problema. Recuerdo haber estado allá y haber sido llevado por la Ribera Occidental por un general. Él me señaló que a los funcionarios públicos se les permitía aceptar tanto la moneda jordana como la israelí. Tenían permiso de usar la moneda israelí y jordana. Había en esencia libre comercio. Todo funcionaba bien. Pero, principalmente por razones internas para restringir el comercio, se impusieron regulaciones discriminatorias. En un caso como el de Israel, la existencia de un problema específico requiere de un Estado más grande. Pero su gobierno excesivamente grande ha empeorado el problema, no lo ha mejorado.

MW: Muchas gracias por compartir sus ideas con nosotros.

Nota

[1] Freedom House es una organización internacional sin fines de lucro que calcula las libertades políticas y civiles a través de los países.

Traducido por Juan Carlos Hidalgo para el Cato Institute.